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PRIMER ACTO. Reunión del Consejo de Genova, una de las grandes escenas de Simón Boccanegra. :: ÓPERA DE OVIEDO
Cultura

La vuelta de Boccanegra deja tibio al Campoamor

La obra de Giuseppe Verdi cierra la XII Temporada de Ópera de Oviedo

RAMÓN AVELLO

Domingo, 24 de enero 2010, 03:24

La rivalidad política, el amor paterno, las ansias de una Italia unida y una atmósfera de pasiones y celos amorosos, son los ejes que confluyen en la ópera 'Simon Boccanegra', de Verdi. Obra de madurez del compositor, inspirada en el drama teatral del español Antonio García Gutiérrez, autor en el que también Verdi se basó años antes, para su ópera 'Il Trovatore'. Obra compleja, de tintes oscuros, melancólicos y pesimistas. Con esta obra que se representó anteriormente en el Campoamor en cinco temporadas, se cierra esta LXII Temporada de Ópera de Oviedo.

El mar y el tiempo están presentes en la obra ya desde la curiosa concepción escénica de Stefano Vizioli. Una escenografía conceptual, con diversas referencias simbólicas, y una acción que se desarrolla, con algunos anacronismos, hacia finales de una imaginaria Edad Media. La idea de temporalidad se simboliza a través de una plataforma móvil. El mar está presente en los azules y hay un simbolismo de los rojos que en en el segundo cuadro del primer acto representa las luchas civiles en Génova que Bocanegra trata de pacificar.

El coro cumple una variada función dramática y musical. Está presente en varios de los concertantes, ejemplifica a los patricios del Consejo, pero también al pueblo y a los plebeyos, partidarios de Boccanegra. Ese protagonismo ha estado muy bien asumido e interpretado por el Coro de la Ópera de Oviedo. Especialemnte en el prólogo y en ese segundo acto. Como buen coro deópera se mueven co n veracidad, entonan con mucha variedad de matices y están muy bien empastados .

La continuidad dramática hace que muchos de los aspectos musicales recaigan sobre la orquesta. Sonoridades efectistas, atmósferas descriptivas, como esa plasticidad del oleaje marino del prólogo, fueron indicados elegantemente por el director italiano Danielle Callegari. Ocasionalmente hubo algún pequeño desajuste en los metales, pero sonó conr otundidad ycon buen sentido del tiempo musical.

El amor que sienten Gabriele Adorno y María Boccanegra, aunque relegado a un segundo plano de la acción, le da a la ópera un vuelo lírico, de comedida belleza, protagonizado por el tenor Giuseppe Gipali, y la soprano Ángeles Blancas. Ninguna de las dos voces llega a la categorái de excepcional. Ella con breves desajustes en la respiración que provocaron un fraseo cortado y el tenor con un timbre hermoso, pero en ocasiones falto de potencia. Los otros protagonistas son las voces graves. Solidez dramática en Paolo Pecchioli, el malvado Paolo Albiani, correligionario de Boccanegra y luego, por egoismos pasionales, su más fiero enemigo fue el mejor. Aplomo en Vitalij Kowaljow, el bajo ucraniano que interpreta al patricio genovés, suegro y enemigo de Boccanegra. Marco di Felice, protagonista absoluto como Boccanegra.

El público acogió con tibieza la obra que cierra la temporada. Los aplausos fueron para la orquesta y el coro.

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