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Agentes de la Policía Nacional volvieron ayer, con el arrestado, a su chalé en Turiso. Avelino Gómez
El marido de Ana Jiménez la mató en casa y la trasladó quince kilómetros en coche

El marido de Ana Jiménez la mató en casa y la trasladó quince kilómetros en coche

La Policía Nacional halla en el chalé de Turiso restos de sangre de la víctima y la posible arma homicida, una maza

David González

Jueves, 5 de octubre 2017, 20:28

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Tras pasar la noche en un calabozo, Agustín H. B. se derrumbó y confesó ayer a agentes de la Policía Nacional lo que ya sospechaban. Que fue él quien, veinticuatro horas antes, acabó con la vida de su mujer, Ana Belén Jiménez, vitoriana de 44 años con la que se encontraba en trámites de separación.

Ayer por la tarde, el hombre, trabajador de la factoría de Mercedes en Vitoriamostró en persona a los agentes el supuesto lugar donde presuntamente la asesinó. No fue donde se encontró el cuerpo, en un Renault Scenic verde aparcado en la calle Río Ebro de Miranda. Supuestamente ocurrió unos quince kilómetros más al norte y en la provincia de Álava. Concretamente en el chalé familiar de Turiso -municipio de Lantarón- donde aún cohabitaban, aunque su relación sentimental, señalan fuentes policiales, «se encontraba en su tramo final».

Agustín H. B. estaba señalado desde que el martes agentes de la Policía Nacional hallaran lo que parecían unos pequeños restos de sangre en la cocina de la vivienda común. Ayer, según ha sabido este periódico, admitió que fue allí donde acabó con la vida de su mujer. Presuntamente, se valió de un contundente objeto. Fue una maza, confesó a los investigadores.

Tomada la propiedad por efectivos policiales y supervisada toda la operación por un juzgado vitoriano, Instrucción número 2, el arma homicida fue hallada en una caseta anexa al edificio, en el que también residían los dos hijos de la pareja. Se trataba de una maza colocada entre un sinfín de herramientas y utensilios de bricolaje. El objeto fue requisado para su análisis en busca de algún resto de sangre o de ADN de la víctima.

La Policía Nacional ultima también la reconstrucción del crimen. Según el relato hilvanado hasta ahora, se produjo en la cocina de la casa, por causas que aún se investigan. Haciendo alarde de una inusitada sangre fría, el detenido limpió la estancia y cargó con el cuerpo inerte de su mujer. Supuestamente lo colocó en los asientos traseros del Renault Scenic y puso rumbo a Miranda de Ebro.

Abandonó el turismo en la calle Río Ebro con el cadáver en su interior, que fue descubierto por una viandante hacia las 12.30 horas. No había rastro del marido y supuesto asesino. Se investiga cómo volvió a Turiso o si puso directamente rumbo a la factoría vitoriana de Mercedes-Benz. Por si acaso, la Policía Nacional registró un lavacoches a su nombre en la localidad burgalesa. También se incautó de uno de sus coches, cuyo interior se analiza para tratar de hallar alguna otra evidencia comprometedora.

Una «frialdad» llamativa

El presunto asesino, según recoge EL CORREO entró puntual a su turno de las dos de la tarde en la línea de montaje bruto. Dos horas y quince minutos más tarde, agentes se presentaron en su pabellón y se lo llevaron como principal y único sospechoso. Tenía un rasguño en la cara, que justificó por un golpe con un árbol.

Desde el primer momento, explican medios policiales, llamó la atención la «frialdad» con que recibió la muerta violenta de su pareja. No lloró. De hecho, optó por guardar silencio en todo momento. Incluso durante el primer registro efectuado al chalé de su propiedad en Turiso, en el que esta familia ahora rota llevaba más de quince años.

A lo largo de esta mañana está previsto que el presunto asesino pase a disposición del Juzgado de Instrucción número 1 de Miranda de Ebro, que ha decretado el secreto de sumario. Con toda seguridad, su titular decretará su ingreso preventivo en prisión. Al tratarse de un claro caso de violencia de género, en próximas fechas el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vitoria asumirá el procedimiento. La vista oral, con jurado popular, también será en la capital del País Vasco.

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