A la espera del juicio por el «vecino rabioso» de Feleches: «Mi madre no sale sola de casa»
«Tras la noticia publicada en EL COMERCIO, ha rebajado sus ataques, pero sigue acosándola. Ella sólo quiere vivir tranquila», dice el hijo de la víctima
A. Fuente
Siero
Martes, 6 de agosto 2024, 02:00
Valentín Ornia reveló el «infierno» que su madre, Carmen Fal, lleva viviendo en su casa desde hace 18 años. Todo surgió cuando al lado de la parcela de la casa familiar, ubicada en el núcleo de La Mata –que se encuentra en la parroquia sierense de Feleches–, se instaló un nuevo habitante. «Un vecino rabioso que nos hace la vida imposible, con innumerables insultos y amenazas; nos tira estiércol desde su parcela y ácido. Lo tenemos todo grabado. Pero aquí nadie hace nada», contaba el pasado febrero. Tras publicar EL COMERCIO la información –que tuvo repercusión a nivel nacional–, ese vecino ha rebajado sus ataques; «pero sigue amedrentando a mi madre, que es lo peor de todo; la graba con el teléfono y se la queda mirando fijamente. Ella –que tiene 80 años– no se atreve a salir sola de casa, ni siquiera va a la huerta», lamenta Ornia.
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Tras los últimos «ataques», se interpuso querella en el juzgado. «Pero ha pasado casi un año y no se señala fecha para la vista; sólo pedimos que mi madre pueda vivir tranquila en su propia casa, la de toda la vida». Precisamente, Ornia tuvo que acudir a un juicio en calidad de testigo el pasado 25 de julio. ¿El motivo? Porque un empleado de la cooperativa que suministra el agua a las parroquias de Feleches, Collado y Aramil presentó una denuncia por amenazas contra este 'vecino rabioso'. Eso fue hace un año. «A pesar de contar con todos los permisos pertinentes, ese señor nos acosó sacándonos fotos y vídeos. Llamó a la Policía Local y los agentes nos permitieron seguir con nuestro trabajo». Siempre según la versión de este trabajador, poco tiempo después, aparecieron rotos los contadores de la vecina –Carmen Fal– y tapó una arqueta en un camino público con hormigón. Pero lo peor de todo fue lo que vino después: «Me amenazó, me dijo que me iba a pegar dos tiros si me veía otra vez por ahí. Y creo que es capaz de hacerlo».
Fue lo que declaró en el juicio celebrado en Pola de Siero, ante el propio acusado, J. A. R. C. Pero, ¿por qué actuó de esa manera el vecino de La Mata? El denunciante lo tiene claro: «Porque fuimos a hacer reparaciones a la casa de Carmen».
«Que va a estar bajo tierra»
El caso lo tramita Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Pola de Siero. El trabajador de la cooperativa de aguas, desde ese capítulo, dice no dormir bien y que acude intranquilo al trabajo. «Me dijo que, si hacía falta, me iba a buscar a mi casa. Que él iría a la cárcel, pero que yo estaría bajo tierra». ¿Qué es lo que espera del juicio? «No pido dinero ni compensación alguna; solo quiero vivir y trabajar con tranquilidad», respondió.
Los hechos con el empleado de aguas ocurrieron el 25 de julio de 2023. Según el relato del trabajador, a las once de la mañana se trasladó a La Mata para hablar con el denunciado ya que, días antes, había tapado con hormigón a la arqueta en un camino público y donde se encuentran las llaves de corte de la vivienda de Carmen Fal. También había provocado, en dos ocasiones, daños en los contadores del agua, material propiedad de la cooperativa. «Le pregunté qué problema tenía con el material que es propiedad de la cooperativa y empezó a gritarme. Que esos terrenos eran suyos y que iba a destrozar todo lo que se instalara allí. Que, si me veía otra vez por ahí, me pegaba dos tiros y a Valentín, también».
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El dolor del hijo al ver así a su madre es notorio. «Siempre sale indemne, no sabemos qué hacer. Esto es un calvario», decía Valentín Ornia. Admite que ellos han interpuesto numerosas denuncias contra él ante la Guardia Civil, pero que también han sido denunciados por él. «Pero las de él siempre se han desestimadas porque se trata de demandas infundadas, falsas y sin sentido».
No sabemos por qué lo hace, creemos que es una persona mala, nos quiere hacer daño por todos los lados», asegura Ornia. Por su culpa, dice, tuvieron que pedir un vado para poder entrar y salir de su parcela. Cuenta con informes médicos de los ataques de ansiedad de su madre y un parte de lesiones de un hermano de ella. Hay fotos de todo el cuerpo lleno de hematomas. «Un día se cruzó con mi tío y empezó a insultarlo; al final, le dio una paliza que casi lo mata; y nunca pasa nada. Estamos más que desesperados y queremos una solución».
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