Borrar
Juan Álvarez-Linera Prado, en Oviedo.
«En España no estamos cuidando la gran sanidad  que tenemos»

«En España no estamos cuidando la gran sanidad que tenemos»

Juan Álvarez-Linera, director del Área de Neuroradiología del Hospital Ruber

AZAHARA VILLACORTA

Lunes, 5 de enero 2015, 00:13

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ha salido a correr antes de desayunar. Juan Álvarez-Linera Prado (ovetense de 1959), director del Área de Neuroradiología del madrileño Hospital Ruber Internacional, predica con el ejemplo y se cuida mientras aprovecha que acaba de participar en las 'III Jornadas de Actualización en Neurooncología', organizadas por la Fundación Centro Médico, para disfrutar de sus amigos, su familia y su ciudad. Porque hace más de veinte años que se fue. A este médico que inspira confianza y que tiene las cosas claras, lo de la semana laboral de 35 horas le suena a chino. Asegura, además, que, en medicina, «se tiende a un especialista que valga para todo, un error», que la nota de corte para acceder a la carrera «es un factor muy limitado a la hora de saber quién va a ser un gran médico» y que la fuga de cerebros «es un desastre». Así, sin paliativos.

Decir Ruber es decir paciente VIP.

(Se ríe) Bueno, sí, la verdad es que hay mucho VIP.

Tiene pinta de ser carísimo.

Yo creo que no es tan caro. La medicina privada es cara, pero, cuando vas a un garaje, también. La gente piensa que la medicina es cara, pero no lo es. Y en este país, menos. Manejas una tecnología muy complicada y eso siempre encarece los procedimientos.

¿Hay motivos para tanta fama?

La gente no es tonta. Van allí porque hay una medicina muy personalizada. Se trata a la gente con mucha atención y los tiempos se manejan bien. No tienen que esperar. El problema es que en este país hay muy buena medicina, pero los tiempos se manejan muy mal. Entonces, eso, a la gente le preocupa. Cuando alguien está enfermo, no le gusta esperar. Y, si puede evitarlo, lo va a hacer.

Si puede pagárselo, claro.

Desgraciadamente. A mí no me gusta esa situación, pero sí ocurre. Existen desigualdades aunque no queramos hablar abiertamente de ellas.

Dicen de usted que es «un primer espada» de lo suyo.

Obligadamente te conviertes en alguien que tiene que estar en primera fila para poder atender las exigencias que requiere esto. Y hay que hacer un esfuerzo y sacrificar mucho. Yo me fui a América cuando nadie se iba. Además, me cogió muy joven. Fue un reto.

¿Tenemos también una sanidad pública de primer nivel?

Sin duda. Quitando el problema de las listas de espera y de los medios, el nivel de los médicos y de los sanitarios en general es muy alto. Yo trabajo en la medicina privada, pero soy un gran defensor de la medicina pública y colaboro mucho con ella.

Ha venido a revisar los últimos avances en Neurooncología.

Aunque las consecuencias finales todavía no se notan todo lo que quisiéramos, porque los tumores cerebrales se curan muy mal. Tenemos muy pocas posibilidades de curarlos, pero estamos empezando a plantarles cara. Hasta hace muy poco, los tratamientos eran muy paliativos. Ahora ya estamos luchando realmente contra el cáncer en el cerebro.

¿Qué ha cambiado?

Sobre todo, que empezamos a conocer cada vez más profundamente cada tumor. Y estamos empezando a atacarlos de una manera diferente. Incluso estamos caracterizando cada tumor en cada persona. Porque cada tumor tiene mutaciones diferentes, un perfil bioquímico diferente. Vamos hacia ese tratamiento mucho más personalizado.

Incluso hay una pastilla que el paciente se toma antes de ser operado y convierte la zona en fluorescente.

Necesitas delimitar el tumor. Porque, cuando abres el cerebro y empiezas a quitar lesión, llega un momento en que, a simple vista, es muy difícil saber dónde está el cerebro normal y dónde está el tumor. Y también es muy difícil saber dónde parar para no hacer más daño del que necesitas hacer. Esa fluoresceína puede colorear el tumor agresivo, aunque en el caso del tumor de bajo grado es más difícil, y puede mostrarte por dónde está.

Operan con el paciente despierto.

Sí. Cuando el tumor esta cerca de zonas críticas para funciones motoras o del leguaje, el paciente está despierto cuando se esta resecando el tumor. Tú le vas estimulando y, cuando ves que ya te estás acercando y que estás en una zona que va a dejar lesiones, te paras, con lo cual cada vez cada vez vamos a extirpar más tumor y sabemos que, cuanto más tumor quitamos, mejor le va a ir al paciente.

¿Cuáles son las posibilidades de supervivencia?

Hay muchos factores. El tipo de tumor es muy importante, pero también influye la edad y del estado clínico. Un paciente de edad avanzada, en mal estado clínico y con un tumor agresivo de gran tamaño tiene muy pocas posibilidades.

¿Aunque se vaya a Houston?

Cada vez nos vamos menos a Houston. Porque, ahora, con internet, tienes acceso a la misma información que tiene el que está en Houston y porque tenemos exactamente la misma tecnología. Hombre, en algunas enfermedades muy raras que se centralizan en algunos hospitales del mundo, no necesariamente en Houston, puedes encontrar a un especialista que tiene más experiencia, pero en el 99% de los casos la gente tiene experiencia sobrada. Tenemos equipos muy buenos. Este país tiene muy buena sanidad y debemos cuidarla.

¿No lo hacemos?

No. Hay muchas cosas que necesita la medicina para no deteriorarse. Y la primera es que la gente se dé cuenta de lo costosa que es. Y no sólo en términos económicos, sino de esfuerzo humano. No se está valorando la medicina como se valoraba antes. Antes, el médico era alguien con un prestigio social, un señor muy respetado porque estaba dedicando un esfuerzo muy importante a los demás. Eso ahora no se tiene en cuenta, se ha perdido mucho. Y es muy importante.

¿Por qué?

Porque eso genera muchas cosas. El médico no sólo ha perdido el prestigio social, sino que ha perdido también capacidad económica. Hoy en día, no es que nadie tenga sueldos muy altos, pero, en los últimos años, nosotros hemos perdido cerca del 40% de nuestra capacidad adquisitiva. Aún así, creo que eso no es lo que más preocupa a los médicos, porque sabemos que la situación es mala para todos.

¿Qué es, entonces?

Lo que más preocupa a los médicos es que no se cuenta con ellos para dirigir la sanidad, no se les dan los medios que necesitan para tratar bien a los pacientes, sufren la lista de espera. Porque los primeros que la sufren son ellos, cuando llegan a su consulta y ven que tienen tal cantidad de cosas pendientes y que no les pueden dedicar todo el tiempo que necesitan. Eso es una presión muy mala. Necesitamos poner muchas cosas encima de la mesa y darnos cuenta de que todo el mundo se pone enfermo.

¿Tampoco ha ayudado mucho que el Gobierno colocase al frente de Sanidad a una experta como Mato?

Una experta... No voy a comentar. (Se ríe). Y no voy a comentar porque no tiene nada que ver con la medicina... Y con eso digo mucho.

El que sí que tiene que ver es el consejero madrileño, famoso por la gestión de la crisis del ébola.

No me gusta hablar mal de la gente.

Pues volvamos a la medicina.

Yo creo que va a haber muchos avances en los próximos años. De hecho, estamos asistiendo todos los días a grandes avances. A los que nos toca estudiarlo, vemos el vértigo que supone. Nosotros ahora manejamos una resonancia de más campo magnético y eso permite hacer imágenes que cada vez tienen más nitidez. Ahora mismo, con resonancia, estamos haciendo imágenes por debajo del milímetro, pero se pueden hacer ya imágenes en el nivel de un microscopio.

Algunos tipos de cáncer se relacionan con las radiaciones. ¿Qué pasa con los móviles y el Wi-fi?

No está probado. El mundo está lleno de ondas como las ondas de radio. Yo, si el teléfono móvil provocase cáncer, ya estaría muerto.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios