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Vecinos de Arroes, bajo una de las fatídicas curvas de la N-632.

Los quince kilómetros más peligrosos de la región suman 72 accidentes en un lustro

Están en las curvas de Arroes, y los puertos de Pajares y del Pontón. Asturias es la segunda comunidad en la que más aumenta la siniestralidad

RAMÓN MUÑIZ

Domingo, 29 de enero 2017, 01:58

«Esta es la canción más cara del mundo porque si Lucía decide cambiarla no notará que pisa el acelerador, tendrá un accidente en la próxima curva, costará varias vidas y costará más de una explicación». Las últimas campañas de la Dirección General de Tráfico (DGT) recuerdan así la factura emocional de los siniestros, con dolorosas imágenes que apelan a la sensibilidad del espectador. En los últimos años, el organismo trabaja también en otra línea, fría y objetiva, que calcula los costes económicos de los accidentes. Lo hace a instancias de la Unión Europea (UE), que solicitó poner números contables a los muertos en carretera para comprender mejor la importancia del gasto en conservación.

  • Punto Accidentes Carretera kilométrico con víctimas

  • 1. N-625 131 1

  • 2. N-625 137 1

  • 3. N-625 140 3

  • 4. N-630 74 8

  • 5. N-630 79 7

  • 6. N-630 84 8

  • 7. N-630 86 8

  • 8. N-632 12 2

  • 9. N-632 36 4

  • 10. N-632 45 1

  • 11. N-632 52 1

  • 12. N-632 55 7

  • 13. N-632 57 15

  • 14. N-632 58 3

  • 15. N-632 60 4

  • 16. N-632 62 1

  • 17. N-632 142A 1

  • 18. N-634 336 15

  • 19. N-634 471 1

España incorporó este principio en un real decreto de 2011 que anunciaba la creación de un cuerpo de auditores para revisar el peligro de cada vía, y calcular el coste y beneficio de sus mejoras. Para facilitar esa política, la DGT hizo una investigación con las universidades de Murcia y Pablo de Olavide que cuantifica la factura de cada fallecido o herido en accidente. Los catedráticos sumaron horas de trabajo perdidas, costes hospitalarios y otra serie de parámetros para llegar a una conclusión: en España, cada muerto en carretera provoca un perjuicio social estimado en 1,4 millones. Aplicado el baremo oficial al Principado, resulta que desde 2007 la región ha hecho frente a un daño equivalente a 351 millones.

El dato incrementa aún más la preocupación del último balance de siniestralidad. Habla de 26 vidas perdidas el año pasado, un 36,8% más que en 2015; es la segunda peor evolución del país tras La Rioja (42,8%). Un matiz: la cifra es indicativa, aunque incompleta. La estadística se ciñe a los fallecidos en vías interurbanas en las 24 horas inmediatas al suceso. Los balances con los peatones y decesos en el hospital todavía tardarán en llegar.

¿Por qué repunta la siniestralidad como en pocas regiones? La fiscal delegada de Tráfico, Adoración Peñín, recuerda que aquí entran en juego los factores humano, económico y administrativo. El primero, por ejemplo, «falla en nuestra región sobre todo por distracciones de todo tipo, inexperiencia, conducción negligente, velocidad inadecuada, consumo previo de alcohol e incluso olvido o desconocimiento de la normativa», ilustra. Peñín destaca que «todavía sigue existiendo un alto número de conductores que conduce sin haber tenido nunca permiso de conducir o pese a que les ha sido retirado por agotar los puntos» y perseveran, conscientes de esa carencia.

Motoristas de cuidado

Entre las sorpresas del pasado año, están los nueve fallecidos que iban en moto. Este vehículo supone el 7,8% del parque móvil y sufre el 31% de los decesos. «Más allá de su propia responsabilidad o la de quien no respeta las normas, se ha de tener en cuenta su vulnerabilidad frente a los vehículos mayores y más potentes; y se debieran atender todas sus peticiones sobre medidas de seguridad a adoptar en las carreteras», insta Peñín. Hay margen. «Las vías se diseñan pensando en los coches; en las curvas, pintura, mantenimiento y protecciones para nada nos tienen en cuenta aunque cada vez seamos más», reivindica Judith Obaya, delegada en la región de la Unión Internacional de Defensa del Motociclista.

La edad también da sorpresas. El 38% de los fallecidos pasaban de los 65 años, pese a que este grupo supone el 21,8% de la población. «El envejecimiento lleva a esto, y no lo estamos abordando», considera Raimundo García, presidente de la Asociación de Accidentología Vial. El experto llama a controlar mejor el control de los psicotécnicos y «ofrecer entrenamiento para que el mayor pueda ir adaptando su conducción a sus nuevas condiciones físicas».

El repunte de la siniestralidad sugiere que el carnet por puntos está amortizado, impresión que matiza visitar las autoescuelas. «Encontramos cada vez más multirreincidentes, gente que es la tercera o cuarta vez que tiene que recuperar los puntos», informa Gemma Rodríguez, de la Fundación Avata para la ayuda a las víctimas. «Habría que plantearse retirar el carnet; y a los condenados a hacer trabajos para la comunidad, en vez de cuidar jardines, que vengan a ayudar a quien está en silla de ruedas por culpa de un siniestro», sugiere.

Con todo, García aprecia que «la DGT lleva años más preocupada de vender las estadísticas positivas que en captar la evolución real; la crisis quitó mucho conductor de la vía, lo que maquillaba los números». No es el único en decirlo. «Se abonaron a la propaganda y eso les impidió percibir que hace años que estábamos en un cambio de ciclo», afirma Mario Arnaldo, de la Automovilistas Europeos Asociados (AEA). «Ahora hablan de hacer una revolución, cambiar de nuevo el reglamento de circulación, pero multamos más que nunca y eso no funciona», valora.

Arnaldo recuerda que, con el Plan Estratégico de Seguridad Vial 2005-2008, «había una serie de objetivos marcados, medibles, y cada año se comprobaba la evolución, se corregía y se publicaban los resultados». En estos momentos, existe un plan 2011-2020, pero «no se comprueba nada, así que estamos a ciegas, no sabemos por dónde está fallando todo».

AEA intenta suplir esa laguna con su propio trabajo. El último suma los accidentes en cada kilómetro de vía estatal, y lo cruza con el tráfico de la zona, para identificar los tramos más peligrosos. Asturias concentra el 14% de los peores, principalmente por culpa de las curvas de Arroes (N-632), el puerto de Pajares (N-634) y el del Pontón (N-625 a Soto de Sajambre). En estas carreteras, AEA tiene localizados quince kilómetros que acumularon 72 accidentes con víctimas entre los años 2010 y 2014. Fueron 113 los heridos o fallecidos en esos firmes.

El ministerio estima en un 9,6 el índice de peligrosidad de toda su red, siendo este un cociente entre los accidentes y el tráfico de un tramo. En Arroes, el riesgo es el más elevado del país, con un 229% más de posibilidades de sufrir un percance. «Siempre lidera la clasificación, sin que hagan nada», lamenta Mario Arnaldo. No hay expectativas de que a medio plazo la situación cambie. Fomento ha seleccionado diez tramos de «alto potencial de mejora de la seguridad», esto es, lugares donde invertir tendría un resultado inmediato para atajar los accidentes.

La metodología empleada para la criba ha provocado que todos los elegidos estén en Madrid, Andalucía y el Mediterráneo, mientras que del Norte solo se contempla uno en Lugo. En los próximos meses los técnicos auditores revisarán las vías elegidas para diagnosticar la obra a ejecutar.

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