La Universidad multiplica por diez las becas de emergencia en los cinco últimos años

Nacieron como ayudas de urgente necesidad y cinco años después perdieron su carácter de urgencia para desarrollar hasta diez veces más el de necesidad. Así lo planteó el vicerrector de Estudiantes de la Universidad de Oviedo ante los delegados internacionales de Eurostudent durante la conferencia de trabajo celebrada en Viena. Y lo hizo Luis Rodríguez con datos que hablan por sí mismos: en 2010 la institución académica asturiana destinaba 15.000 euros a las becas que llamó 'de urgente necesidad' y cinco años más tarde, en 2014, el presupuesto se elevó hasta los 150.000 euros. Para entonces ya eran meramente de necesidad.

«Esas ayudas las pusimos en marcha con la filosofía de cubrir esas situaciones imprevisibles que se pueden dar en los muchos meses que pasan desde que el alumno solicita la beca hasta que el Ministerio de Educación te la paga. Podía ser un desempleo sobrevenido, un fallecimiento del sostenedor de la familia... Cosas que no se podían prever», rememora el vicerrector, con la vista puesta en los inicios del programa, en 2010. «Pero ahora incluimos también la reducción del salario o la participación en un ERE o la pérdida de los 460 euros del subsidio de desempleo... Situaciones que, como el que sobrepasa por 150 euros el umbral económico o quien ha perdido la beca porque a su comunidad de vecinos le han concedido una ayuda para cambiar el ascensor, no son tan sobrevenidas, pero que si no las das, los chavales no podrían pagarse los estudios».

En 2014 la Universidad de Oviedo concedió 138 becas de urgente necesidad, que representan un 60% de las 231 solicitadas, cifra que triplica ampliamente aquellas 70 de 2010, de las que se atendieron 52. Sólo una cuarta parte de los estudiantes de entonces se quedaron sin ella, mientras el pasado año fueron 93, un 40%, a los que no les llegó la beca universitaria. «Nosotros no pretendemos sustituir al Ministerio de Educación, que es el que tiene la obligación de vigilar la equidad a la hora de acceder a la educación superior, lo que queremos es llegar a esos puntos que él no llega y que dejan en una clara indefensión a nuestros estudiantes», señala el joven vicerrector, antes de reconocer que las condiciones de la Universidad son académicamente «más flexibles» que las del ministerio: en vez de tener aprobados el 100% de los créditos, con el 95%, vale.

El modelo de Andalucía

En ese sentido, Luis Rodríguez señala que «sería estupendo que aquí pusieran en práctica la propuesta andaluza de programas complementarios de becas, porque somos de los pocos que no lo tenemos. La Universidad tuvo que afrontar el proyecto en momentos de grandes dificultades económicas, pero es que es una iniciativa nuestra, lo que no quiere decir que el próximo equipo rectoral, que llegará dentro de un año, vaya a seguir con ella. Institucionalizarlas desde el Principado sería una buena forma de evitar los vaivenes rectorales».

«A todos les ha extrañado mucho que en España pase tanto tiempo desde que el alumno pide la beca, en verano, hasta que en enero o abril se la abonan. En Francia sólo transcurre mes y medio y se hace a través de una aplicación informática del ministerio. En Portugal no sólo funciona también con celeridad, sino que la actualización de la beca por situaciones sobrevenidas la hace el propio ministerio», confiesa Luis Rodríguez.

Estudiar lo que te gusta

Eurostudent reunió la semana pasada en Viena a más de 600 expertos de toda Europa a quien el vicerrector de Estudiantes expuso el resultado de las investigaciones sobre el abandono estudiantil.Es un estudio científico financiado por el Ministerio de Educación, que viene a ratificar lo que el sentido común ya ha adelantado: que saber lo que vas a estudiar, elegir la carrera que te gusta, asistir a clase, estudiar e involucrarte en la vida universitaria es garantía de éxito. «Hemos utilizado una técnica estadística, con la que hemos analizado los datos actuales, y otra de inteligencia artificial que nos permite generar reglas para predecir los abandonos», afirma Luis Rodríguez, matemático de formación, quien resalta como «potente» la muestra realizada a más de un millar de estudiantes.

«Hemos constatado, de forma fundamental y determinante, que los alumnos que abandonan los estudios llegan sin una orientación adecuada previa a la Universidad, lo que hace que uno de nuestros objetivos primordiales sea potenciar el programa de orientación, para que sepan que Ingeniería Mecánica es mucho más que llegar a ser el ingeniero de Fernando Alonso, y que te vas a encontrar con la Física, la Química y las Matemáticas. Y está muy bien eso de pensar en las salidas laborales, pero estudiar lo que te gusta reduce el fracaso», señala.

Otro factor que el estudio ha revelado como importante más allá de la frase de siempre de cualquier profesor es que «la asistencia a clase, no por sumar un punto, sino participando», modela la permanencia en los estudios. «Y hemos señalado el corte del umbral de estudio semanal en cinco horas y media. Si asistes a clase y estudias cinco horas y media a la semana, reduces a una cuarta parte el riesgo de abandono», especifica el vicerrector. Objetivo aún más cercano si a eso se le añade una participación en actividades «que te proporcionen un sentido de pertenencia a la Universidad».

«Una cuestión a desarrollar ahora es por qué la metodología docente influye de forma determinante en las ciencias sociales y no en las ingenierías», analiza Luis Rodríguez de un estudio que revela que de estas dos áreas, las más pobladas de la Universidad, los alumnos se plantean abandonar a partir de momentos bien distintos. Los ingenieros, con aprobar el 15% de los créditos continúan viaje. Los de Económicas o Derecho, elevan esa cota al 40%. «Son más autoexigentes», concluye el vicerrector. O consideran que su carrera es más difícil y se dan un respiro. «También puede ser. Tendremos que profundizar en los resultados».