Un terminal que ya no rinde como al principio, una batería que apenas da para tres horas de pantalla, una inesperada caída con la consiguiente rotura del panel, un capricho por llevar encima lo último del mercado... son muchos los motivos que nos llevan a cambiar de móvil. Sea como fuere, la decisión siempre conlleva una importante inversión económica (a veces demasiado). En esta tesitura los móviles chinos suelen estar en mente de muchos por varios motivos: aúnan grandes especificaciones, incorporan lo último del mercado, tienen un buen rendimiento... y, sobre todo, un precio más que ajustado (independientemente de la gama a la que pertenezcan). Eso sí, siempre siendo conscientes de todas sus virtudes y defectos (personalización, garantía, etc.). Veamos algunos ejemplos.
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