Eduardo Villar se fue a California a estudiar Matemáticas y a jugar al fútbol. E. C.
Asturianos en la diáspora: California (EE. UU.)

«Los norteamericanos son muy cerrados»

El gijonés Eduardo Villar lleva siete años en California y ahora su objetivo es obtener la 'green card' para poder quedarse

Ana Ranera

Gijón

Domingo, 3 de noviembre 2024, 01:00

Eduardo Villar Arango (Gijón, 1999) se fue a vivir a Estados Unidos «por el fútbol» y se quedó «por las oportunidades». Este joven lleva desde ... los dieciocho años en California porque hizo las maletas según terminó «el Bachiller». Era entonces 2017 y, con la mayoría de edad recién estrenada, tenía claro ya que su futuro debía estar vinculado al deporte. «Toda la vida había jugado al fútbol y quería seguir jugando a nivel competitivo», explica. Como sabía que «no iba a ser profesional», consideró que, al otro lado del charco, al menos iba a poder seguir disfrutando de los partidos. «Daban becas y vine con una a estudiar a Fresno».

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Esta ciudad fue su primer destino, donde estudió la carrera de Matemáticas y donde empezó a trabajar tras graduarse. «Estuve tres años currando, pero en mayo me mudé para hacer un máster de Analítica de Datos en Irvine», cuenta.

Y, según está pudiendo observar, en California «la vida cambia mucho de una ciudad a otra». Igualmente, todas tienen sus bondades y, por eso, lleva ya allí siete años, conociendo su sistema laboral y el educativo. «La universidad es muy diferente. Las horas que dedicas a estudiar son muchas menos porque es todo más práctico», indica, al tiempo que asegura que «todo el mundo tiene un trabajo a tiempo parcial mientras estudia».

Él, por ejemplo, «fue tutor de Matemáticas» para otros alumnos y así fue «adquiriendo experiencia». Eso sí: ahora está centrado únicamente en la formación porque «en el máster se complica más la cosa y estoy concentrado para sacarlo», dice riéndose.

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En cuanto al fútbol que, en su día lo impulsó a marchar de España, reconoce que lo sigue practicando, pero ya «solo ligas domingueras». Igualmente, sigue disfrutando con él y también con Irvine, una ciudad que le gusta bastante más que Fresno, su anterior hogar.

«En Fresno había menos opciones y la vida era más monótona, más de la América profunda». Sin embargo, en Irvine «hay para hacer de todo, hay muchas terrazas y bares. Es más como España y hay opciones para tomar algo y para salir».

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A pesar de esa oferta de ocio, Villar explica que «los norteamericanos son muy cerrados, tienen sus planes preestablecidos y no son tanto de socializar con amigos». Esa manera de ser provoca que la mayoría de sus amigos sean internacionales, sobre todo, latinoamericanos. Y, entre ellos, hay muchos brasileños, de hecho, el gijonés tuvo que aprender portugués para no perderse palabra de sus conversaciones.

El saber no ocupa lugar para este joven que comparte piso y reconoce que «los precios del alquiler son una locura». No es ninguna novedad lo difícil que es encontrar casa y, de hecho, él se hizo con la suya «a través de un grupo de Facebook». Así están las cosas, «te tienes que ir buscando la vida», para llegar al destino: «Obtener la 'green card', que es la residencia permanente para entrar y salir de Estados Unidos sin problema».

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Para conseguirla, tiene por delante un largo camino. «Cuando me gradúe, tengo tres años de permiso laboral y mi objetivo es que la empresa en la que entre a trabajar me esponsorice para obtenerla». La quiere a toda costa porque su aspiración es quedarse en California porque está convencido de que «las oportunidades laborales que hay aquí son inigualables». Y, entre oportunidad y oportunidad, regate, chute y gol.

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