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Lancy Dodem en Gijón.
«La gente lo tiene todo, pero no sonríe»

«La gente lo tiene todo, pero no sonríe»

Lancy Dodem fue el primer niño apadrinado por la Fundación Vicente Ferrer | Hoy participará en un acto abierto al público en el Museo del Ferrocarril, mañana estará en Avilés y el viernes en Gijón-Sur

Azahara Villacorta

Martes, 5 de abril 2016, 03:51

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Lancy Dodem dice que nació en 1979, pero, acto seguido, confiesa: «Es inventado, porque, cuando nací, no me registraron». Así que, en realidad, nadie tiene certeza del año en el que Lancy vio la luz en el distrito de Anantapur, estado de Andhra Pradesh, al sur de la India. Y nadie la tiene porque sus padres eran dalits, «intocables», el escalafón más bajo del sistema de castas, abolidas oficialmente en 1950 pero «que todavía perviven. Sobre todo, en la India rural».

Contaba ayer Lancy en su visita a la Redacción de EL COMERCIO, recién aterrizado en Gijón, que los dalits son los condenados de generación en generación «a hacer los trabajos más duros, los que no pueden mirar a los miembros de las castas más altas ni siquiera tocar su sombra, los que tienen prohibida la entrada en el templo y en la escuela».

A esa sociedad llegaron Vicente y Anna Ferrer hace casi 50 años para poner el sistema patas arriba «y remover conciencias». Ycomenzaron por pequeños como Lancy, el primero de los niños acogidos por el matrimonio cuando su padre murió y su madre tenía que «mantener con seis euros al mes una familia de seis miembros». Ylo hacía. «Porque las mujeres son como velas, capaces de encender otras velas, mientras que los hombres son como bombillas».

Vicente («un hombre de acción»), y Anna («una visionaria») le abrieron las puertas de la educación, «sin duda la base del desarrollo», explica Dodem, que hoy a las 19 horas participará en el gijonés Museo del Ferrocarril en un acto organizado por la Fundación Alimerka abierto a todo el público, porque este hombre que desde 2001 vive a caballo entre Barcelona y Anantapur se ha convertido en el portavoz en España de la ONG.

«Lo primero que me llamó la atención cuando llegué fue, sobre todo, que en Occidente la gente lo tiene todo pero no sonríe, porque les falta una parte espiritual, algo que no tiene nada que ver con la religión. En la India, en cambio, miles de personas no tienen ni siquiera para comer una vez al día, pero todo el mundo sonríe», recuerda aquellos primeros momentos de difundir la labor de Vicente y Anna en el país que aporta más fondos a sus proyectos.

Esa es su misión:contar «que se puede erradicar la pobreza a largo plazo». Un mensaje que también lanzará mañana en el salón de actos de la Cámara de Comercio de Avilés (a las 19.30 horas), donde presentará su libro Mi viaje al Norte en un acto organizado por el Aula de Cultura de LAVOZ DE AVILÉS, mientras que el viernes asistirá a las siete en el Centro Municipal Integrado Gijón-Sur a la proyección 14.000 km. El camino de Anantapur, que relata el viaje que el realizador de televisión Fran Ventura emprendió en bicicleta desde Madrid al sur de la India en 2014 y que finalizó con la entrega de más de 120 bicis para «que las niñas y los niños de la zona fuesen e la escuela». YLancy remarca lo de las niñas varias veces, consciente de que, «para muchas familias indias, tener una hija todavía es visto como una ruina».

Las claves para «conseguir un mundo mejor» que él aprendió de Vicente son tres:«La primera, creer en la providencia, en el sentido de creer en ti mismo y en lo que quieres hacer. Que, aunque vengan dificultades, hay que seguir hacia adelante. La segunda, que una acción buena nunca se pierde. Siempre provoca algún efecto en algún sitio y el mundo necesita buenas acciones. Yla tercera es el perdón. Siempre hay que perdonar a la gente y darle otra oportunidad».

Eso cuenta este hombre que también estará en La Felguera y en varios colegios y que defiende que Ferrer «no ha muerto porque pensaba en los demás 24 horas», con lo que «encontró su felicidad, ayudó a tres millones de personas y escolarizó a 130.000 pequeños que hoy tienen su mismo sueño». Con microcréditos a mujeres, apadrinamientos a niños (solo en Asturias hay 3.000 padrinos y madrinas)o el proyecto para combatir el VIHen el que participa Alimerka, por el que más de 9.000 clientes donan cada mes el vale descuento que reciben a iniciativas sociales. «Pedimos ayuda a la gente de Asturias, porque su pequeño gesto es muy importante. Con los 18 euros que cuesta un apadrinamiento, aquí te compras una camiseta o sales a cenar, pero en la India 18 euros son el sueldo de un maestro y permiten salvar muchas vidas».

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