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La versión de los acusados de una violación en San Fermín: «Ella dijo que podía con los cinco»

La versión de los acusados de una violación en San Fermín: «Ella dijo que podía con los cinco»

Su versión de los hechos ha salido hoy a la luz pese a que fue el pasado 2 de septiembre cuando comparecieron ante el juez. Según los jóvenes, la presunta víctima controlaba la situación en todo momento

elcomercio.es

Martes, 20 de septiembre 2016, 20:55

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La declaración de los cinco jóvenes sevillanos acusados de violar a una joven de 18 años en las fiestas de San Fermín ha salido hoy a la luz. Los acusados, en prisión desde que días después de los hechos fuesen detenidos, testificaron ante el juez el pasado 2 de septiembre pero los detalles de su versión de lo sucedido no había transcendido.

Según su relato, los hechos no ocurrieron como narró la presunta víctima. Aunque inicialmente todos coinciden en cómo se conocieron, a medida que transcurren las declaraciones, la historia cambia por completo. Tanto que, según los acusados, la presunta víctima estaba en todo momento de acuerdo con practicar sexo con los cinco. «Ella dijo que podía con los cinco», aseguró uno de ellos. También aseguraron que en todo momento era ella quien controlaba la situación y quien decidía con quién quería estar, tal y como recoge ABC.es.

Dos versiones diferentes, una única verdad

La víctima y el presunto violador comienzan su declaración describiendo el momento del encuentro. En ambos casos, se pueden encontrar ciertas similitudes en su conversación inicial y el lugar en el que se encontraban. A partir de ese momento, las dos versiones difieren rotundamente.

En la declaración realizada por uno de los supuestos agresores, el acusado especifica que «al principio se sentó conmigo y comenzó a comentar la fiesta, lo bien que estaba (...). Me presenté y le dije: "¿Qué haces aquí sola?". Y me dijo que su primo y su amigo se habían ido a dormir y que ella quería seguir de fiesta».

Esta sería la parte en la que ambos testimonios coinciden, puesto que la víctima declaró que «a las 3.00 de la mañana los amigos de la universidad con los que fui a Pamplona se perdieron y me senté en un banco. Había un chico que estaba hablando con tres chicos más que estaban de pie. Me preguntó qué hacía en San Fermín, cómo me llamaba, de dónde era... Tenía acento andaluz».

Sin embargo, a partir de este momento, en lo único en lo que ambas versiones coinciden es el lugar en el que acontecen los hechos. Según uno de los agresores, la conversación comenzó a subir de tono a medida que se iban conociendo: «Cuando le dije que era sevillano me dijo: '¡Ah! Me encanta vuestro acento, me encanta como sois, yo nunca he estado con un sevillano (...)». «Le dije que no estaba con un sevillano normal. A lo que ella se rió y dijo que las cosas habría que demostrarlas».

A partir de ahí todo difiere. Por una parte, ella les comunicó su intención de retirarse de la fiesta e irse a dormir, mientras que ellos declararon que ambos comenzaron a plantearse mantener relaciones sexuales. El acusado ha testificado que advirtió a la víctima en tono de humor que ellos eran cinco para una, a lo que ella respondió: «Eso me da igual, yo puedo con dos, puedo con cinco y con lo que haga falta».

La versión de la víctima sobre esto es completamente diferente: «Dije que me marchaba al coche a dormir y dijeron que me acompañaban porque ellos también iban a pasar la noche en su coche. No me dijeron dónde tenían su coche ni cómo se llamaban. Los tres amigos iban por delante mientras yo iba hablando por detrás con el que tenía un reloj con la esfera muy grande».

Un único punto en común: el lugar de los hechos

Después de esta conversación, tanto la víctima como los supuestos agresores comenzaron a andar en una misma dirección. Al parecer, los acusados intentaron entrar en un bar y más tarde en una discoteca, sin éxito. Finalmente, consiguen entrar en un hotel: «El vigilante de seguridad no les dejó entrar porque no estaban en la lista de clientes», declaró la víctima.

En este momento, la Policía le preguntó a la joven por qué no le extrañó el hecho de que intentasen entrar en un hotel después de haberle dicho que iban a pernoctar en el coche, a lo que la víctima respondió que en aquel momento no le dio ninguna importancia. Ante esto, el acusado ha negado de manera rotunda todo y se ha declarado inocente de las acusaciones: «Ella estaba tan metida en buscar un sitio como nosotros».

Acusados de una violación múltiple

El momento más importante de ambas declaraciones es en el que describen el encuentro sexual. Según la víctima, comenzó a ver comportamientos extraños e intentó darles esquinazo, pero ellos se empeñaron en acompañarla. Momento en el que llegaron a una calle donde vieron a una chica que entraba en un portal y uno de ellos se apresuró a sujetar la puerta.

«Era el único sitio donde no había nadie y queríamos ir todos a ese sitio... ella también». El acusado declaró que la víctima entró por su propio pie y negó rotundamente que fuese forzada y obligada a entrar en el portal. De nuevo ambas declaraciones difieren: «Al llegar al portal el chico con el que estaba hablando y otro me metieron en el portal. Traté de zafarme pero no pude. Además no podía gritar porque el chico del reloj me tapó la boca», declaró la víctima.

Respondiendo a esto, el supuesto agresor argumento que «en silencio estábamos todos por los vecinos... no se le tapó la boca, ella era la primera que mandaba callar para no armar jaleo y que no se enterasen los vecinos».

«Trato humillante»

El momento más tenso de la noche comenzó en el que los cinco sevillanos comenzaron supuestamente a violar a la víctima: «Me rodearon los cuatro, me tiraron al suelo, me quitaron el sujetador y, mientras, me sujetaban la boca para que les hiciera una felación. Posteriormente me penetraron los cuatro. No recuerdo si fue anal o vaginal».

El supuesto violador lo niega tajantemente: «Ella se empezó a besar con uno y a levantarle la camiseta... yo me acerqué por detrás a darle besos en el cuello (...). Ella fue decidiendo con quién estaba en cada momento... ella era el centro». También quiso aclarar que la víctima era la que mandaba y la que elegía a quien quería en ese momento: «Ni la agarramos, ni la hicimos sentir mal... todo lo contrario. Si ella llega a decir que NO, hubiéramos parado... ella participaba como una más».

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