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El filme 'Un amigo para Frank' plantea el tema de estos robots de compañía.
Un robot para ayudar a niños autistas y acompañar a ancianos

Un robot para ayudar a niños autistas y acompañar a ancianos

Tendrá capacidad para mantener una interacción visual y lingüística con un interlocutor humano

redacción

Viernes, 12 de junio 2015, 17:11

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«Los robots avanzados y con ciertas capacidades cognitivas, como la visión e incluso la comunicación hablada mediante lenguaje natural, van a tener un fuerte impacto en las sociedades modernas, pudiendo actuar como auténticos robots de compañía tanto para niños como para adultos»,

Así lo explica el catedrático de la Universidad Politecnica de Madrid Darío Maravall, uno de participantes en este trabajo que pretende desarrolar un robot pionero en nuestro país .

Una idea que llevó al Grupo de Robótica Cognitiva Computacional del Departamento de Inteligencia Artificial de la UPM a trabajar en el desarrollo de un prototipo que actualmente está en su fase inicial. «Estamos centrados en la construcción de la parte mecánica y de motorización de las articulaciones (cuello y cabeza) y en la integración de los sensores básicos de visión», explica Maravall. Los módulos de comunicación hablada (reconocimiento y síntesis de la voz) se desarrollarán en una etapa posterior.

Físico de primate

La primera fase de este proyecto está basada en el diseño de la estructura física básica, articulada y motorizada, del robot, que se recubrirá con un material basado en silicona. «El objetivo es darle un aspecto que se asemeje al de un primate para generar la mayor empatía posible del usuario hacia el robot, ya que un robot de compañía, lo que podríamos denominar un compañero artificial, debe poseer una apariencia física que suscite simpatía y afecto por parte de los usuarios humanos», indica el investigador.

La segunda fase se centrará en la inclusión de la percepción visual mediante cámaras y un software avanzado de procesamiento y análisis de imágenes, así como en el desarrollo de un sistema de reconocimiento y de síntesis de voz.

Jugar al veo veo

La última etapa consistirá en el desarrollo de una aplicación basada en el juego interactivo del veo-veo. Se trata de una aplicación «muy compleja y ambiciosa», ya que implica un «problema de gran envergadura que integra la visión artificial y el procesamiento del lenguaje natural», agrega el científico.

Si se cumplen las previsiones, la estructura física del robot estaría lista a lo largo del 2016, mientras que el desarrollo de la aplicación del juego del veo-veo prolongaría el proyecto al menos un año más.

El empleo de robots con capacidades lingüísticas para el acompañamiento de ancianos y tratamiento de niños con trastornos del espectro autista está siendo investigado actualmente como una herramienta de ayuda y de apoyo a los especialistas en terapia ocupacional.

Beneficios

«Los beneficios de los llamados robots sociales y de compañía, especialmente en su vertiente de terapia ocupacional para adultos y niños con necesidades especiales para la interacción y comunicación sociales, solo pueden valorarlos correctamente los especialistas en terapia ocupacional. Entiendo que se trata de herramientas de ayuda muy complejas y que únicamente pueden ser empleadas por especialistas en terapia ocupacional muy preparados y competentes», afirma el catedrático.

La complejidad de estos prototipos es, precisamente, la que hace que el trabajo que se está llevando a cabo en la UPM sea único. «No tenemos conocimiento de ningún proyecto similar dentro de España», asegura Maravall, que añade que en otros países se pueden citar trabajos en este sentido en la Universidad de Stanford y en el MIT, aunque se trata de trabajos teóricos y en estado muy preliminar por la dificultad de los problemas relacionados con la visión artificial y el procesamiento del lenguaje natural.

Maravall destaca que «el lenguaje ordinario es uno de los grandes misterios y maravillas de la mente humana, algo que nos distingue como especie única». Por ello, añade que le gusta recordar el conocido dictum del Tractatus logico-philosophicus, de Wittgenstein: «Los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo».

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