¿Sabes qué es el ahogamiento seco?

Con la llegada del verano, los padres de niños pequeños afrontan una preocupación más cada vez que van con ellos a playas, piscinas o ríos: los ahogamientos. Lamentablemente, la muerte de menores se repite cada año por pequeños descuidos que llevan la desgracia a sus familias para siempre. Las advertencias son siempre las mismas: estar muy pendientes de sus movimientos y evitar el agua en lugares en los que no se disponga de personal de socorrismo para atender una hipotética emergencia.

Sin embargo, hay una tercera recomendación poco conocida para la mayoría de los padres que también puede salvar la vida de sus hijos y que va dirigida a evitar el 'ahogamiento secundario' o 'ahogamiento seco'. Este fenómeno tan poco conocido se da solo entre pequeños que han sufrido un ahogamiento y han tenido que ser reanimados. En estos casos, los expertos recomiendan a los adultos que no bajen la guardia y acudan con los menores a un centro hospitalario, porque las horas siguientes al suceso pueden ser determinantes para el niño.

Lo que puede ocurrir tras la reanimación es que en el cuerpo del niño queden todavía restos de agua y productos químicos que podrían acarrear graves consecuencias, e incluso la muerte del afectado al producirse espasmos en la faringe. Un mecanismo natural de defensa que evita que entre agua pero también aire, poniendo en riesgo la vida del niño si no se encuentra en un hospital. No obstante, el personal sanitario insiste en que el ahogamiento seco solo se da en los casos en los que el niño ha tenido que ser reanimado para que recupere su consciencia, y no en otras situaciones, como que echen un poco de agua a la cara del niño o que este tosa porque la ha tragado.