La Asociación contra el Acoso Escolar contabiliza 800 casos en Asturias

Se celebraba ayer el Día Internacional contra el Acoso Escolar, pero la jornada pasó inadvertida en Asturias, al menos en cuanto a actos institucionales. «El Día de la Paz (30 de enero) se hace más por la buena convivencia», apuntó David Álvarez, profesor titular del departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo, mientras que la presidenta de la Asociación contra el Acoso Escolar (Acae), Encarna García, decía: «No sé ni cómo se estableció este día, pero debería ser el 21 de septiembre cuando 'suicidaron' a Jokin», el adolescente de 14 años que se quitó la vida al arrojarse desde una muralla en Hondarribia (Guipúzcoa) en 2004.

Según Acae -constituida precisamente tras la muerte de Jokin-, el número de casos aumenta en Asturias. Si en 2018, por estas mismas fechas había 500, ahora asciende a 800. La cifra contrasta con la que ofreció esta misma semana el Ministerio de Educación tras hacer desglose de las llamadas recibidas en el Teléfono contra el Acoso Escolar (900 018018). En él se denunciaron 51 casos procedentes del Principado y a la Consejería de Educación le fueron notificadas 129 el curso pasado, de las que desestimó el 95% tras activarse el protocolo en los centros. «Las cifras del teléfono dan risa. De hecho, muchas nos las derivan a nosotros. Y luego están las que recibe la Policía, la Guardia Civil, asociaciones de otras autonomías... En Asturias, los casos aumentan porque hay un auténtico caos con el acoso escolar. Están ocultando cifras con un cinismo que raya lo delictivo».

El departamento de Genaro Alonso actualizó en 2018 el protocolo contra el acoso estableciendo un plazo de quince días para hablar con todas partes y de veintidós para tener listo el informe. Pero, para Acae, «no funciona porque no se aborda con discreción y el niño todavía se asusta más». Tampoco comparte el Programa Tutoría entre Iguales, porque «los profesores descargan el problema en los compañeros de cursos superiores. Se lavan las manos. En general, entre el 70% y el 75% lo hace».

Informes como el de la Fundación Anar y Mutua Madrileña revelan que las víctimas del hostigamiento tradicional tienen cada vez menos edad (10 años); el ciberbullying estalla a partir de los 12. A tenor de los datos que maneja Acae, este último es el acoso que más aumenta en la región. Por eso, pide «prohibir los móviles en todos los centros educativos» y «mucha atención, especialmente por parte de los padres ante cualquier cambio que vean en su hijo. Detrás de un dolor de cabeza, de tripa, vómitos..., puede haber acoso».

El profesor David Álvarez afirma que «no hay una única solución». «El acoso hay que abordarlo de manera integral. El papel de los compañeros de clase es fundamental; que dejen de ser testigos para ser valientes y dar un paso adelante, pero también la sensibilización de profesores y familiares para abordar los problemas en cuanto ocurren». Coincide con García en el «fuerte impacto» que causa en las víctimas el ciberacoso, con la transmisión inmediata de imágenes. «El daño es mucho mayor. No hay duda de que el uso de las redes en edades cada vez más tempranas agrava el problema», por lo que abogó por un mayor control parental.