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Michael Carroll, con el cheque de su premio. Y siete años después, tras habérselo gastado todo.
La historia de Michael, el hombre que ganó once millones en la lotería y los perdió en siete años

La historia de Michael, el hombre que ganó once millones en la lotería y los perdió en siete años

Las malas inversiones, el derroche y, sobre todo, los malos hábitos (drogas, prostitución, fiestas...) están detrás de la mayoría de historias de grandes premios y retornos meteórico a la pobreza

Paco Huguet

Viernes, 5 de febrero 2016, 10:22

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Una persona con un suelo medio pensará que, si le toca un gran premio a la lotería, sería imposible gastarlo todo en poco tiempo. Pues es posible: las malas inversiones, el derroche y, sobre todo, los malos hábitos (drogas, prostitución, fiestas...) están detrás de la mayoría de historias de grandes premios y retornos meteórico a la pobreza. Uno de los casos más conocidos es el del joven británico Michael Carroll, al que le cayeron casi 9,8 millones de libras (unos 11 millones de euros en la época, 12,7 al cambio de hoy) y se los fundió en siete años. Hoy, hace galletas en una fábrica, según informa Las Provincias.

Esta semana se estrena en Francia la película 'Los Tuche 2, el sueño americano' (ver tráiler en Youtube) sobre una familia de paletos a la que le tocan 100 millones de euros y que recuerda, a mayor o menor distancia, la de otros ganadores reales, investigados por Monique y Michel Pinçon-Charlot en su libro 'Los millonarios de la suerte', que estudió los casos conocidos de ganadores de la loto en distintos lugares de Europa. En España no es muy habitual que salgan a la luz los afortunados de grandes botes (no ocurre así con la el Gordo de Navidad), pero es muy habitual verlo en Estados Unidos, Reino Unido y otros países de la UE.

Pascal Brunes ganó en 2004 el que todavía es el premio récord caído en la Gironda francesa. Este carnicero de Begles, comuna justo al sur de Burdeos, dejó su trabajo después de que le tocaran 26,2 millones en Euromillones. Jugador de los de verdad, era amante de los bólidos. En 2009 fue detenido con 2 gramos alcohol en sangre al volante de su Ferrari. Era reincidente y no se le ocurrió otra cosa que intentar sobornar a los policías que lo pararon. Condenado a tres meses de prisión, su familia contó al Journal du Dimanche, que a Pascal incluso le había robado en la calle, entre empujones e insultos. Incluso, un empleado que contrató para tareas en su casa le birló 20.000 euros. La puntilla para su debacle fue una mala inversión, promovida por su hermano, en un hotel. La cosa acabó en los tribunales y bastante mal.

Otro caso en Francia que nos recuerda Metronews.fr es mucho más reciente. Jacques y Martine Riez no se avergonzaban de reconocer ante las cámaras de France 3 su arrepentimiento por haber ayudado a sus familiares, después de que le tocara un millón y medio de euros en el año 2000. Después de haber repartido dinero, nadie les ayudó cuando en 2008, ya en la cincuentena, les llegó una orden de desahucio de la vivienda social que ocupaban, con sus dos hijos. Dilapidaron su premio a base de gastar y de no invertir nada. Hoy, Jacques es discapacitado y cobra un pensión de 800 euros y Martine cobra 930 como conductora de un autobús escolar.

Mucho menos le ha quedado a Michael Carroll. Una combinación de derroche, drogas, alcohol, prostitutas y coches de lujo. 'El rey de los canallas' fue lo que se puso en uno de sus bólidos, de la marca Mercedes. Se gastó en su parque móvil 650.000 euros. Y en joyas, le robaron unos 165.000. Al día siguiente se compró lo mismo en piezas de oro. Se compró una mansión de medio millón de eurosa y organizaba fiestas de cinco días para sus amigos con un kilo de cocaína, 500 dosis de éxtasis y 200 de ácidos, además de 500 gramos de cannabis.

Prontó se enganchó al crack y se gastaba unos 3.000 euros al día. Se calcula que se gastó 400.000 euros en drogas. "Mi camello tiene más de premio que yo", reconocía sin tapujos. En sexo dilapidó unos 160.000 euros: unas 2.000 prostitutas en total, con hasta cuatro diferentes al día.

Después de perderlo todo, se quedó con una pensión de 42 libras a la semana como subsidio del paro y decía que era más feliz así que rico. Un año después trabajaba en una fábrica de galletas. Medio como The Sun han publicado que tuvo dos intentos de suicidio. De los los casi 13 millones que le tocaron en 2002 ya no le quedaba nada en 2009, incluido el millón largo que metió en el equipo de su vida, el Glasgow Rangers.

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