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Los asturianos, cada vez más altos y gordos

Los asturianos, cada vez más altos y gordos

El 62,2% de los varones presenta sobrepeso u obesidad, quien vive en el campo tiene 3,2 kilos más y la estatura varía con el nivel de estudios

RAMÓN MUÑIZ

Domingo, 5 de octubre 2014, 01:06

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La clase social, el nivel de estudios, el sexo y el lugar de residencia. Todo ello parece influir en el peso y estatura que acaba alcanzando una determinada población. La tendencia general de los asturianos, según las últimas estadísticas, es a crecer a lo alto y ancho. Concretamente, hoy el ciudadano autóctono, de media, mide 167,3 centímetros y su báscula se detiene en los 72,7 kilos. Son más de dos centímetros y 1,6 kilos que hace diez años.

Establecido lo general, llegan las diferencias. Los hombres, por ejemplo, alcanzan 12,2 centímetros y 14 kilos más que ellas. El varón asturiano se sitúa en los 173,6 centímetros con 80,1 kilos, frente a los 161,4 centímetros y 65,9 kilos de ella.

Los datos proceden de una encuesta realizada por la Dirección General de Salud Pública en la que a los entrevistados se les planteó también si consideraban que sus medidas eran las adecuadas. A la hora de autodefinirse, apenas un 39,9% de los asturianos admitieron tener un peso elevado. No hubo grandes diferencias de género en este apartado, salvo en lo referido a quienes admitían un peso «muy alto». Esta respuesta la dieron un 6,9% de las mujeres, frente al 3,6% de los hombres.

La opinión propia «es fundamental para la propia percepción del esquema corporal y más aún para la instauración de políticas encaminadas a modificar el comportamiento de consumo de nutrientes o la intervención en relación a la obesidad», escriben Mario Margolles, Ignacio Donate y Juan Salvadores, los autores del informe. El problema es que las respuestas dadas tienen poco que ver con la realidad de las cosas. Ante el entrevistador, sólo el 39,3% de los asturianos se reconoció con mucho peso. Sin embargo, el 53,8% de ellos sí mostraba un índice de masa corporal propio de obesidad o sobrepeso. La proporción se eleva al 62,2% entre los varones.

Hábitos según la formación

Cabe matizar que la categoría del sobrepeso se aplica ya en personas con 170 centímetros de talla y 80 kilos de peso, mientras que la obesidad sólo se describe para dimensiones como la que ofrecería una persona de igual peso y 1,60 de estatura. En 2008 se hizo una comprobación similar y entonces la población con obesidad o sobrepeso estaba en el 44,7%. Los autores reconocen este incremento, pero matizan que se produce entre los tipos menos graves.

Existe una diferencia de género también notable en lo tocante a la delgadez. El 4,1% de las mujeres presenta un índice de masa corporal inferior al recomendado, mientras que la proporción entre los hombres es de apenas el 0,8%. Este umbral describe a personas que, por poner un ejemplo, miden 160 centímetros y pesan menos de 45 kilos.

El cruce de estadísticas puede proporcionar curiosos resultados. Ocurre al calcular la estatura promedio de la población en función de los estudios que cursó. El resultado señala que quienes tienen una formación elemental alcanzan los 165,5 centímetros, aprobar la Educación Secundaria Obligatoria eleva el listón a los 168,5, mientras en el grupo de los asturianos con carrera universitaria la estatura media es la más alta, con 169,2 centímetros.

La relación entre educación y estatura sugiere más bien que la formación asegura unos hábitos nutricionales más saludables. El análisis de los pesos lo refrenda: «Por nivel de estudios, a medida que estos aumentan disminuye el porcentaje de personas con sobrepeso y obesidad». De hecho, los entrevistados que disponían de título universitario tenían «un peso medio inferior en casi 5 kilos respecto a los que tienen estudios de bachillerato y ESO».

Factores ambientales

Entre las diferencias a considerar una no menor es la ambiental. Quienes vivían en el campo mostraron un peso superior al resto, con un promedio de 75,5 kilos. Los asturianos de ciudad pesan unos 3,2 kilos menos. Esta distinción sugiere que en los entornos rurales se mantiene la tradicional dieta hipercalórica, propia de quien tenía que enfrentarse con trabajos pesados y a la intemperie. Las labores de labranza hoy se practican menos y se han automatizado más, sin que ello haya aligerado las raciones o llenado los platos de alimentos menos calóricos.

El mismo problema de exceso de kilos se encuentra con mayor frecuencia en las clases sociales menos favorecidas, cuyo peso promedio es hasta 4 kilos superior al resto. Esto es debido a una alimentación irregular, basada en productos baratos, de menor calidad, con presencia destacada de grasas saturadas. Los nutricionistas coinciden en que en lugares en los que estalla una crisis económica los problemas de obesidad en las familias más pobres emergen antes que los de hambruna.

El informe que el Principado divulgó ayer analiza a la población por encima de los 15 años. Un trabajo similar sobre los niños constató que uno de cada tres tenía sobrepeso.

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