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El orgasmo femenino, de la utilidad al puro placer

El orgasmo femenino, de la utilidad al puro placer

Investigadores de Yale descubren que originariamente su función era la de facilitar la ovulación de la mujer

Borja Robert

Lunes, 1 de agosto 2016, 15:06

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Un equipo de investigadores de la universidad de Yale (EE UU) cree haber encontrado una explicación al origen evolutivo del orgasmo femenino. Sospechan, tras estudiar fenómenos similares en otros mamíferos, que es un vestigio evolutivo de mecanismos que, hace millones de años, favorecían la ovulación. Y que, aunque ahora ya no cumple esa función, ha quedado en el desarrollo humano como el apéndice, las muelas del juicio o el coxis.

En las mujeres no existe una relación directa entre el orgasmo y la reproducción, en el sentido de que pueden quedarse embarazadas sin tenerlos. En el caso de los hombres, sin embargo, este fenómeno está casi siempre asociado a la eyaculación. La mejor explicación hasta la fecha es, simplemente, que es un acicate adicional para el sexo y, por tanto, un estímulo para tener más hijos. Sin embargo, el de ellas es, por lo general, mucho más difícil de experimentar, por lo que siempre han existido dudas sobre si esta es la única explicación.

A menudo, los que han investigado el asunto se han concentrado en el papel que cumple dentro de los comportamientos humanos y de grandes primates. «La mayoría se han centrado en las pruebas de la biología humana y en los cambios provoca en el cuerpo, más que en su origen evolutivo», explicó Gunter Wagner, coautor del trabajo y miembro del Instituto de Biología de Sistemas de Yale.

Estos investigadores de Yale, sin embargo, centraron su trabajo en identificar en otras especies los rasgos fisiológicos que acompañan al orgasmo femenino. Es decir, una fuerte descarga neuroendocrina de dos sustancias: prolactina y oxitocina, dos hormonas. Buscaron este fenómeno en otros mamíferos y descubrieron que, en muchos, está asociado a la ovulación.

Tras estos resultados, los investigadores proponen que el orgasmo femenino pudo haber evolucionado como una adaptación destinada a favorecer la reproducción. Como una respuesta que, hace millones de años, inducía a la ovulación. Y que dejó de ser relevante pare este proceso cuando se cambió a una ovulación regular y pautada, independiente del sexo.

«No siempre es fácil identificar rasgos homólogos entre especies diferentes, puesto que pueden cambiar de forma sustancial durante la evolución», afirmó Mihaela Pavliev, coautora del trabajo e investigadora del Centro para la Prevención de Partos Prematuros del Hospital Infantil de Cincinnati (EE UU). «Creemos que esta cascada hormonal es lo que caracteriza ese rasgo que denominamos orgasmo femenino; lo que nos permite rastrearlo a lo largo de la evolución de las especies».

Estudiando además la anatomía de los genitales femeninos mostró, además, que junto a la evolución de la ovulación espontánea, el clítoris se movió desde su lugar original en el canal copulatorio a su situación actual. Un cambio que, sostienen, es lo que ha hecho que, anatómicamente, sea más difícil lograr «ese reflejo neuroendocrino que conocemos como orgasmo».

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