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S. TORRES
Martes, 24 de septiembre 2013, 13:54
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Nadie diría que a Miley Cyrus le gusta madrugar. Parece de temperamento noctámbulo y bohemio. Sin embargo, ha adelantado una hora su entrevista y a las ocho de la mañana tiene firme a toda la prensa en un hotel de Berlín. A altas horas de la madrugada, vociferaba en su cuenta de Twitter: Cant sleeeep! (No puedo dormir) y, un poco más tarde: Pido disculpas por adelantado a los periodistas si mañana vomito durante alguna entrevista. Antes había contado que la comida le había sentado mal y que echaba de menos su casa. A Miley no le ha gustado nada Berlín y se quiere ir. Cuanto antes, mejor. Lo ha dicho ya en varios idiomas. Así que prefiere no dormir y despachar a la prensa para adelantar su vuelo a Los Ángeles.
Antes de entrar en la suite donde se hará la entrevista, su agente de prensa me suelta la retahíla de temas que no se pueden tocar: ni una palabra sobre Hannah Montana, la serie de televisión que la lanzó a la fama (se pone malísima); ni una mención al divorcio de sus padres (le sienta fatal); tampoco a sus planes de boda (parece que atraviesa un mal momento con su guapísimo novio, el actor Liam Hemsworth) ni a su traído y llevado compromiso de castidad. Finalmente, se abre la puerta. Miley sonríe, como casi siempre. Bajo su minishort de tela vaquera asoman unas piernas delgadísimas. Parece relajada.
Si la noche en blanco le ha dejado mala cara, está sepultada bajo un maquillaje 'nude' o bajo la energía de sus... (Más información en mujerhoy.com)
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