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A. cubillas
Martes, 28 de marzo 2017, 10:57
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No hubo presión policial en la confesión de Miguel Ángel Muñoz, el asesino de la peregrina Denise Pikka. Ni presión policial ni coacción alguna. Todo lo contrario.
Según han relatado este martes la confesión fue voluntaria, avivada por un clima de comodidad generado en un momento en el que se daban circunstancias determinantes: una entrevista sin presencia policial y sin estar esposado.
Fue cuando las dos forenses le trasladaron que su relato era inverosímil y falso. Y a partir de ahí, su confesión.
Traumatismo craneoencefálico
Miguel Ángel Muñoz, según esta declaración, mostró un relato de lo sucedido voluntario y éste se ajustaba a la realidad de lo ocurrido en aquellas dramáticas fechas.
En la sala de la Audiencia Provincial también se ha advertido que según el informe forense Denise murió por un traumatismo craneoencefálico de tal gravedad y con lesiones tan severas que eran incompatibles con la vida.
Además se determina, según el citado informe, que la muerte fue una muerte violenta homicida porque el cuerpo estaba escondido, desnudo, en posición forzada, con las manos amputadas, cambiado de sitio y con lesiones incompatibles con la vida.
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