Enfermera del HUCA asesinada en Santander
La hija de Adela Corral: «La Policía pudo haber salvado a mi madre»María Güemes, hija de la enfermera del HUCA asesinada en Santander por Guillermo Bruces, reprocha a los agentes que no tiraran la puerta abajo después de que su progenitora alertara al 091 de que su inquilino la quería matar
Abel Verano
Santander
Viernes, 10 de noviembre 2023, 09:28
Desde el pasado lunes, cuando se encontró cara a cara con el asesino de su madre, María Güemes Corral ha seguido muy de cerca el ... devenir de un juicio que este jueves llegó a su fin con el veredicto de culpabilidad sobre Guillermo Bruces, que ató de pies y manos y amordazó a Adela Corral, enfermera del HUCA de 69 años, antes de asfixiarla en la misma vivienda donde ella le había alquilado una habitación.
Por eso, cuando ayer conoció ese veredicto respiró aliviada, aunque se quedó con una sensación un tanto agridulce. Por un lado, se muestra «satisfecha» porque para el jurado queda demostrado que el acusado es autor de un asesinato y no de un homicidio como pretendía su defensa. Y por otro, traslada su malestar por la actuación de los policías nacionales que acudieron a la llamada de alarma de su progenitora el día en el que fue asesinada. «La Policía pudo haber salvado a mi madre», afirma rotunda en una entrevista concedida a El Diario Montañés.
«Ha quedado demostrado que el acusado tenía intención de matar a mi madre, tal y como ella alertó en su llamada. Además, el jurado, por unanimidad, ha estimado que estamos ante un asesinato y él que no tiene ningún atenuante por drogadicción. Estaba en plenas facultades», apunta más tranquila, puesto que no las tenía todas consigo.
«Tenía dudas sobre la decisión final del jurado por el alegato que realizó la defensa al decir que el acusado solo tenía intención de taparle la boca porque estaba la Policía fuera, y porque un agente reconoció que si después de un tiempo llamando nadie responde, y no oyen nada, se suelen ir. Pero ya mi madre advirtió en la llamada telefónica de que la querían matar, con lo que la intención estaba clara», afirma. Por eso sigue sin entender el modo de proceder de los agentes de la Policía Nacional que acudieron al aviso de su progenitora. «Antes del juicio no sabía exactamente si la Policía podía haber salvado o no a mi madre, pero con todas las pruebas en la mano, la autopsia y las horas de las llamadas, se ha demostrado que falleció cuando estaba la Policía fuera (en la puerta del domicilio)».
Teniendo en cuenta esta circunstancia, a la hija de Adela le da «pena» pensar que «no tenemos seguridad» y no entiende que un agente de policía califique de «rara» la llamada de una persona que consiguió pedir auxilio en esa situación, advirtiendo de que la había atado y amordazado, y «que pedía que por favor acudiesen rápido a su casa porque la querían matar».
«Estuvieron veinte o treinta minutos, no sabemos exactamente, para acceder al domicilio y asegurarse de lo que estaba pasando dentro, y no tiraron la puerta abajo. Y eso que ellos llegaron pronto, a los cinco minutos, según dijeron. Pero estuvieron esperando todo ese tiempo porque les parecía rara la llamada. Y encima han declarado que escucharon un sollozo y pisadas...». María solo espera que «esto sirva para algo, que la Policía revise su actuación, y que algo así no se vuelva a repetir. No hay derecho a que una persona en esa situación tenga que pasar esa agonía, estando la Policía allí».
Ahora, la hija de Adela espera que la condena que la magistrada Paz Aldecoa imponga a Guillermo Bruces sea la mayor posible (25 años) «porque no es la primera vez que esta persona comete un delito». «Le han suspendido hasta en dos ocasiones sendas condenas y la sociedad le ha dado bastantes oportunidades. Ha seguido cometiendo delitos, hasta once: cinco por violencia de género, tres por violencia doméstica... En resumidas cuentas, delitos contra la mujer; con lo cual no puede decir que es una enajenación transitoria de un día. Esta persona donde mejor está es en la cárcel», reflexiona.
Antes del juicio, la hija de Adela solicitaba la prisión permanente revisable para el acusado porque su madre tenía una minusvalía, pero en la penúltima sesión rebajaron su petición a los 25 años «porque parece ser que esa pena está más orientada a gente totalmente indefensa como niños o ancianos. Aunque por ganas hubiésemos pedido la permanente, ya que es reincidente y ha salido hace poco de la cárcel. Si mañana estuviera en la calle, probablemente haría algo parecido».
Precisamente por eso, María no se cree el perdón que pidió Guillermo hasta en dos ocasiones durante el juicio: «Me parece fuera de lugar que pida perdón; sobre todo teniendo en cuenta la actitud que ha tenido durante todo el juicio. Porque desde el primer momento ha llegado desafiante, con miradas...».
Es más, si le tuviera delante dice que le diría que es «una escoria de persona» y «por mucho que pida perdón, jamás le vamos a perdonar. Porque no es una cosa que se le haya ido de las manos. Tú has cortado una sabana y has atado a mi madre. No es cuestión de un minuto en el que se te va la mano. A una persona mayor la has golpeado, la has amordazado y la has matado».
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