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Graciano García, en el Reconquista en una foto actual, y en 1997, con Gabriel García Márquez.
QUÉ ES DE...«A este mundo le faltan versos»

QUÉ ES DE...«A este mundo le faltan versos»

Graciano García, director emérito de la Fundación Princesa de Asturias

M. F. ANTUÑA

Domingo, 21 de mayo 2017, 02:01

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Director emérito y vitalicio de la Fundación Princesa de Asturias, a Graciano García (Moreda, 1939) le va la marcha, la poesía de la vida, la épica del esfuerzo, la belleza del arte, la pasión por la cultura, le va mirar atrás con nostalgia y adelante con optimismo, le va el facebook, donde tiene cinco mil amigos y dos mil seguidores, y le va seguir activo viviendo la historia pasar ante sus ojos.

-Dice que no se jubila porque no le deja el Rey.

-Es verdad. El Rey me dijo que quería que estuviera hasta el final de mis días en la Fundación. Es un gesto de gratitud y confianza. Y yo se lo devuelvo con gratitud y lealtad.

-O sea, que va a morir con las botas puestas.

-Voy a morir feliz. Siendo consciente de que he tenido una vida honrada, con altura de miras y siendo fiel y leal a los valores que me inculcaron.

-¿Cuáles?

-Los que vi en mi pueblo, en la gente de la Cuenca. Eso ha guiado mi vida. Hay un recuerdo de los mineros de mi época, que exigían no prejubilaciones anticipadas, no reinvindicaciones laborales, que también, sino escuelas, maestros y libros para los niños. Eso para mí fue una siembra de cultura a la que soy leal. La cultura es dignidad y esperanza. Y la idea de la Fundación brota de ahí.

-¿Cómo era ese guaje de Moreda?

-Un estudiante sin especial brillantez, pero que aprobaba todo en junio. Me gustaba mucho el deporte, el río sobre todo, donde tengo recuerdos imborrables. Fui un avanzado pescador furtivo de truchas a mano, lo que me costó alguna multa de la Guardia Civil.

-¡Tiene usted historial delectivo!

-Tengo, tengo... La infancia de Moreda fue feliz. Me influyó mucho mi abuelo David, que me enseñó cosas fundamentales: me decía que fuera bueno, honrado y consecuente con la palabra dada y así no tendría miedo a nada bajo el cielo.

-¿Y tiene miedo a algo?

-Creo que no.

-¿Ni ahora ni nunca?

-No. Y eso que yo fui periodista en otra época. A mí un jefe de la Política Social me llamó a su despacho para decirme que en España había que empezar a volver a fusilar otra vez. Me tocó vivir la represión y la falta de libertad.

-¿Se siente testigo de excepción de la historia reciente?

-Sí. La vida sin libertad no tiene sentido y hubo que conquistarla, así se hizo y acabó en una Transición de extrema generosidad. Es un error que algunos traten de empequeñecerla. Y yo me siento muy orgulloso de haber participado de alguna forma.

-Poca gente puede presumir de haber visto crecer al Rey.

-Son regalos de la vida. Es algo que ha influido mucho en mi forma de ver las cosas. Le conocí de niño y ahora es jefe del Estado.

-Si le dicen aquel día que dio su primer discurso que se iba a casar con una asturiana, ¿se lo cree?

-Los milagros existen, que una idea mía prosperase y se convirtiera en la Fundación es uno de ellos. Otro, que una compañera nuestra, periodista de TVE, un año me haga una entrevista y al siguiente entre en el Teatro Campoamor convertida en Princesa de Asturias. Es algo muy especial.

-O sea, que le prestó que se casara con una asturiana.

-Por supuesto. Su abuela me dijo que ella es fortaleza, inteligencia y bondad. Y creo que es así.

-¿Se anima a escribir sus memorias?

-Decía Sabino Fernández Campo que estar próximo a las altas instancias obliga a la lealtad y el silencio.

-¿Pero vale más por lo que calla?

-Si te callas no te obligas a desdecirte o mentir.

-¿Algún secretillo de Estado guarda?

-No. Pero he visto momentos maravillosos, como facilitar una entrevista en Arafat y Rabin de trascendencia histórica. Yo he conocido a las personas que han influido en la historia de la humanidad de este tiempo, desde Mandela a Gorbachov, Adolfo Suárez... Y algunos muy cercanos, como Severo Ochoa, con quien llegué a tener una relación tan especial que él me llamaba nietu y yo a él abuelo.

-¿Quién le impactó más?

-Mandela y Rabin. Isaac Rabin fue caminando del Hotel de la Reconquista hasta el teatro. Me dijo que le había llamado la atención cómo los asturianos se vuelcan con los premiados y que un pueblo con esos sentimientos no puede temer al futuro.

-¿Por qué Mandela?

-Porque se le veía la grandeza.

-Ahora sea malo. ¿Se enfadó con Dylan por no venir?

-No. Sabíamos que no podía venir. Pero no enredó con nosotros como hizo con el Nobel, nos mandó una carta muy hermosa y quiso la escultura de Joan Miró, que es una de los grandes patrimonios de la Fundación. Ese fue otro milagro.

-¿Por qué?

-Yo fui a verle y a pedirle un símbolo para los Premios. Me dijo que lo haría por cariño a Asturias y por admiración a la Corona. Fue una persona inolvidable y nos hizo un símbolo, que tengo que reconocer que la primera vez que lo vi no me gustó, pero ahora me parece de una belleza inmensa.

-¿Algún premiado le habrá salido rana?

-No. Hubo momentos raros. Por ejemplo, Umbral en el escenario abriendo el sobre con la dotación económica... Pero en general no recuerdo ni un solo mal gesto por parte de un premiado. Al contrario, hubo cosas muy guapas. Claudio Magris cuando iba a coger el coche para ir al teatro, había muchísima gente y preguntó ¿esa manifestación para quién va?

-Pues ahora sí que hay manifestaciones.

-Prefiero ser prudente. Me siento avergonzado de que ocurra eso en mi tierra, de esos espectáculos delante del teatro con expresiones que son irreproducibles. La libertad siempre tiene unos límites y no se puede insultar a personas que muchas veces se han sacrificado por un mundo mejor. Espero que algún día quede como un mal recuerdo en la historia de esta ciudad.

-También será historia de la ciudad el día que venga Leonor.

-Vendrá cuando esté en condiciones de asumir el papel de pronunciar su primer discurso, que espero que sea aquí en Asturias. El Rey sabe manejar los tiempos.

-¿Entiende a los republicanos?

-Por supuesto. Los respeto. Soy monárquico porque quiero lo mejor para mis hijos y mis nietos, porque sé que con este rey habrá democracia y solidaridad. En eso creo yo.

-Tiene muchos amigos, ¿enemigos?

-Si los tengo, que supongo que sí, no me interesan. Yo me dedico a la poesía.

-¿Por encima de todo es poeta?

-Por encima de todo soy periodista. Para mí es la profesión más hermosa del mundo. La poesía es una forma de expresarme. Antes escribía sobre lo que veía y ahora sobre lo que siento. Y lo hago porque estoy convencido de que al mundo le faltan versos y le sobran fanatismo, rencor y codicia. La poesía es esperanza.

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