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Enemigos públicos de internet
Sociedad

Enemigos públicos de internet

'Xarnuz' vive en un pueblo de Valencia y ahora estudia Telecomunicaciones. Hace un año pertenecía a uno de los equipos de hackers más activos del mundo. Un club muy 'friki' y variopinto

ARTURO CHECA

Miércoles, 6 de enero 2010, 04:36

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Mr. Bean, presidente de la Unión Europea. «Hi there», hola a todos, saludaba un sonriente y 'cejialzado' Rowan Atkinson a todos los que este lunes entraban en la web de la presidencia española de turno del Consejo Europeo. Lo que no han logrado ni la crisis ni las urnas lo consiguió con sólo un clic de ratón un hacker: destronar a Zapatero y erigir en gobernante al cómico británico. La autoría del ataque aún se desconoce. Ha sido la guinda del ya llamado 'año de los hackers'. En 2009, los piratas informáticos crearon 25 millones de nuevos 'malware', programas malvados capaces de infectar ordenadores.

Los principales hackers del mundo y de España se mueven siempre amparados por el anonimato. Como lo hace 'Xarnuz' entre los 4.000 habitantes de un pequeño pueblo situado a 50 kilómetros al sur de Valencia. Allí pocos saben quién es. Su apodo saltó a la fama mediática hace ahora un año, cuando la Policía Nacional irrumpió en su casa, a las afueras del casco urbano. Junto a 'Ka0x', 'An0de' y 'Piker', este joven que camina ahora hacia la treintena formaba parte del quinto equipo de hackers más activo del mundo. Experto en redes y sistemas, 'Xarnuz' puso su granito de arena cibernética para hacer posible el récord del grupo: 21.000 webs atacadas en dos años, algunas tan prestigiosas como la del MIT (Massachusetts Institute of Technology) o la Nasa y tan simbólicas como Jazztel o Izquierda Unida. «No nos consideramos hackers, sólo amantes de la informática y la seguridad en las webs. Es nuestra manera de avisar de la vulnerabilidad de los servidores», eran los argumentos del activo quinteto.

Tras su arresto, Jesús -ése es su nombre real - se encerró en casa resguardado por los suyos, pero el disgusto pronto dio paso a la esperanza. Todo comenzó a reconducirse cuando fue admitido, casi sin despeinarse, en la Universidad de Valencia. En Telecomunicaciones, una carrera inalcanzable para la inmensa mayoría. Y cómo no, en la especialidad de Telemática. Jesús asiste a diario a la facultad, pero ni él ni su familia quieren hablar. «No le interesa el tema. Queremos olvidar...», son las únicas palabras de su hermana al otro lado del teléfono.

'Ka0x' sigue, mientras tanto, estudiando Secundaria en Burgos. La policía dice que es hacker desde los 14 años y un experto en seguridad informática. Hasta ha subido a la red manuales sobre redes y sistemas. Algo de mayor mérito cuando se vive en una pedanía como Basconzillos del Tozo, con sólo 41 vecinos censados y seguro que con estrecheces en la banda ancha. 'An0de', de Sabadell, y 'Piker', malagueño, ni siquiera habían alcanzado la mayoría de edad cuando fueron detenidos. El primero mantenía hasta hace poco un blog sobre seguridad informática. Al segundo, sus padres lo castigaron sin internet tras su arresto. Mundos infantiles con delitos binarios de adultos.

La condena no fue tan leve para 'El Gran Oscarín'. El padre del 'Cabronator', un virus de gráfico nombre que le permitió infectar 100.000 ordenadores y saquear documentos y fotos privadas, fue el primer sentenciado en España con una pena de prisión por piratería informática. Dos años que no cumplió al no tener antecedentes penales. «Yo no quería robar archivos, sólo probar mi programa», se excusó en su día. Hoy, en su casa se escuchan los balbuceos de un bebé.

De hacker a anarquista

Superados ya los 30 años, el viejo hacker entierra su pasado. «Me he olvidado de la informática», confiesa a V desde Valencia. Tampoco logró el que era su principal objetivo: conseguir trabajo gracias a su notoriedad en internet. Son muchos los expertos de la red que han acabado de encargados informáticos en grandes empresas, como Kevin Mitnick, el número uno. «No conseguí nada más que tener que pagar un montón de pasta», lamenta ahora 'Oscarín'. Si por él fuera, preferiría no haber cargado jamás con las seis letras de la palabra hacker. Y opta por no extenderse más en la conversación: «Di que no existo...».

Pero si alguien está en la cima del Olimpo de los piratas informáticos españoles, ése es 'Tasmania'. El gaditano José Manuel García Rodríguez siempre ha negado ser el responsable de clonar webs de bancos y de encabezar una banda de corsarios virtuales que logró un botín de varios millones de euros de ciudadanos anónimos. Sin ni siquiera el graduado escolar, fanático de la playstation, a 'El Gallego' -como también se le conoce- le echó el guante la policía en 2004 en Carcarañá (Argentina).

El rey de los hackers está hoy ingresado en la cárcel de Algeciras, su tierra natal. Aunque no para quieto. «El interno se encuentra, al parecer, asociado a movimientos anarquistas que pretenden ejercer protestas en las prisiones para alterar el buen orden de éstas», asegura un informe de Instituciones Penitenciarias al que ha tenido acceso V. Y 'El Gallego' tampoco olvida internet. Una carta firmada por García Rodríguez y enviada a un grupo libertario así lo atestigua: «Las instituciones cada vez acumulan más información de los usuarios de la red de redes sin que ellos lo conozcan. Hay que ser cautelosos. Nos espían y vigilan». Palabra de hacker.

Que Lisbeth Salander se lo hubiera pasado a lo grande en España es algo que avalan las cifras. La hacker, heroína de la trilogía 'Millennium', habría dejado los ordenadores nacionales como quesos de 'gruyère' apenas con pestañear. El país es un paraíso para los piratas

informáticos. Casi 25 millones de españoles navegan en internet. El 60% de la población está conectada. Cifras punteras a nivel mundial.

Ningún país europeo nos supera en usuarios de redes sociales, un terreno tan óptimo para la comunicación como goloso para los piratas cibernéticos. Con un sinfín de datos muy a mano de quien quiera cogerlos. O quien sepa. Sobre todo si la 'puerta de atrás' de nuestro ordenador está abierta. Porque casi la mitad de las computadoras de España (49,40%) están infectadas y controladas remotamente por hackers. No hay país más inseguro en este sentido en el mundo. Lo afirman desde Panda Security, compañía española líder en Europa en el campo de los antivirus. Hasta el 'clic' del ratón al ser pulsado resulta terrorífico si uno comprueba que el segundo país con más ordenadores 'enfermos' es Estados Unidos, con un remoto porcentaje del 14%.

Ordenadores zombies

Pero si Lisbeth Salander hackeara hoy en día en España, no tendría rostro. Su cara sería un monitor. Su frágil cuerpo, sus piercings y su siniestro maquillaje mutarían en discos duros, chips y potentes routers. Lisbeth sería una red de ordenadores zombies, el último grito en ataques por internet. Sólo en el último año, esta amenaza ha aumentado un 30%. Los tradicionales hackers se transforman ahora en «pastores de ordenadores». Así es como les conocen los expertos. Su red criminal empieza con la difusión de sus 'bots' (diminutivo de robot), casi siempre mediante correos electrónicos.

Unos 10 millones de discos duros en el mundo están infectados con estos programas. Actúan a modo de Caballo de Troya: una vez en el ordenador, el pirata asume el mando de la máquina. A su antojo puede enviar entonces oleadas masivas de correo basura, lanzar millonarias visitas para tumbar páginas web o forrarse con datos bancarios. Y todo parapetado tras el anonimato, pues en realidad son ordenadores de ciudadanos normales los que protagonizan el ataque. «Es muy complicado de detectar al pirata», reconocen desde la Guardia Civil. Los investigadores lamentan que muchas veces se rodee de un halo de romanticismo e incluso filantropía a estos bucaneros de la red. Y critican el debate de si deben ser llamados hackers o crackers. «Son delincuentes», concluyen. Y muchos, no precisamente pobres. Luis Corrons, director técnico de PandaLabs, habla desde la experiencia de quien lleva años luchando contra los piratas. Él personalmente estuvo implicado en la desarticulación de un grupo de cuatro hackers que operaban desde Rusia y Ucrania. «Ganaban casi un millón de dólares al mes», más de 600.000 euros. Piratas del siglo XXI.

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