«Os pido compasión para Pablo. No le juzguéis», afirma el tío del parricida de Ribera de Arriba
Un centenar de vecinos apoyó a la familia de Miguel Ángel Muñiz, decapitado por su hijo, en el minuto de silencio en su recuerdo que se celebró en Soto de Ribera
El concejo de Ribera de Arriba se volcó ayer con la familia de Miguel Ángel Muñiz, el riberano de 73 años decapitado el pasado lunes por su hijo Pablo en las cercanías de la casa familiar en El Picón. Un hecho que nadie comprende ni se explica. A mediodía más de un centenar de personas, entre ellos la familia más cercana de Miguel Ángel y su hijo, junto al alcalde del concejo, Tomás Fernández, y otros integrantes de la Corporación municipal participaron en un minuto de silencio para honrar la memoria de la víctima.
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Tras este recuerdo, era el hermano del fallecido, Joaquín Muñiz, quien a petición del regidor tomaba la palabra para agradecer la participación de los presentes. Mirando de reojo a los hijos, nieto y sobrinos del fallecido, así como a su pareja actual –Carmen, quien «le trató como a un príncipe»–, sus primeras palabras fueron para sus vecinos. «Amigos son los que están a las duras y no sólo a las maduras. Sois la fuerza que nos ayuda a llevar el dolor. En algunos casos, cuando ocurren estas cosas, se genera odio, pero aquí sólo hemos tenido apoyos». «Sois nuestra gran fuerza en esta tragedia»
Muy emocionado y con la voz entrecortada, explicaba que «mi hermano era un buen hombre». «Era muy bueno, un gran padre, pendiente siempre de sus hijos para ayudarlos en todo momento, en especial en los difíciles». Y recordó, entre aplausos de los asistentes que le ayudaron a seguir hablando, «su amor por sus hijos». «Era muy goloso y le di a probar la leche condensada y se volvió más goloso», contó entre otras anécdotas, También destacó su «amor por la montaña, conocía cada pico».
No quiso obviar a su sobrino, autor confeso de la muerte de su Miguel Ángel: «Os pido que no le juzguemos porque podemos equivocarnos. Os pido compasión para que todo lo que le va a venir ahora, que va a ser muy duro, lo lleve lo mejor posible». Palabras que lograron romperlo definitivamente y de nuevo fue auxiliado por los cariñosos aplausos de los suyos.
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El alcalde del municipio, Tomás Fernández, convaleciente de una reciente operación tomó la palabra durante un acto dedicado a «un vecino que era también un amigo, estuve hablando con él hace unos días». «No doy crédito», acertaba a decir. Este es, añadió, un suceso complicado de entender «solo podemos achacarlo a una enfermedad de la cabeza porque si no, no lo entendemos». Confirmó además que «Pablo venía poco por aquí, pero lo encontrabas y saludada, no causaba incidentes, ni tenía antecedentes». «Ha sido una catástrofe y ha destrozado a la familia».
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