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Marta Varela
Lugo de llanera
Domingo, 11 de mayo 2025, 19:33
La feria ganadera de San Isidro es sin duda todo un referente. Los ojos del mundo ganadero del noroeste español están atentos a lo que ... ocurre en Llanera. La organización calcula que en esta edición han entrado en el recinto de Ables cerca de siete mil animales; y eso a pesar de reconocer que el número de vacas «ha descendido respecto a otros años».
Hubo menos vacas, pero con muchos ejemplares de una calidad alta. Así lo explicaba el técnico Eliseo López, quien destacó que «las vacas típicas de Llanera de un alta calidad se han vendido muy bien»; con un precio mínimo de «entre 2.500 y 3.500 euros las vacas de vida». Mientras, las vacas destinadas a carnes alcanzaron «un precio interesante, de entre 6 y 7 euros las cebadas por kilo en canal».
La falta de ejemplares de vacuno, en consideración de la parte técnica de la organización, se atribuye a que «faltan vacas de forma significativa, porque los operadores dicen que no hay vacas en manos de los ganaderos, de los criadores, para poder comprarlo». Además, remarcaron que «el precio que tienen las vacas para carne ha propiciado que se hayan sacrificado muchas y que no haya capacidad de recuperación».
Algunos potenciales compradores apuntaban en el propio recinto que «los precios están un poco altos, por lo que dudamos bastante antes de pagarlas. No están las cosas bien para los precios que nos piden».
En la parte de los ganaderos, se veía de otra manera. «Esto es cosa de todos los días, siempre les parecen caras, pero sí se está vendiendo algo menos que otros años, aunque tampoco mucho menos». «A menos vacas que vender más precio», apostillaba otro de los tratantes, que desde primeras horas de la mañana estaba valorando a los ejemplares para su probable compra. «Tendré que comprar porque necesito animales», finalizó.
Atendiendo al número de ejemplares y a las ventas, el sector equino se llevó el oro en Llanera, a pesar de que su precio estuvo contenido. «Se vendieron todos los potros, en torno a un millar, aunque no con la alegría de otras ediciones», apuntaba López. La gran mayoría de los potros vendidos iban destinados al mercado vasco-francés y muchos cebaderos de Irún. Destinos a los que comenzaron a salir hacia las dos de la tarde una vez expedidas las guías.
El mal tiempo fue el gran enemigo de la fiesta de la ganadería de Llanera. En la jornada del sábado la organización, por seguridad, tuvo que suspender algunas de las actividades de la tarde, con un recinto ferial repleto de visitantes. La intensa e incesante lluvia no permitió realizar la demostración de labranza ni el esperado desfile de los pequemanejadores y que «representa el futuro del sector y la ilusión de los más pequeños».
Tampoco pudieron salir el sábado los imponentes bueyes que participaban en una competición de arrastre. Si bien, esta actividad pudo realizarse en la tarde del domingo desafiando a una lluvia incipiente. Finalmente se alzaron como ganadores, los bueyes cántabros de la ganadería de Vicente Fernández, dirigidos con firmeza por Asier Fernández. Hubo, no obstante, menos gente de lo habitual en la jornada dominical debido a la lluvia.
Antes de comenzar el concurso de arrastre, se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de uno de los ganaderos que han hecho posible que San Isidro en Llanera sea un referente para la ganadería española. Todos recordaron a Manuel Elías Prado y reconocían que sin su trabajo y tesón la feria no sería lo mismo.
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