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Serena Pérez, apoyada en un piano, en el conservatorio.
«He llegado a ver ópera en el bosque»

«He llegado a ver ópera en el bosque»

Serena Pérez ha sido elegida para el máster lírico de la Dutch National Academy

M. F. ANTUÑA

Jueves, 14 de junio 2018, 16:39

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No para. Serena Pérez García (Gijón, 1991) acaba de ser seleccionada para un prestigioso máster de canto en Amsterdam y paralelamente trabaja como enfermera. No le queda otra que trabajar duro para seguir persiguiendo su sueño. «Una vez acabada la carrera de Enfermería y el grado de canto en Asturias, decidí intentar darle un oportunidad al canto como carrera profesional, continuando mis estudios», explica. Barajó Holanda, Alemania y Austria y se decidió por Amsterdam. «Tuve la oportunidad de dar una clase con mi profesora actual, Sasja Hunnego, y al día siguiente ya gestioné los papeles para hacer la prueba de acceso aquí». Su objetivo era estudiar, pero la vida es cara y hubo que echar el resto. «Me dediqué el primer año a estudiar muchísimo holandés en mi tiempo libre, y en octubre del siguiente año conseguí trabajo de enfermera a tiempo parcial. Es muy complicado compaginar las dos cosas, pero económicamente no hay otra salida».

En esas anda. Pero en estas últimas semanas más feliz que nunca. Ha conseguido ser una de las elegidas para el máster de ópera de la Dutch National Opera Academy . «Es una alegría tremenda. Para el máster que comenzaré el próximo septiembre hemos sido seleccionadas solamente siete de entre más de cien personas de todo el mundo que querían entrar». Es un programa muy intenso de dos años, donde representarán un mínimo seis óperas completas, además de muchos conciertos escenificados. «Durante el periodo lectivo tenemos clases de repertorio, lenguaje, teatro, y muchas clases magistrales de grandísimos cantantes de ópera», anuncia.

Va a tener que dejar la enfermería. «Ahora tengo 25 años, y este máster acepta a gente por debajo de los 29 años, y la mayoría de las competiciones o contratos en prácticas en compañías importantes de ópera, te aceptan hasta los 35. Así que estos años son cruciales. Menos de 25 eres demasiado joven, pero más de 30 eres demasiado mayor. Así que en los próximos dos años voy a dejar la enfermería a un lado y dedicarme al canto, a darle una oportunidad a esta pasión». Lo más duro será en el plano económico. El máster cuesta 2.000 euros al año y está buscando ayudas para financiarse durante esos dos años. «He solicitado una beca de postgrado para artistas en España y a algunas fundaciones privadas de Holanda, también, y estoy preparando una campaña de crowdfunding. Mi familia también me ayudará, pero aún así habrá que cuidar mucho los gastos».

Un lujazo el máster y vivir en Holanda: «Tiene tradición musical, sobre todo oratorio, pero no menos que España. Pero Holanda tiene la 'manía' que querer estar avanzando todo el tiempo, y eso se nota también en el panorama musical. Son luchadores y no lo dejan morir. Todavía hay público para la música clásica, pero la promocionan muchísimo, intentan buscar financiación de todas las formas posibles, y para todos los públicos. He llegado a ver hasta una ópera en el bosque, rodeada de niños jugando y disfrutando de la ópera con sus papás y abuelos».

Hay muchas diferencias con Gijón. Empezando por la bicicleta, siempre presente en el paisaje urbano. Pero hay más: «Son muy flexibles y se adaptan bastante a la situación personal de cada uno». La ciudad es divertida, por mucho que la lluvia y el viento sean una molestia. «En lo social, los holandeses son un poquito más cerrados que los españoles, les cuesta más comunicarse como lo hacemos nosotros, incluso en su idioma». No le gusta de Amsterdam que hay demasiados turistas y adora que sea una ciudad internacional y liberal y muy bien comunicada con otros paíeses.

Está feliz. Pero no sabe cuál será la ruta a seguir tras el máster. «En esto del canto se me han ido aclarando las cosas por el camino. En el 2012 no tenía en mente venirme a Holanda, ni el año pasado tenía en mente que podría entrar en la Dutch National Opera Academy». De momento, Asturias seguirá siendo una añoranza, sobre todo en el plano familiar y, cómo no, en el culinario.

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