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REDACCIÓN
Jueves, 11 de junio 2015, 18:12
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Según los expertos reunidos en el 63 Congreso de la Asociación Española de Pediatría, la pobreza y su impacto en la alimentación infantil tendrá repercusión en la salud tanto del niño, como del adulto que será en el futuro. «El riesgo de pobreza en la infancia ha aumentado desde el inicio de la crisis económica y afecta más a este grupo de población que al resto de la población general», afirma el doctor Luis Rajmil, pediatra especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y colaborador en el IMIM-Instituto de Investigación Hospital del Mar (PSMAR), en Barcelona. «Entre 2008 y 2012 el porcentaje de menores en riesgo de pobreza ha aumentado de uno de cada cinco a uno de cada tres. Desde el inicio de la crisis se ha retrocedido varias décadas en términos de bienestar de la población, así como en la proporción de población infantil que carece de acceso a necesidades básicas. Según la evidencia científica existente, el grado de pobreza infantil alcanzado en España dejará efectos indelebles en la salud de los niños a lo largo de su vida. De continuar esta tendencia, en las futuras generaciones aumentará la prevalencia de problemas de salud».
La necesidad de adoptar medidas para evitar el deterioro de este sector de la población en riesgo se hace urgente: «Una buena medida sería abrir los comedores escolares en épocas de vacaciones escolares para que estuvieran al servicio de los niños que lo necesitasen», ratifica la doctora Magdalena Inés Cabeza, presidenta de la Sociedad Vasco-Navarra de Pediatría y también de este 63 Congreso de la AEP.
La obesidad, otro problema a combatir
Al mismo tiempo que aumentan las carencias nutricionales se incrementa también la obesidad infantil, cuyo índice se ha disparado en España. «La falta de tiempo para preparar las comidas, la facilidad de acceso a alimentos envasados y la publicidad engañosa hacen que el sobrepeso y la obesidad se estén convirtiendo en un problema de salud de primer orden», dice la doctora Cabeza. «En general, nuestros niños consumen un exceso de proteínas animales, poca fruta y verdura y demasiados productos procesados».
Ante esto los especialistas piden que aumenten las campañas de formación sobre nutrición, para extender la dieta mediterránea. «Resultaría muy beneficioso para la salud de todos y para nuestra economía», concluye la doctora Cabeza.
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