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«Añorábamos a la Santina»
Una veintena de fieles asisten a la primera misa en Covadonga y visitan la Santa Cueva en medio de estrictas medidas de seguridad
L. RAMOS
Covadonga.
Martes, 12 de mayo 2020, 01:50
Tranquilidad y precaución en la reapertura del Santuario de Covadonga. Apenas una veintena de personas, la mitad de ellas monjas, se dieron cita ayer hasta el Real Sitio para participar en la primera misa abierta al público desde que la pandemia del nuevo coronavirus se desatase en España. En la Basílica todo estaba preparado para retomar el culto con seguridad, comenzando por la ausencia de agua bendita en la pila y siguiendo por un circuito de entrada y salida perfectamente establecido, así como espacios limitados y debidamente señalizados en los bancos. De hecho, durante estas semanas el aforo quedará reducido a 125 plazas frente a las 400 habituales y a las 650 personas que llega a acoger el templo en jornadas de gran afluencia.
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Durante la misa, más corta de lo habitual, también se introdujeron cambios, como la desinfección de manos del abad y los sacerdotes antes de repartir la comunión, acercándose ellos a los bancos para evitar aglomeraciones en los pasillos. Una vez concluido el oficio, que Adolfo Mariño inició con un recuerdo tanto a las víctimas del virus como a quienes fallecieron en las últimas semanas por otros motivos, la Basílica cerró sus puertas para ser sometida a una completa desinfección mediante un sistema de aspersores de agua y lejía.
«Me gustó mucho, pese a la poca gente que había, pues fue muy emotiva y añorábamos a la Santina después de tanto tiempo», apuntaba acerca de la misa María Pidal Vives, llegada desde Ribadesella. Y aseveró que «todo está muy bien organizado, por lo que da sensación de seguridad También desde Ribadesella llegaron Carmen Cañedo y Enrique Chapa, quienes decidieron subir al enterarse de la reapertura. «Nos aventuramos y lo cierto es que esperábamos más gente, fue muy bonito todo y ahora nos quedaremos a comer», indicaron.
Además de retomar los oficios -uno al día por el momento-, en el Real Sitio también reabrieron ayer la Santa Cueva, que desde las nueve y media de la mañana recibió un constante goteo de peregrinos, para alegría del abad. Entre ellos estuvo la canguesa Julita García, quien llegó caminando y, tras ascender por la conocida como 'escalera de las promesas', accedió de rodillas al hogar de la Santina. «Es para cumplir una promesa que hice básicamente para pedir por la salud de todos los españoles frente a la pandemia», explicó.
La Virgen de Covadonga, como madre de todos, «está esperando por todos los peregrinos hoy, mañana y siempre», animó Adolfo Mariño.
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