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El pianista británico Derek Paravicini. / Foto: Paco Campos (Efe) | Vídeo: Atlas
Un piano para comunicarse con el mundo
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Un piano para comunicarse con el mundo

Derek Paravicini, ciego y autista, ha encontrado en este instrumento un modo de trasladar sus sentimientos a la gente que le rodea

EFE

Viernes, 31 de enero 2014, 22:57

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Derek Paravicini es un virtuoso del piano pero para él tocar este instrumento va más allá de la música, es la única forma que tiene de comunicarse con la gente porque este británico, de 34 años, es ciego y autista y por eso, dice su profesor, Adam Ockelford, nunca está solo cuando interpreta.

"La música es su pegamento social, lo que le permite comunicarse" asegura Ockelford, profesor del joven durante cerca de 30 años. "Derek ama la música, pero más importante que su amor a la música es que ama a las personas. Y la música es la forma de llegar a ellas", añade.

Afable y educado, Paravicini interpreta de memoria al piano las melodías que los periodistas le piden en un encuentro en el que se ha presentado la iniciativa de la Fundación Orange de traer a España a este músico y a su profesor para explicar cómo la música ayuda a los niños que padecen autismo.

Y es que Derek tiene un repertorio de decenas de miles de piezas que puede tocar en cualquier estilo y tono, música a la que aporta su creatividad y que innova constantemente, ya que es la forma que tiene de comunicarse con la gente que le rodea.

Una increíble historia de superación

Nacido prematuramente, con 25 semanas y poco más de un kilo de peso, perdió la vista y posteriormente se descubrió que presentaba rasgos de autismo severo. Pero con apenas 2 años empezó a tocar él solo el piano.

"Conocí a Derek cuando tenía 5 años", relata Adam Ockelford, entonces profesor de la escuela Linden Lodge para ciegos en Londres. "Estaba al piano, y él me empujó y empezó a tocar. Parecía que quería tocar todas las notas a la vez, utilizando golpes de artes marciales, codos y su propia nariz. Como no podía ver, no sabía cómo debía tocar pero yo nunca había visto a nadie, y mucho menos a un niño, tocar con tanto entusiasmo", agrega.

El profesor tenía un difícil reto: "¿Cómo podía enseñarle si no me dejaba acercarse a su piano? Como era pequeño, le cogía, le llevaba a un rincón y eso me daba diez segundos para regresar corriendo al piano y tocar unas notas, hasta que él llegaba", un juego que le pareció interesante porque el niño "no entendía las palabras pero sí entendía muy bien la música".

A su lado, el joven músico remarca todas las afirmaciones que va realizando su profesor, que continúa con la historia de este niño que a los 10 años tocó junto a la Royal Philarmonic Pop Orchestra su primer gran concierto, el primero de muchos otros que lleva interpretando desde entonces.

Primera visita a España

Porque a Derek le gusta tocar en público y así lo demuestra en su primera visita a Madrid y a España, donde esta tarde interpretará un concierto y participará en un taller en el Colegio Oficial de Médicos de Madrid, en el que Adam Ockelford dará una conferencia para educadores, médicos y profesores.

El profesor se dio cuenta de que muchos niños con necesidades especiales tenían una extraordinaria habilidad para la música, línea de trabajo que le llevó a establecer la teoría "zygonic" del entendimiento de la estructura musical, que sostiene que la imitación, algo que puede darse en cualquier campo de la percepción sonora y en todos los niveles, es la máxima potencia en música.

Pero lo que hace especial a este joven ciego y autista es que no copia la música, sino que introduce su personalidad en ella. Mientras habla con algún periodista, el profesor continúa pendiente de Derek que interpreta de memoria las melodías que le van pidiendo y de vez en cuando le anima con alguna palabra para que sepa que se encuentra cerca.

Aunque sea una canción que desconozca, si su melodía es repetitiva o sencilla, a Derek le basta escucharla una sola vez par poder interpretarla. Si es más larga y complicada, necesita varias horas para poder tocarla al piano de memoria. "Compuse un concierto para él con 11.000 notas para tocar con orquesta y solo necesitó 50 horas para saber su parte", dice.

Lo más sorprendente es que puede acordarse de la música que le pidió una determinada persona aunque hayan transcurrido muchos años, explica Ockelford durante la rueda de prensa, en la que Derek contesta algunas preguntas y subraya las explicaciones de su profesor: "I did, yes" (Lo hice, sí), señala cuando su maestro recuerda alguna de sus vivencias. Ockelford insiste en la necesidad de que se "escuche" a los niños que padecen el transtorno del autismo: "todos quieren comunicarse".

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