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El arzobispo urge a reaccionar contra la 'ley Celaá', que ve «abusiva y totalitaria»

El arzobispo urge a reaccionar contra la 'ley Celaá', que ve «abusiva y totalitaria»

«Las familias han sido despreciadas», dice Sanz Montes. Considera que la norma busca «una nueva generación domesticada para sus fines»

CHELO TUYA

GIJÓN.

Domingo, 15 de noviembre 2020, 01:07

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«Una ley de muy mala educación». El titular de la carta semanal del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ya deja claro que el contenido de la misiva no es favorable al proyecto de Ley Orgánica de Modificación de la LOE. Más conocida como la 'ley Celaá', el viernes pasó el trámite de la Comisión de Educación del Congreso con el apoyo de ERC, PNV, EH Bildu, JxCat y Más País. La nueva norma elimina la condición de lengua vehicular del castellano, permite pasar de curso con suspensos y, entre otras novedades, elimina la 'demanda social' con la que la LOMCE, la ley a la que derogará, permite aumentar plazas y centros a petición de los padres, la base de la educación concertada.

Es este último aspecto el que más critica el arzobispo. «Si en España hay 19.184 centros escolares de la red estatal, 9.632 pertenecen a los centros concertados y privados. Hablamos de 4.400.000 alumnos en los primeros y de 2.140.000 en los segundos». En su opinión, «son demasiadas familias burladas, despreciadas, en nombre de una ideología que pretende labrar un futuro controlando la nueva generación domesticada para sus fines». Unos fines que para él no son otros que «reescribir el pasado y pervertir el presente».

Está convencido Sanz Montes de que «vivimos en un momento en el que hay quienes se afanan en un poder que se quiere perpetuar desde las alianzas con quienes deshacen la historia de un pueblo para falsearla».

Por ese motivo, escribe que «debemos saber reaccionar contra el cerrojo legislativo en tiempos de pandemia que se nos quiere imponer con una ley de educación abusiva y totalitariamente impuesta, sin escuchar a nadie de los interesados, docentes, familias, asociaciones, sindicatos, alumnos...» Para él, detrás está «la inconfesable pretensión de imponernos sus postulados, aunque sea censurando nuestros derechos más elementales».

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