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Jordi Salas Salvadó.
«No hay obesidad que dé felicidad»

«No hay obesidad que dé felicidad»

Catedrático de Nutrición y una eminencia en la materia, recibirá hoy el galardón asturiano de manos de Santiago Grisolía

PACHÉ MERAYO

Miércoles, 28 de enero 2015, 00:30

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Embajador vitalicio de la Dieta Mediterránea, convencido de que su aplicación en nuestras mesas nos aleja de la muerte y de las enfermedades cardiovasculares en una proporción a tener muy presente, Jordi Salas Salvadó esta hoy en Asturias. Ha venido a recibir, de manos del profesor Santiago Grisolía, el Premio Dupont de la Ciencia, logrado por sus importantes trabajos de investigación en materia de nutrición y por «su gran experiencia en diversos aspectos epidemiológicos, clínicos y básicos relacionados con la obesidad». Catedrático de Bioquímica y Biotecnología de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de Reus de la Universitat Rovira i Virgili y presidente de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética, asegura que la clave de una buena alimentación está en «planificar la compra».

-Todos sabemos lo importante que es la buena alimentación. La teoría está aprendida, ¿por qué nos cuesta tanto llevarla a la práctica?

-Cuanto más alto es el nivel social y la educación mayor es la concienciación sobre lo determinante de una buena alimentación. Pero lo cierto es que vivimos en un mundo que va tan rápido que no tenemos tiempo ni para pensar. La conciencia existe, pero nos cuesta dar los pasos hacia ella. Hay que pararse a planificar la compra.

-¿Planificar la compra es la clave?

-Sí, es una de las claves para llevar una buena dieta. Antes la gente lo hacía. Hace 30, 40 o 50 años todo el mundo sabía en casa lo que se comía los lunes, los martes, los miércoles... Eso nos permitía comer con cierto equilibrio. Ahora hay que comprar comida preparada para toda la semana.

-¿Realmente la comida precocinada es tan mala? ¿Cuáles son las consecuencias reales en nuestra salud?

-Los preparados tienen grandes cantidades de grasas saturadas, de azúcar y de sal. Precisamente para que duren más se les añade sal. Y esa ingesta de cantidades superiores a las que necesitamos es incluso más peligrosa que todos los problemas de toxicidad, como la salmonela. Es sabido y está demostrado que los problemas cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer están asociados a esa ingesta.

-Uno de los proyectos en los que ha trabajado, el Predimed, buscaba demostrar esa máxima.

-Y lo consiguió o mejor dicho lo conseguimos, porque ningún trabajo importante se hace en soledad. De hecho este premio que recibo es también para todo el equipo con el que trabajo. El Predimed, que habla de la prevención con dieta mediterránea, es un proyecto sobre metabolómica y diabetes concedido por el National Health Institute de Estados Unidos, en el que trabajamos de 2003 a 2010 para demostrar que el patrón dietético mediterráneo de los años sesenta tiene unos beneficios para la salud cardiovascular importantísimos. Tras esos años y el estudio con 7.400 personas de alto riesgo, divididos en dos grupos, uno con una dieta de aceite de oliva y frutos secos y otro con dieta baja en grasas de todo tipo, la conclusión fue clara. El primer grupo permitió cifrar la merma de riesgo en un treinta por ciento.

-Usted ha dicho en alguna ocasión que la idea de que la caloría engorda está anticuada.

-Y lo está. Hace años decíamos que tanto colesterol tomábamos, tanto teníamos. Ahora sabemos que sumar calorías no engorda. Depende del origen, por ejemplo si toma doscientas calorías de frutos secos a media tarde se absorben mucho mejor que unos cereales al desayuno, aunque tengan las mismas calorías.

-Hablando de engordar, ¿es tan preocupante el nivel de obesidad que estamos alcanzando como se dice?

-Mucho. En España llega ya al treinta por ciento y eso supone un problema muy grave. Cuando más desarrollado es un país mayor es su índice de obesidad.

-Es decir, que la precariedad y la crisis son un factor de aumento.

-Sin duda. La crisis está asociada al aumento de la obesidad y a las enfermedades cardiovasculares. Y esto solo está empezando.

-Hay quien asocia la gordura con la felicidad... ¿Qué opina?

-Que no hay obesidad que dé la felicidad. Puede haber alguna excepción, no le digo que no, pero yo que trato a muchas personas cada día le aseguro que los problemas de una persona obesa son muchos y no solo físicos, sino también psíquicos.

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