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Antonio Pampliega (d), Jose Manuel López (i) y Ángel Sastre aterrizan en España tras ser liberados.
Recuperar la vida después de un secuestro

Recuperar la vida después de un secuestro

Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y experto en víctimas de terrorismo, explica las herramientas del ser humano para superar un trauma así

Rosario González

Martes, 10 de mayo 2016, 12:31

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Con una palabra, "Coraje", quedó congelado durante diez meses el perfil en Twitter de Ángel Sastre, uno de los tres periodistas españoles secuestrados en Siria y que regresaron felizmente a casa este fin de semana. La palabra, escrita en español, inglés y árabe, fue escrita el 10 de julio de 2015, casi como una premonición de la herramienta más valiosa que habrían de necesitar los siguientes nueve meses y 26 días para sobrevivir física y mentalmente al cautiverio al que se vieron sometidos tras ser secuestrados por el Frente Al Nusra, filial de Al-Qaida en Siria.

Una vez finalizada la traumática experiencia, el siguiente paso para Ángel Sastre, José Manuel López y Antonio Pampliega es su plena recuperación. "Lo principal es la observación y el seguimiento de este tipo de pacientes. Muchos recuperan rápido su vida normal, otros presentan reacciones de estrés postraumático o incluso complicaciones más graves como un trastorno persistente de la personalidad o incluso alcoholismo. Un síntoma característico es revivirlo en sueños o que se reactive el recuerdo al leer una noticia sobre un suceso similar, lo cual es un estímulo muy estresante. Depende de la vulnerabilidad de las personas y de su disponibilidad patológica".

Quien ofrece estas claves es Miguel Gutiérrez, catedrático de Psiquiatría de la Universidad del País Vasco y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP). Durante los 40 años de experiencia que acumula, la mayoría en el País Vasco, Gutiérrez ha tratado a numerosas víctimas de terrorismo. Su trayectoria le ha permitido comprobar que "el ser humano es muy fuerte" y "dispone de recursos muy importantes para sobrellevar situaciones difíciles" y superar el trance experimentado. Según explica, la intensidad de las secuelas varía en función de la madurez y los recursos psicológicos. "A priori, hablaríamos de personas muy fuertes porque uno no se va a Alepo a dar un paseo, son profesionales con mucha experiencia en conflictos, personas duras e inteligentes, por lo que no sería raro que su pronóstico fuera bueno".

Nueve meses y 26 días cautivos

Sastre, López y Pampliega fueron secuestrados el 13 de julio de 2015 en Alepo, en el norte de Siria. Permanecieron tres meses juntos en una casa, después Pampliega fue separado del grupo. Vivieron el cautiverio en habitaciones cerradas de seis casas distintas y de vez en cuando daban paseos por un patio. Según su relato, recibieron un trato razonable de sus captores, que les permitieron ver fútbol por televisión e intercambiar cartas con allegados. "Es una situación crítica, de ruptura biográfica violenta, forzada y mantenida en el tiempo, por lo que surge la necesidad de reelaborar el proyecto de vida y replantearse ciertos aspectos porque es cierto que, hasta que no nos suceden cosas, no valoramos lo realmente importante", explica Gutiérrez, para señalar que durante un cautiverio, "es mejor estar en grupo que estar aislado" y soportar "la situación de incertidumbre y con riesgo para la propia vida; una experiencia traumática de gran envergadura".

"Para sobrellevarlo, muchos cautivos se concentran en alimentar elementos de esperanza", señala el catedrático. En el caso de Ángel, el reportero de guerra se aferró al deporte y a la escritura para "mantener la calma a nivel mental". "Mi preocupación era no perder los diez meses que yo llevaba dentro. Me preocupaba el tiempo perdido. Estuve dando vueltas en todo momento a diferentes proyectos. Intentando escribir un libro. De hecho, escribí todo el rato para sentir que no estaba perdiendo el tiempo", explicaba tras aterrizar en España. También dio vueltas a su futuro profesional y llegó a la conclusión de que "quería volver cuanto antes a América Latina", su zona de trabajo habitual.

"El que manda es el paciente -recuerda Gutiérrez-, si se siente bien y es capaz, el mejor tratamiento es hacer vida normal. En cambio, si muestra signos como la ansiedad, se realiza un diagnóstico y se trata con psicoterapias, que ayudan a reelaborar la vivencia traumática para que deje de serlo". En este sentido, el experto insiste en la importancia de "recordar" para "poder reestructurar el recuerdo y aprender a sobrellevarlo". "De hecho, cuando se les pide discreción a la hora de hablar con la prensa no es para evitar que recuerden el proceso traumático, sino para que evitar que se pueda perjudicar de alguna manera a otros cautivos".

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