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Gonzalo Frasca.
«El rol del profesor no es reemplazar al libro, es ser un entrenador»

«El rol del profesor no es reemplazar al libro, es ser un entrenador»

director ejecutivo de okidOkO y profesor

Iker Cortés

Sábado, 4 de julio 2015, 07:31

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Autor de Ludology.org, una página web que a principios del año 2000 era un referente en lo que a teoría e investigación sobre el videojuego se refiere, Gonzalo Frasca (Montevideo, 1972) predica con el ejemplo. Animador -trabajó en cadenas de televisión como Cartoon Network y estudios de la talla de Pixar-, diseñador de videojuegos y docente a partes iguales, en febrero de 2015 lanzó su nuevo estudio de desarrollo, okidOkO, desde el que elaboran 'serious games', títulos con componente educativo para profesores y alumnos. La pasada semana Frasca participo en Gamelab, el Congreso Internacional del Videojuego que celebraba su XI en Barcelona.

-¿De dónde viene esa pasión por los videojuegos?

-No sé si yo elegí la carrera o la carrera me eligió a mí. Desde luego tenía una fascinación con la pantalla, con que pasaran cosas en ella. De pequeño mi fantasía era poderme meter en la televisión y lo más cercano eran los videojuegos. Creo que también tiene que ver con la curiosidad y con mantener el espíritu de juego como herramienta para descubrir el mundo, el juego como medio para no sólo para aprender sino para relacionarse y entender y para experimentar. Lo que llamamos juego es una actitud de descubrimiento. Es divertido pero la diversión en realidad es la consecuencia. A mi lo que me produce más placer es el desafío de hacer juegos, establecer un diálogo con alguien.

-¿Y por qué orientó su carrera hacia los llamados juegos serios?

-Pues tiene que ver precisamente con el desafío. No es que sea fácil hacer juegos entretenidos, pero creo que limitar el juego al entretenimiento es quitarle todo. Es un poco como la comida rápida. Imagino que también tiene que ver con mis vivencias. Crecí en una dictadura fascista en los setenta y no podía escapar a la seriedad, la seriedad se cuela por todos los lados. También creo que es algo muy difícil de separar ya que los niños construyen la realidad jugando.

-¿Es complicado conseguir que un 'serious game' no sea frustrante?

-Culturalmente tenemos un pánico a la frustración, algo que pasa mucho también en la educación. La escuela está diseñada para que tú no te equivoques nunca. Y el ideal es que puedas aprender todo, sacando excelentes notas y convirtiéndote en el mejor alumno. Si yo hiciese videojuegos en los que nunca pierdes o en los que no te equivocas, me quedaría sin trabajo enseguida. Cuando uno hace juegos entiende que la frustración no sólo es tolerable sino que es deseable porque es lo que hace interesante el desafío. Si todo te saliera bien a la primera, la vida no tendría alicientes.

-¿Por qué dejamos de jugar con la edad?

-Por miedo. En el momento en que tienes miedo, se acaba el juego. Cuando crees que va a salir algo mal, te paralizas y ya no te lanzas. Los adultos tenemos espacios permitidos para el juego como por ejemplo la noche de San Juan donde todos lanzamos petardos pero yo lo veo en la educación. Los chavales de doce años todavía preguntan en clase e interrumpen, los universitarios, en cambio, ya han aprendido en el instituo eso de quedarse quietos en la silla y no preguntar por si acaso hacen el ridículo.

-Te habrás enfrentado a menudo a las dudas de los padres con respecto a los videojuegos...

-No lo entienden pero es por desconocimiento. Tienen dudas. Se preguntan que va a a pasar con mi hijo, tendrá que ser independiente y el mundo le va a hacer daño. La solución es simple y difícil: hablar con ellos, preguntar qué ven en YouTube, a qué juegan... Claro que si se pregunta, se necesitará tiempo también para escuchar.

-Los profesores tampoco parecen entender a los alumnos.

En el caso de los profesores es más complicado: no están siendo respetados, no se les da autonomía, no se confía en ellos y padres y alumnos vuelcan sus frustraciones a menudo contra ellos. Es muy fácil criticar a los docentes. Por suerte la mayoría del profesorado es gente motivada, que tiene ganas de cambiar. Lo explicaré con un ejemplo. Yo soy profesor voluntario en un instituto de un barrio pobre y una alumna me dijo: "Profesor, ¿ha estado en Japón? Es que yo sé japonés". Me contó que había una serie de anime que le gustaba y que para no esperar a los subtítulos en YouTube, había aprendido un poco. ¡Los chavales son una central nuclear de motivación! Lo que pasa es que hay que establecer con ellos un diálogo, algo que lleva tiempo y energía, pero el rol de un docente no es reemplazar el libro, es ser un entrenador, un 'coach', alguien que te conozca y sepa cuáles son tus debilidades y cuál es tu potencial y sepa dirigirte hacia tus objetivos. Pero claro, eso es difícilisimo y significa que la educación no debería ser estándar, algo que a los Gobiernos les asusta mucho.

-¿Está el sistema educativo preparado?

-El sistema educativo actual es un sistema diseñado para el siglo XIX, que ya no funcionaba en el siglo XX y que en el siglo XXI casi no tiene razón de ser. Está desconectado de las necesidades de los alumnos. El diseño de las aulas, con las mesas separadas, está atentando contra la investigación y el trabajo en equipo. De hecho, se castiga la investigación. ¿Qué haces tu para resolver algo que desconoces? Buscas en Google, preguntas... Si el niño hace eso se dice que está copiando. Lo peor es que cada vez hay más trabajos automatizados. El 30% de las noticias financieras de 'Bloomberg' por ejemplo ya las escribe un ordenador y esa tendencia es exponencial. Con la revolución industrial se perdieron un montón de trabajos y hubo que adaptarse. Ahora, los trabajos con más oportunidad tienen que ver con la creatividad y el diseño y las relaciones humanas y nuestros sistemas educativos no hacen hincapié en ninguna de ellas. El mejor momento para cambiar el sistema educativo es hace 20 años el segundo mejor momento es ahora.

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