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Los expertos piden un diagnóstico precoz del síndrome de Asperger

Los expertos piden un diagnóstico precoz del síndrome de Asperger

Esta variante del autismo no supone una merma de las capacidades cognitivas y lingüísticas

Antonio Paniagua

Miércoles, 18 de febrero 2015, 17:53

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El mayor conocimiento que existe sobre el síndrome de Asperger desde hace una década no ha ido acompañado de medidas de apoyo. Con motivo del Día Internacional sobre esta modalidad de autismo, que se celebra hoy, los expertos abogaron por la necesidad de un abordaje precoz del problema, una forma de entender las cosas que convierte en una "jungla" la interacción social.

Este trastorno fue descrito por primera vez por el pediatra austriaco Hans Asperger en el año 1944 al comprobar que algunos de sus pacientes tenían muy pocas habilidades sociales. En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como un conjunto de anormalidades que afectan al comportamiento social y comunicacional del individuo y que se inscribe dentro del espectro autista. Esta discapacidad no supone un déficit intelectual ni se traduce en una merma de la facultad del lenguaje, pero sí que puede acarrear en algunos casos la aparición de ansiedad y depresión. Por añadidura, como es más una forma de ser y de funcionar que una patología, hasta que se extendió su diagnóstico los paciente eran tenidos por "raros".

Para la profesora titular de Psicología Básica en la Universidad Complutense de Madrid (UAM), Mercedes Belinchón, los afectados presentan un funcionamiento psicológico diferente, y debido a la rareza de su comportamiento, pueden ser objeto de acoso social y laboral. "Es una forma de discapacidad en la medida en la que los que la padecen van necesitar apoyos psicológicos y educativos, muchas veces necesarios en determinados momentos de la vida para evitar el fracaso escolar, por ejemplo.

La complejidad del síndrome de Asperger, unido a la inexistencia de marcadores biológicos y genéticos eficaces para identificarlo, hacen que la diagnosis de este trastorno sea realmente difícil, circunstancia que por añadidura dificulta el acceso a los recursos disponibles. No hay fármacos para tratar el síndrome, si bien a veces, por presentarse asociado con ciertas dolencias como la depresión y la ansiedad se precisa la prescripción de medicamentos.

"Los que los sufren siempre han sido consideradas personas raras, diferentes, con comportamientos excéntricos, además de pasar desapercibidas sus necesidades, porque no ha habido un término para designar esta modalidad de autismo", aduce Belinchón.

El síndrome se suele diagnosticar a los diez años. Los profesores son los que generalmente advierten el problema, que es perceptible por la incapacidad del sujeto para percatarse de los dobles sentidos y la ironía, lo que entorpece su trato social.

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