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Laura Soucek (en el centro de pie) con su equipo del Vall d´Hebron
Un fármaco para la leucemia, nueva arma para atacar el cáncer de páncreas

Un fármaco para la leucemia, nueva arma para atacar el cáncer de páncreas

Investigadores del Vall d’Hebron prueban en ratones un fármaco que ralentiza el crecimiento de los tumores

Daniel Roldán

Miércoles, 15 de abril 2015, 06:25

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Al cáncer de páncreas, uno de los tumores con mayor índice de mortalidad (apenas el 5% sobrevive más allá de cinco años), le ha salido un nuevo enemigo. Investigadores del grupo de Modelización de terapias anti-tumorales en ratón del Vall dHebron Instituto de Oncología (VHIO) han demostrado la utilidad de un fármaco inhibidor de la Tirosina Quinasa de Bruton (BTK, por sus siglas en inglés) para el tratamiento de este tumor que afecta cada año a más de 5.000 personas en España.

Los científicos, que publican su hallazgo hoy en la revista Cancer Research, han probado el ibrutinib en modelos preclínicos con roedores. Este medicamento se usa para el tratamiento de algunas leucemias y linfomas, podría ser de gran utilidad en cáncer de páncreas. El equipo liderado por la doctora Laura Soucek, investigadora principal del grupo de Modelización de terapias anti-tumorales en ratón del VHIO, ha culminado esta parte del trabajo tras estar estudiando durante los últimos años la importancia de los mastocitos en algunos tumores. Ibrutinib es un fármaco inhibidor de la BTK, necesaria para la maduración de las células B implicadas en algunos cánceres hematológicos, pero a su vez esencial en el proceso de activación de los mastocitos.

El equipo del VHIO probó el fármaco con el objetivo de inhibir los mastocitos en un modelo de insulinoma en ratón. Los resultados fueron muy positivos así que se usó también en modelos de adenocarcinoma de páncreas, el tumor de páncreas más frecuente y agresivo, que presenta una notable infiltración de mastocitos y una elevada tasa de crecimiento y diseminación. Pacientes afectados por esta enfermedad tienen escasa respuesta al tratamiento y como consecuencia muy baja supervivencia.

Los resultados fueron concluyentes y el crecimiento de los tumores en los animales se ralentizó. Se probó tanto la administración de ibrutinib en forma de monoterapia como su combinación con la quimioterapia habitual en tumores de páncreas, la gemcitabina, y en ambos casos mejoró la supervivencia de los ratones.

Los tumores de páncreas se caracterizan por hallarse entremezclados con un denso estroma fibroinflamatorio. Una especie de ovillo de fibroblastos y colágeno que hace un efecto parecido a una cápsula, lo que dificulta la llegada de los fármacos quimioterápicos al corazón del tumor de forma efectiva, explica Daniel Massó, primer firmante del artículo. Nuestra hipótesis es que este es el mecanismo por el cual ibrutinib, asociado a la quimioterapia habitual, mejora la supervivencia, añade Massó. Ibrutinib se encarga de debilitar la cápsula y ayuda a la gemcitabina a actuar.

Los resultados obtenidos con un fármaco ya disponible facilitar enormemente el trabajo futuro. Entre un descubrimiento científico y su aplicación clínica, normalmente pasan años. En este caso, dado que la eficacia y seguridad de este fármaco ya se conoce y ha sido aprobado previamente para otro tipo de tumores, es razonable esperar que rápidamente se pongan en marcha los ensayos clínicos destinados a validar el uso de ibrutinib para el cáncer de páncreas, apunta Soucek. Estos hallazgos abren la puerta a que la terapia con ibrutinib pueda estudiarse también como opción terapéutica para enfermedades de características fibróticas, como la pancreatitis o la fibrosis hepática, por ejemplo.

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