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El pequeño Oshin Kiszko.
Un niño muere de cáncer después de que sus padres se negasen a tratarle

Un niño muere de cáncer después de que sus padres se negasen a tratarle

Los progenitores del pequeño, de 6 años, rechazaron que recibiese un agresivo tratamiento contra su mal en el cerebro, que consistía en fuertes sesiones de quimioterapia y radioterapia. «Le van a dejar el cerebro frito» dijo su madre

ec

Viernes, 30 de diciembre 2016, 10:28

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Con seis años, el pequeño Oshin Kiszko ha perdido de forma definitiva su batalla contra el cáncer. El niño es conocido porque se vio envuelto en una batalla legal entre sus padres y el hospital que le trataba la enfermedad, y todo por el tratamiento al que debía haberse sometido. «Mi amor Oshin tomó su último aliento con tranquilidad mientras lo abrazaba» dijo su madre a un medio australiano. También comentó que «el viaje de Oshin ha sido traumático para él y estoy agradecida de que no tenga que sufrir más esta pesadilla».

Los padres del crío, Angela Kiszko y Adrian Strachan, pelearon contra los médicos desde que a su hijo le fuera diagnosticado un tumor cerebral en el 2015. Ambos solicitaron tratamientos alternativos en lugar de la quimioterapia y radioterapia prescrita por los médicos, después de la cirugía cerebral a la que había sido sometido el menor. «No queremos que el cerebro de nuestro hijo quede frito con la radiación. Los efectos son demasiado duros, demasiado perjudiciales. Nos resulta incluso difícil llamarlo tratamiento», afirmó su madre.

La justicia australiana decretó que «el poder de los padres no era ilimitado, no estaban actuando por el bien de su hijo», puesto que los médicos tan solo le daban unos meses de vida en caso de no tratarse. Angela y Adrian iniciaron una intensa batalla legal después de verse obligados a someter a su hijo al tratamiento. Los médicos evidenciaron que de tratarse con quimioterapia inmediatamente existía un 30% de posibilidades de que Oshin Kiszko sobreviviese, e incluso las probabilidades aumentaban hasta el 50% si le añadían tratamiento de radioterapia.

Los padres tuvieron que recurrir la decisión judicial, y la madre explicó a los medios que la primera semana de quimio «fue horrible» y que, aunque pudiera salvar su vida, «prefiere la calidad de vida sobre la cantidad. Quiero que él viva. No quiero que sobreviva». Y añadió «si él no puede vivir mucho tiempo, me gustaría tenerlo en casa con nosotros como una familia, no siendo empujado y empujado».

La tardanza en las decisiones hizo que el cáncer de Oshin avanzase rápido. En el mes de septiembre, el juez dictaminó que el cáncer de Oshin estaba tan avanzado que sería sometido a tratamientos paliativos puesto que el retraso en el tratamiento «había reducido sustancialmente las posibilidades de cura».

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