Jorge Ortiz, del indulto a Villabona

El Gobierno ha denegado el indulto a Jorge Ortiz. El gijonés condenado a siete años de cárcel por dos robos, y a quien las propias víctimas no reconocieron como autor de los hechos, deberá volver a ingresar en el centro penitenciario de Villabona en los próximos días. El hombre estaba en libertad desde junio de 2008 a la espera de que se tramitase la posible indulgencia. Ahora, su última esperanza también se ha desvanecido.

Un duro varapalo que se suma a la decisión del Tribunal Constitucional que optó por rechazar la petición del Ministerio Fiscal de revisar el caso. Ya lo había rehusado estudiar previamente en otra ocasión.

La petición del indulto ante el Ejecutivo central fue la última vía del abogado, Guillermo Calvo, para solventar lo que consideraba «un grave error judicial». Jorge Ortiz permaneció durante dos años y quince días en Villabona hasta que el verano pasado le fue concedida la suspensión provisional de la condena a la espera de que se resolviese su petición.

Nada más salir de la cárcel, Jorge Ortiz manifestó, en la visita realizada a las instalaciones de EL COMERCIO, que lucharía «hasta el final» para que se «vuelva a celebrar un nuevo juicio en el que se puedan aportar todas las pruebas». Sus últimos cartuchos parecen haberse quemado y todo indica que el gijonés deberá cumplir la pena impuesta por el juez Lino Mayo.

En el juicio oral celebrado en 2006 por la comisión de varios robos con violencia, supuestamente no se tuvo en cuenta la prueba principal, que era el testimonio de una de las dependientas a las que se le acusaba de atracar. La mujer apuntó en una primera rueda de reconocimiento a Jorge Ortiz, pero posteriormente cambió su declaración al reconocer al verdadero hombre que le había robado a punta de navaja en su negocio. Sin embargo, ese segundo reconocimiento no se añadió como prueba.

«Recurrimos a la Audiencia Provincial y lo denegaron, lo mismo que pasó en el Tribunal Supremo», recordaba el procesado, de 38 años. Su caso fue dado a conocer a través de las páginas de este periódico en febrero de 2008. A raíz de ahí, saltó a la opinión pública nacional.

Los dos supuestos robos con intimidación tuvieron lugar en 2004 en dos comercios del centro de la ciudad. A. Y. E. fue asaltada en su tienda por un individuo que esgrimía un cuchillo. En una fotografía creyó reconocer a Jorge Ortiz como autor de los hechos, si bien luego se desdijo al corroborar que había sido otro varón también detenido posteriormente y cuyo arresto motivó el cese de la oleada de robos.

Denuncia a una testigo

«Ese testimonio y la prueba no se tuvo en cuenta y el juez lo condenó a siete años de cárcel a él y a la testigo la denunciaron por falso testimonio», explicaba la madre del preso. Finalmente, la denuncia contra la denunciante no llegó a prosperar.

En una primera rueda de reconocimiento, tres de las denunciantes confirmaron que no era el delincuente, otra tuvo dudas y una quinta persona lo identificó como el autor de los hechos. Esa misma mujer reconoció después al que consideró el verdadero atracador en una foto que la Policía le llevó a su comercio.

«Es ése sin lugar a dudas», dijo y firmó el documento para que quedase acreditado su nuevo testimonio. Esa prueba no llegó nunca a adjuntarse al procedimiento judicial contra el gijonés. Llegó el día del juicio y la mujer aseguró de nuevo que él no había sido quien la había amenazado con una navaja y robado. El fiscal la denunció por falso testimonio. «Todo esto no tiene ni pies ni cabeza y lo peor de todo es que ni en la Audiencia ni en el Tribunal Supremo han reconocido las anomalías», se resigna Jorge Ortiz, quien aún debe cumplir más de cuatro años de prisión.