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La orden de servicio con punto de control estático fue firmada por la edil de la Policía Local de Siero, Aurora Cienfuegos, el pasado ... día 20. En ella se establecía la dotación de dos agentes de forma continua –con la excepción de 30 minutos de descanso– en la Sierra de Granda «con el fin de controlar la normativa ambiental y las ordenanzas municipales». Era para el periodo comprendido entre el pasado jueves y este domingo. Y con este operativo de vigilancia –para evitar las quemas incontroladas en el poblado– vuelve la polémica; el alcalde, Ángel García, 'Cepi', criticó, a través de EL COMERCIO, que efectivos pedían bajas y horas sindicales para no acudir a ese servicio. Pero el punto de vista de los afectados –afiliados al Sindicato Independiente de la Policía Local de Asturias– es totalmente opuesto. «Se trata de un castigo del regidor a los funcionarios. Y tenemos pruebas de ello. Nos lo dijo hasta uno de los mandos del cuerpo afín al alcalde», se aseguró este domingo desde la formación sindical.
Para los agentes, todo huele mal desde la propia orden, que fue entregada por escrito. En ella, se manifiesta desde la formación sindical –y comprobado también por este diario–, ya se incluyen los números de los agentes y subinspectores que tienen que realizar cada turno. «Nunca se vio en todo el tiempo que llevamos en el cuerpo en Siero que un político organice nuestro trabajo. El equipo de gobierno sí que puede dar la orden de iniciar una vigilancia especial y una actuación concreta, pero luego son el jefe policial o los mandos quienes distribuyen las diferentes labores fijadas. El alcalde no está capacitado para ello, debería ponerse en manos de profesionales», criticaron duramente. «Se demuestra que lo importante no era el servicio».
Pero hay más. Desde el SIPLA se asegura que toda esta operación y la organización diseñada por el alcalde responde tan solo a «molestar, castigar y humillar a una serie de funcionarios policiales». En la orden se establece que se debe controlar la normativa ambiental en la Sierra de Granda, como ya se ha indicado. «Pero es que eso hay que hacerlo en todo el municipio, es nuestra obligación; lo que no sabíamos, ni lo conocía el propio agente que realiza las funciones de jefe, es que había que vigilar que no se produjeran quemas incontroladas». Se quejan de que no podían moverse del lugar «sin una autorización expresa del jefe o de la edil del área, no podíamos ni hacer nuestras necesidades fisiológicas».
Hay más consecuencias de tener, de forma permanente, una patrulla para la vigilancia en Granda. «Cada vez hay menos agentes, como bien alardea el propio alcalde; nos obliga a estar en esa zona cuando somos muy pocos. La consecuencia directa es clara: la atención ciudadana se resiente. No podemos atender las llamadas como nos gustaría. No llegamos a los sitios. El regidor se encarga de desmantelar el cuerpo para después culparnos de un mal servicio». Se señala, por otro lado, que este ámbito de Granda es competencia de la Guardia Civil por ser zona rural.
El alcalde criticó que agentes recurrieran a bajas y a horas sindicales para evadirse de este operativo. «Si tiene constancia de que algún policía ha cometido alguna irregularidad, le animamos a que inicie un expediente, que es su labor», se afirma desde la sección sindical en Siero. «Sufrimos acoso desde hace tiempo, lo que afecta a nuestras familias y obliga a muchos funcionarios a marcharse del concejo en busca de otro destino. Ya está bien».
En un informe redactado por la Policía Local de Siero se alerta del mal estado de las instalaciones deportivas de El Bayu, en La Pola, con riesgo personal para los propios usuarios, muchos de ellos niños que acuden a entrenar al fútbol. Desde el Sindicato Independiente de la Policía Local de Asturias (SIPLA) se señala que este documento es, posiblemente, el origen del malestar en el seno del equipo de gobierno (PSOE) y de las posteriores medidas de presión ejercidas sobre los agentes responsables de su redacción. Y es que, según el sindicato, los funcionarios que firmaron ese informe son quienes han padecido las presiones derivadas del operativo especial de vigilancia en la Sierra de Granda, lo que ha desembocado en la última confrontación con el alcalde, Ángel García, 'Cepi'.
Para el SIPLA, la situación es del todo incoherente, ya que, en lugar de actuar para evitar posibles riesgos para los usuarios del mencionado centro deportivo, lo que se hace desde el equipo de gobierno –critican– es tapar el informe «y castigar a sus redactores».
Todo comenzó con la orden dictada por la edil de la Policía Local, Aurora Cienfuegos, para controlar las quemas incontroladas en la Sierra de Granda. Un operativo de tres turnos en los que las patrullas no se podían mover de allí, lamenta el SIPLA. El alcalde, por su parte, acusó a algunos agentes de no querer trabajar, ya que buscaron excusas para no acudir a ese servicio de control. «Pero es que tengo que decir que no me extraña nada; llevan tiempo haciendo lo mismo», afirmó. El regidor señaló que enseguida aparecieron peticiones para disfrutar de horas sindicales por parte de alguno de ellos. «Un funcionario las pidió para la tarde del sábado». En el turno de la noche del pasado viernes «no acudieron los dos agentes asignados». Aseguró que no advirtieron de su ausencia.
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