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Funcionamiento de Hybrid Play
Los parques infantiles se actualizan

Los parques infantiles se actualizan

Hybrid Play, una pinza que se acopla a los columpios, incorpora las dinámicas de los videojuegos a estos espacios

Iker Cortés

Lunes, 29 de septiembre 2014, 00:37

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Hybrid Play surgió en 2008 como una respuesta artística a la pérdida progresiva de espacios públicos para los más pequeños, a ese urbanismo «más duro, planificado y menos acogedor» que poco a poco han ido imponiendo unas ciudades cada vez más sobreprotectoras con sus inquilinos. Liderado por Clara Bog y Diego Díaz, dos creadores que basan gran parte de su trabajo en el análisis de los espacios públicos y en la influencia de las nuevas tecnologías en estos enclaves, el proyecto buscaba incorporar en los parques infantiles las mecánicas y dinámicas propias de los videojuegos de cara a «reactivar estos espacios y las estrategias de juego colaborativas entre los niños».

Cuenta Boj que las restricciones, cada vez más habituales en estos recintos -solo hay que ver el tamaño ridículo de algunos toboganes-, han hecho que los niños de entre 7 y 12 años no encuentren diversión en ellos. Por otro lado, el ritmo de vida ha obligado a muchos padres a apostar por la televisión y otras herramientas audiovisuales para seducir a los chavales y que se queden en casa jugando. Precisamente, este interés por las tabletas y los móviles es el que les dio la pista a seguir: «El entretenimiento digital es muy bueno para el aprendizaje y se trataba de ver cómo utilizarlo para que los parques fueran más atractivos para estos niños más mayores».

Así las cosas, diseñaron una pinza con varios sensores que se puede acoplar a los distintos elementos que conforman el parque. Según sea colocada, estos sensores son capaces de medir la inclinación de un columpio o de los caballitos de muelle. También cuenta con un sensor de infrarrojos que, colocado en un tobogán, permite ver si el niño se ha lanzado ya por el mismo o no.

La magia llega cuando la pinza se sincroniza con un 'smartphone' a través de 'bluetooth'. El dispositivo permite la descarga de diversos videojuegos cuyos personajes reaccionarán a los movimientos de los elementos de los parques infantiles. Así, por ejemplo, si el niño se sube a un caballito, en el móvil se puede estar reproduciendo un juego de carreras, de tal forma que moverse a derecha o izquierda en la atracción sea girar y hacerlo adelante o atrás sea acelerar o frenar. Será, en este caso, el padre quien deba dar indicaciones a los niños.

Desde que el primer prototipo estuvo apunto, Boj y Díaz han realizado todo tipo de experiencias en Gijón, Murcia, Valencia, Barcelona, Sao Paulo, Estambul y han ido incorporando todo el 'feedback' recibido para mejorar el proyecto. ¿Las ventajas? «Hemos visto que como los niños no ven la pantalla pero sí saben que son los protagonistas del juego se potencia mucho su imaginación», explica Boj. Por otro lado, la aplicación otorga a los padres un papel mucho más activo: «Hay padres, incluso, que llegan a cambiar los roles con sus hijos».

Además, para los padres que de por sí son 'jugones' pero no quieren que los niños permanezcan delante de la pantalla todo el día es perfecto. Hybrid Play también potencia la colaboración entre los niños, «pues hay juegos que te piden mover algún elemento del parque y nos hemos encontrado varias ocasiones en las que unos niños piden ayuda a otros sin conocerse». La conclusión, en este sentido, es clara: «A los niños les encantan los videojuegos pero si les das a elegir prefieren estar con sus amigos en la calle. Esto permite integrar ambos aspectos».

Diseñar videojuegos

El proyecto cuenta, además, con otra vertiente: la de dejar que sean los propios niños los que diseñen su videojuego con sus propios dibujos y un programa con una interfaz gráfica que facilita la tarea, «de tal forma que hagan el parque más suyo y cuenten con un elemento más de aprendizaje en el proceso de jugar y pensar la ciudad».

Conscientes del éxito que ha tenido la propuesta en aquellos lugares donde se ha exhibido, Boj y Díaz se plantean ahora distribuirlo comercialmente. Los teléfonos inteligentes -los primeros prototipos hacían uso de PDA y necesitaban monitores que instruyeran sobre su uso- han dado el espaldarazo definitivo a la idea. «Queremos lanzar una campaña de financiación colectiva en Indiegogo. Necesitamos 130.000 euros porque creemos que el dispositivo no debe superar los 100 euros, aunque nos gustaría ponerlo a 80 euros». Un precio muy contenido si de transformar los parques infantiles se trata.

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