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Un juez luso considera que las mujeres «autónomas y modernas» no pueden ser víctimas de violencia doméstica

Un juez luso considera que las mujeres «autónomas y modernas» no pueden ser víctimas de violencia doméstica

Polémica en el país vecino por la sentencia de un magistrado que absuelve a un hombre de malos tratos después de numerosas palizas

EL COMERCIO

Gijón

Lunes, 11 de diciembre 2017, 11:25

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El juez portugués Carlos Oliveira está en el centro de una tremenda polémica en el país vecino. Y todo por una sentencia en la que absuelve a un hombre acusado de violencia doméstica porque la víctima es «una mujer moderna, consciente de sus derechos, plenamente autónoma y con salario propio», premisas que a su parecer le otorgan la facultad de abandonar la relación si tan descontenta estaba.

El fallo no cesa de levantar la indignación entre los colectivos feministas.

Los hechos se remontan a 2014, cuando una mujer casada presentó una denuncia contra su marido después de varios años de palizas. Entre los numerosos episodios, la empujó escaleras abajo, y hasta fue el culpable de un aborto que tuvo, principal consecuencia de una de sus habituales palizas.

Las pruebas en contra del esposo, quien dormía con una escopeta debajo de la cama, comenzaron a acumularse a lo largo de las investigaciones policiales: un sinfín de amenazas,SMS, huellas físicas de los malos tratos, etc.

«El adulterio de la mujer es un gravísimo atentado al honor y la dignidad del hombre. Existen sociedades en las que la mujer adúltera es lapidada hasta la muerte. En la Biblia, podemos leer que la mujer adúltera debe ser castigada con la muerte», se atrevió a especificar el juez en cuestión a lo largo de la sentencia.

Las reacciones no se hicieron esperar: convocatoria de diversas manifestaciones de protesta, los obispos le pidieron que no se le ocurriera invocar más las Sagradas Escrituras, los juristas solicitaron que se le impida juzgar otros conflictos de semejante índole, las asociaciones feministas en pie de guerra.

Pese a la evidencia documentando los hechos, cuando se celebró el juicio el magistrado del Tribunal de Viseu mostró mayor interés en el testimonio del acusado, quien sostuvo que nunca había pegado a su mujer, y que sólo tenían discusiones agitadas, con algún «forcejeo mutuo» por medio.

Los abogados de la víctima intentaron desmontar la versión del marido, presentando una grabación de una llamada que hizo a su mujer prometiendo que no volvería a pegarle, pero el juez rechazó admitir el audio en evidencia. Tampoco pareció prestar especial atención a las declaraciones de la madre y varias amigas de la víctima, quienes fueron testigos directos de los malos tratos, y cuando la mujer prestó declaración el magistrado insistió en preguntarle si en alguna ocasión había tenido relaciones extramatrimoniales.

El único cargo por el que se le condena al presunto maltratador es tenencia de un arma prohibida, ya que la escopeta con la que amenazaba la vida de víctima no estaba debidamente registrada.

Entretanto, varias organizaciones civiles ya se han pronunciado en contra del juez Oliveira y, citando el reciente caso del Tribunal de Oporto, piden la intervención del Ministerio de Justicia para rehabilitar un cuerpo que mantiene vivo un discurso judicial estereotipado y más propio de los años de la Dictadura Salazarista.

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