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La circulación en la autopista 'Y' ha quedado totalmente restablecida. En la imagen se ve la zona del firme que ha sido reparada.
La 'Y' recupera la normalidad tras dos jornadas de atascos kilométricos

La 'Y' recupera la normalidad tras dos jornadas de atascos kilométricos

Las obras de reparación del pavimento y el escaso uso de las vías alternativas por parte de los conductores provocaron importantes retenciones tanto ayer jueves como hoy

ángela s. cifuentes / RAMÓN MUÑIZ

Viernes, 15 de abril 2016, 03:19

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La autopista 'Y' vuelve a estar libre de obras. Los trabajos de reparación del pavimento que atormentaron a cientos de conductores tanto en la jornada de ayer como en la de hoy han llegado a su fin. A las cuatro de la tarde, la circulación volvía a ser la habitual. Densa, pero fluida.

Pero esta mañana, las penurias y los cabreos volvían a ser tónica en el arranque del día. Esta es la crónica matutina:

Siete y media de la mañana. Hora punta en la autopista 'Y' y, otra vez, largos atascos en sentido Gijón y Avilés debido a un carril cortado por unas obras para arreglar el pavimento. En total, seis kilómetros de retenciones del punto 19 al 25. Los trabajos comenzaron el miércoles a las nueve de la noche y concluyeron a las cuatro.. Tras los atascos de primera hora de la mañana, el tráfico volvió a ser fluido, pero sobre las 2 de la tarde volvió a haber circulación lenta debido, de nuevo, a que era una hora punta.

De hecho los operarios ya no trabajaban en la zona, pero permanecía prohibido el tráfico por el carril porque se estaban llevando a cabo el secado del hormigón de las tres placas en las que ayer se realizaron las obras. El tráfico lento a primera hora volvía a provocar el enfado de muchos conductores que, en algunos casos, llegaron a estar prácticamente parados unos veinte minutos.

Esta vía, que comunica Gijón, Oviedo y Avilés es, a sus 40 años de existencia, la opción preferida de los conductores asturianos. A pesar de que existen otras infraestructuras como la AS-I Mieres-Gijón y la AS-II Oviedo-Gijón, esta autopista sigue siendo la más usada, incluso cuando se anuncia que su mantenimiento exige inhabilitar uno de sus carriles. Lo ocurrido ayer y hoy lo demuestra.

Dicho y hecho. Entre las 7.30 y las 8 horas, los vehículos que provenían de la capital, Lugones, y la autovía A-64 Oviedo-Villaviciosa se interrumpieron en un tapón que creció hasta los seis kilómetros, provocando más de una situación de riesgo. «No tuve un accidente de milagro», protestaba Iván Cornado, habitual de la ruta Oviedo-Lugones. Iba a 120 kilómetros por hora cuando sin advertencia previa encontró el colapso. «Los esquivé echándome a la izquierda, como los demás, y tuvimos que frenar todos de golpe poniendo los cuatro intermitentes», detallaba. Tardó quince minutos en superar la caravana y algo más en dejar atrás el susto: «Creo que la Policía y los carteles deberían advertir mucho antes de la situación de atasco; yo solo vi los letreros cuando ya estaba metido en él».

Reclaman más arreglos

El trabajador José Manuel González pertenece a los que se atascaron a sabiendas. «Leí en el periódico lo de las obras, y voy a Avilés, por lo que sí podía haber ido por la vieja, pero tampoco me parecía que fuera para tanto», consideraba. «Estas obras de conservación son necesarias, y nos hacen falta más tal y como están las carreteras, así que hay que ser comprensivo con sus inconvenientes», animó.

Desde el centro de control de la Dirección Provincial de Tráfico habían empezado a advertir el miércoles en los paneles informativos de la obra y de las rutas alternativas, con un éxito moderado. A media mañana un agente asumía que el atasco matutino amenazaba con «reproducirse en las horas en las que se dan relevos en los centros de trabajo, es decir, a las 13, a las 15 y a las 20 horas». Como un reloj, la presión se incrementó en las horas señaladas, si bien con caravanas de poco más de dos kilómetros. Los automovilistas habían tomado nota y estaban optando más por la AS-II y la AS-I, infraestructuras que ayer notaron un moderado repunte de clientela.

El porqué de la obra

La ocupación de un carril para reparar la 'Y' es una situación que Fomento planea repetir en varias ocasiones a lo largo del año. El ministerio está organizando un plan de choque para corregir las deficiencias que se han multiplicado en los últimos años sobre el firme de la infraestructura más utilizada en la región. Su intención es iniciar los trabajos antes del verano, y continuarlos hasta comienzos de 2016, incluyendo en las labores a la A-66 hasta Pola de Lena.

«Esta es la primera obra que se hace, para tres baches, y creo que se harán más», apuntó Oscar Fernández, de la Demarcación de Carreteras del Estado. La intervención se acordó justo después de que EL COMERCIO publicara una serie de reportajes retratando la situación de la 'Y'. En el primero de ellos, una auditoría de la infraestructura permitió localizar hasta 116 agujeros y 26 irregularidades del firme. El artículo incluía una fotografía de la grieta abierta en la intersección de entrada a la gasolinera de Robledo, una abertura que dejaba a la vista tres aceros de la armadura, que en condiciones normales debían estar cubiertos por ocho centímetros de hormigón. La visión de los hierros estaba provocando que los conductores realizaran bruscas maniobras para evitar que las ruedas entrasen en el agujero.

Pocos días después de publicar la imagen, el ministerio tapó el agujero con una capa irregular de aglomerado, solución que no duró ni una semana. El paso de los vehículos acabó levantando un material que aquí no se ensambla de forma consistente con el resto del firme, fabricado de hormigón armado. El lunes pasado este periódico publicó una instantánea mostrando la realidad de un arreglo inútil. Esa misma tarde Fomento comunicó que tomaría cartas en el asunto, ejecutando una obra en condiciones.

El trabajo comenzó en la noche del miércoles, destrozando las zonas deterioradas con un martillo hidráulico. Las secciones que fueron rotas tenían 14 metros de longitud (a la entrada de la gasolinera), 17 (cerca de la salida) y 10 (en la salida). Los operarios retiraron luego los escombros, dejando al aire unas porciones de entre 25 y 30 centímetros de profundidad. Eran las dos de la noche cuando una quincena de operarios comenzaba a reponer en los huecos la armadura de acero corrugado, uniendo las nuevas varillas a las antiguas utilizando alambre.

Por la mañana, con la estructura lista, llegó el turno de extender las capas de hormigón. Los operarios nivelaban su distribución y, una vez adquirida la superficie deseada, creaban las características estrías de la 'Y' utilizando para ello una suerte de rastrillo. «Lo hicimos replicando las hendiduras del firme viejo», comentaba un obrero. Las marcas, de 3,5 milímetros de profundidad, y que se suceden cada dos y cuatro centímetros, tienen la virtud de incrementar el agarre al precio de generar ruido.

Desde media mañana y hasta hoy a las 16 horas, los operarios supervisan que el hormigón cure. Es un periodo de tiempo prolongado. En los años de bonanza, el ministerio invertía en componentes que aceleran el fraguado, de forma que los cortes de tráfico rara vez se prolongaban más allá de las 12 horas.

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