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CHELO TUYA
Miércoles, 5 de mayo 2021, 21:53
La primera rozadura en la renovada cabecera 29 la dejó marcada ya para la historia, el pasado 8 de abril, un Airbus de los que ... Iberia utiliza para cubrir el corredor asturmadrileño. Sin embargo, el honor de estrenar la nueva pista del aeropuerto de Asturias estaba reservado a otra aeronave, aunque del mismo modelo, perteneciente a la flota de Vueling. A las 8.30 horas de este jueves estaba previsto el aterrizaje del vuelo procedente de Barcelona.
Un aterrizaje con el que se pone fin a la fase más aguda de la mayor inversión realizada en el aeropuerto de Asturias. Con más de 12.5 millones, Aena ha reformado por completo la pista y toda la zona de aterrizaje de la terminal asturiana. Un complejo proyecto que ha obligado a hacer un encaje de bolillos entre aerolíneas, empresas adjudicatarias de los trabajos y las que tienen al aeropuerto asturiano como base de operaciones. Con ellas se negoció un año antes de la puesta en marcha del proyecto, en agosto pasado. Un encaje de bolillos que incluyó quince jornadas de cierre total del tráfico aéreo.
El último de estos periodos de parón total concluyó esta mañana. Las 48 horas anteriores se dedicaron a ultimar el asfaltado total de la pista, de 2.200 metros de largo y 45 de ancho. Porque, aunque el tráfico aéreo ya se cerró también en noviembre pasado, ha sido en las jornadas marcadas para 2021 (todos los martes y miércoles de abril y los días 4 y 5 de mayo) en las que se actuó, directamente, sobre la pista. Una franja con dos cabeceras, 29 (la que da a la vaguada) y 11 que fue levantada en su totalidad.
Según los datos que maneja Aena, «durante los cinco cierres operativos de abril y mayo se realizó el fresado de 159.580 metros cuadrados de pavimentos existente y se pusieron 52.000 toneladas de pavimento, que ha supuesto la total remodelación del pavimento de toda la pista de vuelo y varias calles de rodaje».
Además, «se han llevado a cabo 10.000 metros cuadrados de señalización horizontal» y «se niveló la franja de terreno adyacente a la pista en una superficie total de 180.000 metros cuadrados». En el informe figuran otros trabajos, como «28.000 metros de cableado primario, la instalación de 585 balizas empotradas en el pavimento y montar 227 balizas elevadas».
Un rosario de números que incluye, también, el empleo generado. Durante los momentos álgidos del proceso, levantar la pista y asfaltarla de nuevo, «hasta ochocientas personas en turnos de 120 estuvieron trabajando en la remodelación integral de la misma». En esos momentos, fueron necesarios 40 camiones, 45 unidades de maquinaria de construcción, otras 35 de auxiliar, dos plantas de aglomerado, una de hormigón y una grúa de gran tonelaje
Rompiendo la maldición que parece perseguir a las grandes obras, el proyecto de remodelación de la pista del aeropuerto de Asturias no trae consigo retrasos. Al contrario, ya en la primeras 48 horas de cierre de abril se llevó a cabo más trabajo del planificado. Además de la precisión en el diseño de las obras, también contribuyó que la meteorología acompañó a los trabajos y, obviamente, las restricciones de movilidad que ha traído consigo la pandemia de coronavirus.
Según Aena, aunque el plazo de ejecución concluye en octubre, los trabajos pendientes son remates. «Principalmente, la nivelación de terrenos cercanos a la pista; la sustitución o adecuación de arquetas y otros elementos próximos; la instalación de los sistemas visuales de pendiente de aproximación (PAPIs), y el desarrollo de los sistemas de control de las instalaciones de balizamiento (SMP) y de las instalaciones eléctricas (SCADA), entre otros».
Además de estrenar la pista, hoy el aeropuerto asturiano recupera 'los ojos' de la torre de control. El sistema de aterrizaje sin visibilidad, conocido como ILS, que quedó fuera de servicio durante el mes de abril, debido a las obras llevadas a cabo en la zona de aterrizaje, entrará de nuevo en servicio hoy.
El ILS asturiano es uno de los más sofisticados de la red Aena, debido a las particulares características de la pista regional, ubicada entre una vaguada, con profundidad de hasta 300 metros, en la cabecera 29, y una cortante sobre el mar Cantábrico, en la cabecera 11. Por ello, además del ILS en su máxima categoría, la III, también dispone de un radar de multilateración, un radiofaro (VOR) y radioayudas NDB. Un complejo sistema que permiten a la torre 'ver' todo lo que ocurre en las inmediaciones del aeropuerto, en tierra y en el aire, sin visibilidad.
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