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fin al régimen del dictador

El CNT domina Libia y acaba con la incertidumbre de Gadafi

Tras la caída de sus dos últimos reductos, la captura del exlíder suponía una necesidad para poner fin definitivo a la guerra civil

HÉCTOR VÁZQUEZ

Jueves, 20 de octubre 2011, 15:48

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La caída definitiva de Sirte junto a la toma de Bani Walid el pasado día 17 de octubre, dejaba una incierta situación en Libia, liberada por completo del poder de su exdictador, Gadafi, pero bajo la incógnita de su paradero. Sin embargo, su captura ha puesto punto final a una guerra civil que ha dejado al país totalmente desolado.

El avance rebelde parecía no tener ya freno desde su entrada triunfal en el palacio presidencial de Muamar Gadafi en Trípoli y así se ha constatado esta semana con la caída definitiva de los dos últimos reductos del exlíder libio.

Antes de la llegada del dictador al poder, la ciudad de Sirte no era más que un desértico lugar de pescadores. Tras su alzamiento en 1969, en cambio, Gadafi modeló el enclave a su antojo, construyendo en ella grandes edificios y lujosas viviendas para él y su familia. Ahora, 42 años después, la ciudad que fue testigo de su nacimiento en 1942, se ha convertido en la representación del final de su mandato, herido y sin apoyos.

El CNT ya había apuntado en anteriores ocasiones que Sirte podría ser uno de los últimos escondites dentro de Libia en los que podría estar el exlíder. Su captura hoy, ha demostrado que Gadafi mantuvo en todo momento su palabra de permanecer en el país y caer junto a los suyos en la misma ciudad que le vio nacer.

Fortaleza bajo tierra

Durante meses se había especulado con que Gadafi podría permanecer oculto en Libia gracias al conocido como 'el gran río hecho por el hombre', una faraónica obra de ingeniería diseñada por el propio coronel en 1984 para, supuestamente, suministrar de agua procedente de los acuíferos saharianos a las grandes ciudades como Trípoli o Bengasi.

En la construcción de esta magnífica infraestructura que pronto se convirtió en uno de los baluartes de su gestión, se sospecha que el exlíder libio podría haber edificado una auténtica fortaleza bajo tierra formada por cientos de kilómetros de túneles para garantizar su propia seguridad ante la creciente hostilidad de los países occidentales hacia su régimen.

Pese a que la OTAN, que ya ha avisado de la pronta finalización de su misión, ha asegurado en más de una ocasión que la prioridad de la liberación de Libia no exigía la captura de su exmandatario, la CNT siempre ha mantenido viva la esperanza de poder apresarlo y juzgarlo dentro del país para poner fin a su etapa y a la feroz guerra civil que ha asolado al país.

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