«Hay miedo de bajar a la calle», dicen los vecinos de San José, en Lada

La situación está «descontrolada y nadie nos hace caso; denunciamos y nos quejamos, pero continúan amargándonos. Han roto la convivencia y terminado con nuestra tranquilidad», remarca Alejandra Iglesias, vecina del barrio desde hace cuarenta años y que ahora se ve desprotegida.

Incide que «son sólo algunas familias que llegaron de otros barrios, incluso de fuera de Langreo, porque no podían convivir y aquí hacen lo mismo». Por el momento, la única solución que encuentran es que «lo trasladen o se le atienda de sus adicciones, porque un día va a ocurrir una desgracia», apostilla Iglesias.

Marta López es otra vecina a la que le cuesta llevar una vida tranquila: «Por las noches no dejan de tocar el timbre, suben y bajan hombres, amenazó a una vecina con un cuchillo, es un jaleo tal con él que es imposible descansar». Como ellas Lili, Juani, Trini, Mari Paz y Tamara también ven alterado su día a día por la constante falta de convivencia. Venta y consumo de drogas, discusiones y peleas en la calle, perros de raza peligrosa sueltos y sin bozal, sillones en la calle, piscinas montadas en espacios comunes... Es lo habitual en el barrio San José: «Han tomado las calles como si fuesen suyas», dicen estos langreanos.

La situación ha sido puesta en reiteradas ocasiones en conocimiento de la Policía, el Ayuntamiento, los Servicios Sociales y Vipasa, propietaria de las viviendas que habitan las familias problemáticas, confirman los vecinos. Apuntan que «los únicos que nos entienden son los policías locales, han visto cómo circulan por las calles a más de 60 kilómetros sin carné ni seguro, cómo ponen la música que nos atruenan, y como nos desafían con gestos, y miradas, pero no pueden hacer nada», explica otra de las vecinas.

Recuerdan que «llegamos a presentar casi 200 firmas en Vipasa para que hiciesen algo, pero hasta el momento sólo nos dicen que tienen contrato de alquiler, pero así no podemos seguir». Sólo cuentan con el apoyo que unos a otros se prestan, en las próximas semanas se convocará una reunión vecinal para buscar soluciones. «Los vecinos estamos muy cansados de aguantar», apostilló Camporro.