Nottingham añora a Robin Hood

Robin Hood es el héroe de Nottingham, y si viviese hoy en día, no tendría que irse muy lejos de su ciudad para dar sentido a su lema vital: robar a los ricos para dárselo a los pobres. En Nottingham quizá no haya muchos ricos a los que robar, pero pobres entre los que repartir, sí, más que en ningún lugar del país. Según la Oficina Nacional de Estadísticas, esta ciudad del noreste, con poco más de 300.000 habitantes, fronteriza y desindustrializada, es la más depauperada del Reino Unido.

Mientras la media de ingresos por hogar después de impuestos, pero sumando subsidios, se sitúa en el conjunto del Reino Unido en 16.304 libras (18.775 euros), en Nottingham solo es de 10.834 libras (12.686 euros). Y dentro de la ciudad, el barrio de Meadows es el que muestra más a las claras la miseria. Sus aproximadamente 8.000 habitantes, la mayoría de ellos miembros de minorías étnicas y con un alto nivel de jóvenes, viven en muchos casos gracias a las ayudas públicas y a la caridad y pese al plan anunciado por el Ayuntamiento de Nottingham para invertir allí 235 millones de euros, las condiciones empeoran año a año.

Vivo en una prisión, explica muy gráficamente un vecino del barrio, Michael. En un reportaje publicado por bbc.com, este veinteañero cuenta que lo único que se puede permitir es comer guisantes y tostadas y beber té. Sé que no es saludable, pero es barato, agrega este joven, que según cuenta, se dedica a perder el tiempo porque no tiene nada mejor que hacer.

Todos los testimonios recogidos en Meadows van en la misma línea. Si te fijas, a las tres y media de la tarde, la gente va por la calle en bata. Es deprimente, cuenta Rachel Oldfield, una madre soltera de 35 años con un trabajo a media jornada de administrativa.

Otro vecino, Abdul Haq, enfermo de artritis y diabetes, confiesa que su único sueño es escapar a cualquier sitio. No he tenido vacaciones en los últimos seis años, le cuenta al periodista Brian Milligan, que después de indagar en todos los rincones de Meadows, ha encontrado la metáfora de lo que podría ser este barrio. Meadows ha llegado a la final de la prestigiosa competición Britain in Bloom, que prima a los mejores jardines del país. Si las rosas pueden florecer entre el cemento y la desesperación, entonces Meadows podrá conseguir este reto.