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La antimesoterapia

La mesoterapia ha demostrado a lo largo de más de 60 años sus beneficios y resultados innegables en multitud de campos de la medicina, no solo en el tratamiento de la celulitis

Ignacio Ordiz García

Jueves, 1 de febrero 2018, 12:14

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Hace ya algunos años, Dr. Michel Pastor se quejaba de que la clase médica sometiese a la Mesoterapia a una especie de “conspiración de silencio” que hacía que no fuesen reconocidas sus resultados terapéuticos en campos de la medicina tan importantes como la otorrinolaringología, la oftalmología, la dermatología o la alergología, y adelantaba el hecho de que “algún día, la mejoría de las técnicas permitiría divulgar los conceptos básicos de la Mesoterapia”, buscando siempre el beneficio del paciente.

No se podía imaginar que el gran avance que han supuesto para la sociedad en general, y para la medicina en particular, las mejoras en las comunicaciones fuesen a contribuir casi tanto a la difusión de la Mesoterapia como a su descrédito, popularizándola hasta la vulgaridad y simplificándola a su utilización en el tratamiento de la celulitis minimizando las demás indicaciones.

Después de unos años de aparente indiferencia por parte de otros países que no fuesen los de la Cuenca Mediterránea, particularmente Francia, Italia y España, la Mesoterapia dio el gran salto atlántico y comenzó su expansión americana prácticamente desarrollando sólo su utilización en el tratamiento de la celulitis, lo que para nosotros es “la menos mesoterapia de las Mesoterapias”.

El desarrollo de la “red de redes” ha popularizado tanto esta indicación bizarra de la Mesoterapia que se ha banalizado de forma peligrosa, llegando a “reinventar” un modus operandi que no coincide con el que siempre nos dio excelentes resultados y enormes satisfacciones.

La ignorancia, la desidia o la codicia, tal vez todas ellas juntas, hacen que algunos desaprensivos saquen partido de la buena fe de las personas y se dejan llevar por sus intereses espurios. La mesoterapia se ve así seriamente amenazada e incluso perseguida en algunos países que la asimilan exclusivamente al tratamiento de la celulitis y al uso de falsos medicamentos dotados de acciones peligrosísimas, está siendo atacada por la relajación de los principios elementales, la ignorancia de sus fundamentos, la dejadez en el cumplimiento de las normas de seguridad básicas, así como por el conflicto de intereses económicos con otros sectores de la medicina tanto o más mercantilizados, y el uso de falso medicamentos elaborados por laboratorios con muy bajos escrúpulos que se lucran rápidamente incumpliendo la normativa sanitaria.

En este sentido consideramos que Internet es uno de los enemigos más poderosos de la Mesoterapia, el mundo virtual alberga páginas engañosas y desinformativas, aunque también existen aquellas donde se expone información verídica y contrastada al respecto.

Añadamos a esto el hecho de que Internet es un auténtico “mercado persa” donde se puede adquirir todo tipo de mercaderías, incluidos supuestos medicamentos que se escapan a cualquier control por parte de las autoridades sanitarias.

Se pueden ver testimonios de pacientes que han utilizado tal o cual producto, destacando el ahorro que supone el poder ser administrado por el propio paciente y sin aparentes efectos colaterales. En un alarde de “prurito profesional”, en alguna de estas páginas se destaca el hecho de que los productos que se venden no son “Made in China”, como si esto les otorgase un halo de distinción y de seriedad.

Si intentamos comprar a través de estas páginas, en ningún momento se nos solicitará otro número que no sea el de nuestra tarjeta de crédito.

Toda esta confusión ha llevado a que algunas especialidades como la Cirugía Estética, vea amenazado su nicho económico y se “cuelgan” en Internet lo que pudiéramos denominar “contrapáginas” en las que se resaltan los graves efectos colaterales que suponen ese tipo de prácticas sin supervisión médica o control sanitario de alguna clase. En estas “contrapáginas” se sigue asimilando la Mesoterapia exclusivamente con el tratamiento de la celulitis y con el uso de sustancias como el desoxicolato sódico, pero curiosamente, los web master que diseñan y manejan estas páginas no tienen la precaución de filtrar sus anunciantes, de tal modo que si a través de ellas queremos comprar productos de mesoterapia nos enlazan con las ya conocidas páginas donde podemos comprar de todo sin que nos pregunten nada, incluido el desoxicolato/fosfatidil colina que tantos problemas ha dado en todo el mundo.

El uso de este producto recibe distintos nombres de fantasía, como Lipodissolve o “Liposucción sin cirugía”. Podemos encontrar fácilmente páginas y foros donde acuden pacientes que han comprado el producto en cuestión a través de la red y que preguntan cómo deben inyectárselo, con qué técnica, en qué momento se empiezan a notar los efectos, cuántas inyecciones por sesión, etc., etc., y las respuestas son de lo más surrealista porque las dan personas que ya han comprado el producto o lo van a comprar y que no tienen los más mínimos conocimientos médicos.

El caso es que cualquier persona que tenga acceso a una conexión a Internet y una tarjeta de crédito puede adquirir prácticamente cualquier producto fuera del control sanitario, y ejemplos de famosos como Michael Jakson que disponía de “cuentas secretas” prueban esta falta de control. Son escasísimos los casos en los que las Administraciones Sanitarias llegan a sancionar este hecho.

Todas estas circunstancias conllevan, como no puede ser de otra forma, una gran alarma social. El colectivo médico en general lo rechaza, aparece diariamente en la prensa, tanto televisiva como escrita y da origen a multitud de problemas legales, pero no parece que disminuya su expansión.

La confrontación de intereses económicos con otros colectivos y especialidades médicas es muy evidente, y no puede ser de otra manera cuando la mal llamada “Mesoterapia” se presenta como una alternativa más económica y más segura que la liposucción, e incluso del botox.

La respuesta del colectivo médico atacado en sus intereses económicos no se hace esperar y es hasta cierto punto lógica y estaría justificada siempre y cuando se ciñese a la realidad y no mezclase churras con merinas, reduciendo la Mesoterapia únicamente al campo en el cual son atacados, resaltan los efectos secundarios graves, las iatrogenias deformantes, las infecciones por mycobacterias, etc., llegando a prohibir la práctica de la Mesoterapia en algunos países como Puerto Rico.

Distintas sociedades científicas e incluso la FDA, reinciden en la confusión de equiparar Mesoterapia con inyecciones lipolíticas, contribuyendo así a la desinformación de lo que realmente es la Mesoterapia y sus aplicaciones.

Si nos ceñimos a la realidad, teniendo en cuenta que España es uno de los principales países donde las intervenciones de cirugía estética son más frecuentes, moviendo un mercado valorado en unos 800 millones de Euros al año, no se presentan datos estadísticos precisos sobre el porcentaje de intervenciones quirúrgicas que dan resultados catastróficos, pero se producen unas 1000 demandas anuales por malpraxis.

Ello se debe en parte a que la Cirugía Estética también está “contaminada” por páginas web que anuncian intervenciones “low cost” y similares. Un porcentaje no desdeñable de pacientes acuden a esas consultas con unas expectativas que son inalcanzables y cuando “caen” en manos de según qué profesional pueden acabar muy mal, incluso pagándolo con su vida.

En definitiva, Internet ha sido uno de los principales avances de la Humanidad pero también un caldo de cultivo de la desinformación, del bandolerismo que nos puede conducir irremediablemente a problemas legales y al descrédito.

La Mesoterapia ha demostrado a lo largo de más de 60 años sus beneficios y resultados innegables en multitud de campos de la Medicina y no solo en el tratamiento de la celulitis.Su eficacia ha llevado a que algunos desaprensivos, valiéndose de la buena reputación y prestigio de la técnica inyectiva, la equiparasen a prácticas ilegales que ponen en peligro la integridad física de los pacientes que son utilizados como cobayas de laboratorio en un desprecio total de sus derechos recogidos en la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial.

Ello conlleva al desprestigio de la Medicina Estética en general y de la mesoterapia en particular por lo que está en nuestras manos su defensa luchando contra esas situaciones o seguir permitiéndolas o incluso, lo que es peor, fomentándolas.

La Asociación de Medicina Mesoterápica Iberoamericana tiene claros tres principios fundamentales de la terapia: No inyectar cualquier “cosa”, no inyectar a cualquier paciente, no inyectar de cualquier modo

Por lo que se insiste en la necesidad imperiosa de una sólida formación médica y en una información rigurosa al paciente utilizando para ello cualquier método de difusión.

Solamente con buena praxis se puede defender a la mesoterapia de sus enemigos.

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