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Un operario de EdP intenta llegar a un poste caído durante la nevada de octubre. E. C.

El apagón que dejó sin luz a 15.000 asturianos en octubre se salda sin multas

El Principado concluye que la red eléctrica sufre menos cortes que el resto del país. En plena crisis los socialistas cargaron contra las empresas

RAMÓN MUÑIZ

GIJÓN.

Lunes, 10 de junio 2019, 02:38

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El de octubre de 2018 fue un temporal de nieve tan excepcional que rompió miles de árboles en la región, cortó 300 carreteras e incomunicó 17 pueblos. El puerto de Pajares tuvo que cerrar para los trenes pero lo más comentado fue la debilidad mostrada por la red eléctrica. La caída de postes dejó sin luz a 15.000 hogares en mitad de la tormenta y algunos tardaron días en recuperar el suministro. El Principado torció el gesto y los socialistas se mostraron especialmente críticos. En sus filas «no entienden por qué las empresas que suministran energía no tienen o ponen los recursos suficientes; no puede ser que en pleno siglo XXI tengamos a cientos de personas sin luz», manifestó el portavoz parlamentario, Marcelino Marcos Líndez.

El diputado llegó a reclamar a las sociedades que «no solo miren sus márgenes». El Principado aseguró, por boca de su portavoz Guillermo Martínez, que ejercerían «presión a las compañías para que reactiven el suministro y analicen todas las medias de prevención que están obligadas a tomar por el real decreto de distancias entre las líneas eléctricas y las masas arbóreas». Se prometió una investigación a fondo del asunto. ¿Cuál fue el resultado?

La vigilancia de la red corresponde a la Consejería de Empleo, Industria y Turismo donde ya tienen una conclusión al respecto. «Se ha comprobado que todas las líneas afectadas fueron autorizadas en su momento y disponen de las actas de verificación periódicas favorables que establece la legislación aplicable, lo que corrobora que se están tomando las medidas de prevención reglamentarias», exponen.

El reglamento al que aludía Guillermo Martínez establece la documentación a presentar antes de levantar un tendido y que la compañía «se deberá responsabilizar del mantenimiento y verificación periódica de las líneas de su titularidad», agregan.

Industria chequeó todo ello y las estadísticas de calidad del Ministro para la Transición Ecológica. Con la información de cada comunidad el departamento establece el Tiepi y el Niepi, índices que indican el tiempo de interrupción y el número de cortes que sufre la red de distribución eléctrica. «Se puede comprobar que en el 2017 (año anterior al temporal) esta comunidad autónoma tenía el mejor valor del Niepi y el segundo mejor valor del Tiepi a escala nacional, siendo ambos valores casi un 60% inferior a la media nacional», apuntan en la consejería.

A pesar de la orografía

Ese resultado «refleja, en líneas generales, el buen estado de las redes eléctricas que discurren por esta comunidad autónoma, todo ello a pesar de tener una orografía complicada y sufrir condiciones meteorológicas más adversas que otras regiones», explican desde Industria.

La consejería reitera que «continuará» supervisando a las empresas eléctricas «con la finalidad de que se identifiquen las zonas más sensibles y que las empresas distribuidoras acometan las inversiones necesarias».

En pleno temporal las críticas lanzadas desde las filas socialistas causaron estupor en EdP y Viesgo, las empresas responsables de las redes que perdieron suministro. Los portavoces de las compañías eludieron replicar argumentando que la prioridad era recuperar el suministro y que en ello centraban sus esfuerzos.

Las críticas se lanzaron en un momento de tensión con los afectados. «Hemos regresado al siglo XIX», lamentaban los vecinos de Aller. «Mucha de la comida almacenada en cámaras ha quedado inservible», comentaban los hosteleros. Se vivía «una emergencia total», denunció el alcalde de Somiedo, Belarmino Fernández, recogiendo las críticas de los 38 pueblos de su concejo sin luz.

Los problemas irritaron a los ciudadanos respecto a las eléctricas, pero también sobre la situación de las carreteras autonómicas, cuyo estado es competencia del Principado. Al respecto la administración regional negó que todo fuera fruto de la imprevisión. Los cortes obedecieron a «una situación desconocida, la caída espectacular de miles de árboles, una situación que no se esperaba», apuntó Martínez. El desplome obedeció a que las copas seguían con abundancia de hojas «y aunque la nieve caída no es tanta como en febrero, se cayeron». El resultado es que miles de árboles terminaron desplomándose, los troncos y ramas en las riberas, y los alcaldes advirtiendo que de no retirarse con las lluvias habría inundaciones. El pronóstico se cumplió, en febrero.

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