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Antonio Gamoneda, octogenario ya ha aceptado el «accidente» de la vida «con sus límites». :: MARIO ROJAS
Cultura

«En mi vida y en mi poesía ya no hay miedo, pero tampoco queda esperanza»

El escritor asturiano leonés regresa a las librerías con 'Canción errónea', un conjunto de «poemas perfectamente desordenados» Antonio Gamoneda Poeta, Premio Cervantes

PACHÉ MERAYO

Domingo, 23 de septiembre 2012, 12:30

Asturiano del 31, pero leones del 34, su vida se debate entre los cariños profesados a su cuna y la necesaria querencia por la ciudad que ha sido suya desde que tiene memoria. Una memoria por cierto desparramada en 'Un armario lleno de sombra', libro autobiográfico en el que narra todo aquello que marcó su historia. Ese tramo de vida, «de accidente», dice él, que va «de la inexistencia a la inexistencia». Es Antonio Gamoneda, uno de los grandes entre los grandes. Lo dicen sus títulos (Premio Nacional de Poesía, Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y, por fin, el Cervantes), pero aún más alto lo dicen sus versos, a los que ha vuelto, tras años apartado de los cuadernos. Aislado de cualquier tendencia, aunque por generación podría pertenecer a los que se abrazaron en la de los cincuenta, regresa ahora con toda la fuerza que le da la «nueva serenidad alcanzada». Y lo hace con un poemario, 'Canciones erróneas', que será una de las grandes novedades editoriales del otoño. Verá la luz los primeros días de octubre, en Tusquets.

-Cuando publicó en 2009 'Extravío en la luz' dijo que era un anticipo que lo que luego vendría. ¿'Canción errónea' es eso que tenía que venir?

-Sí, sí. Aquel libro solo eran seis u ocho poemas y de él lo que interesaban eran los dibujos del gran poeta, pero también gran ilustrador Juan Carlos Mestre. Y si en aquel 'Extravío en la luz' había poemas que ahora regresan en 'Canción errónea'. Eso sí, ya con una nueva versión. En realidad, se puede decir que este nuevo libro es el primero después de 'Cecilia', que publiqué en 2006.

-Hábleme de las setenta piezas que encierra este libro.

-Quizá el autor, el poeta, es el que menos sabe de sí mismo, pero puedo decir que en este libro ha sido escrito con amor a la vida, pero en la perspectiva de la muerte. Quizá en este libro aparece una especie de entristecida conformidad, y si no conformidad, algo así como la entristecida indiferencia. En mi vida y en mi poesía ya no hay miedo, pero tampoco queda esperanza, aunque sí una especie de acomodación a ese hecho natural que está en los límites de la existencia.

-¿Esta diciendo que hay ya en usted, como en sus versos, una indiferencia hacia la muerte?

-En cierto modo sí. Es una aceptación lógica.

-¿Se puede decir que ha alcanzado la serenidad?

-Quizá sí, quizá los años me han liberado de esa actitud por una parte entristecida y por otra casi iracunda en relación con los inevitables límites existenciales. Porque vivir es ir hacia la inexistencia. La vida es casi un accidente, pero en cierto modo una vida también contiene aspectos, circunstancias, experiencias gratas, deseables, como la amistad y el amor. Por eso hay que aceptar ese accidente tal y como es, con sus límites, que yo he asumido cuando me he visto octogenario.

-Para el escritor y crítico Yves Bonnefoy la poesía es salvación ¿y para usted?

-No en el sentido pleno. Igual que digo que uno no puede sentir nunca la liberación total, pero sí algo que se le parece, puedo decir que la salvación a la que nos conduce la poesía no es una salvación total, pero se le parece y es ese parecido el que nos consuela.

-Los temas de su obra siguen siendo la vida, la muerte, el amor, la experiencia, la injusticia...

-Es que no hay otros temas. Siempre hablo del tema eterno, efectivamente, de la vida, el amor, la muerte, el enfrentamiento con la injusticia social. En fin, la vida. Creo que aunque uno se proponga un tema distinto, finalmente el poeta termina hablando siempre de lo que asume como asuntos universales. En realidad, creo que no hay otros.

-Usted suele ordenar sus versos en capítulos, pero en este caso están libres, casi desordenados.

-Están perfectamente desordenados. Es cierto que normalmente articulo mis libros con capitulillos internos, agrupándolos por analogías, pero en este caso no ha sido así. He pensado que no tenía en esta ocasión mucho sentido una agrupación ordenada y me he dejado llevar. Los hemos dejado como han ido saliendo, pero ni siquiera tienen una voluntad cronológica. También en eso están perfectamente desordenados. Quiero que ellos se entiendan entre sí, los poemas digo. En cierto modo es como un ejercicio de libertad, exento de todo análisis.

-¿Satisfecho con el resultado?

-Nunca se está satisfecho. El escritor, el poeta, quizá el poeta menos, nunca tiene la sensación de haberlo conseguido. Eso sí hay, como le decía antes, una sensación de liberación, que no es total, como si la carga subjetiva que uno lleva consigo se convirtiera repentinamente en otra cosa. En una promesa de obra de arte, nunca constatada, hecha, eso sí, con palabras.

-Estos poemas, como los poquitos que encierra en 'Extravío en la luz', fueron escritos tras abandonar repentinamente su gira de conferencias por el mundo, consecuencia del Premio Cervantes. ¿Fue una decisión drástica para seguir escribiendo?

-En cierto sentido sí. Se puede decir que el Premio Cervantes y sus consecuencias me alejaron mucho tiempo de la escritura y necesitaba volver. Pero lo cierto es que me organizaron un viaje a Pekín y otro al Tibet que me dieron mucho miedo. Estaba tan asustado que abandoné. Hice una interrupción drástica para volver a la normalidad de mi vida. Y con ella han salido estos poemas. Ahora no me niego a seguir viajando, pero no pienso salir de Europa, aunque le confieso que el único viaje que haría con ganas es a Asturias. Más lejos me da ya pereza ir.

-Por cierto ¿vendrá a Asturias a presentar su libro?

-Ya sabe que no soy muy amigo de presentaciones, pero seguro que en la editorial se les ocurre un buen número de ellas. Por gusto, desde luego, estará presentándolo en Asturias, pero no se cuándo.

-¿Los poemas que ahora ven la luz son todos los que nos ofrecerá en el futuro o hay más en el cajón?

-Claro que hay más. De hecho espero que antes de que finalice el año pueda tener otro libro en la calle. Ya estoy en la fase última, a punto de terminarlo.

-¿Tiene ya título?

-Sí, se llamará 'La venas comunales' y en él vuelvo a colaborar con Mestre. En realidad, son una serie de versos que presentaremos manuscritos con los que Mestre me ha dejado estropear sus maravillosos dibujos.

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