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RAMÓN MUÑIZ
GIJÓN.
Martes, 11 de junio 2019, 02:55
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La obra de la que más asturianos hablarán en los próximos años es la ampliación de la 'Y' con un tercer carril de Oviedo al enlace de Lugones. El Ministerio de Fomento la ha sacado a concurso para que los trabajos avancen entre 2020 y 2023. Este tramo de 4,39 kilómetros registra cada día el paso de 56.862 vehículos. Durante cuatro años los usuarios no podrán circulan a más de 60 kilómetros por hora para minimizar el riesgo al que se expondrán los obreros.
El inconveniente es temporal, pero el proyecto asegura otro más duradero. Una vez terminados los trabajos la velocidad quedará limitada a 100 kilómetros por hora por cuestiones de seguridad. La nueva mediana, más estrecha y consistente en una barrera de hormigón, reduce la visibilidad e impone este sacrificio que la anchura ganada por la calzada no evita.
Otro de los efectos más notables es que sobre el actual firme de hormigón armado se aplicará una capa de asfalto contra el ruido. El bullicio que genera ahora la 'Y' incumple los límites marcados por la legislación y merma la calidad de vida de quienes viven más cerca, aspectos que han resultado determinantes para que Fomento modifique la infraestructura.
Es una decisión no exenta de debate. En 2016 el Instituto Español del Cemento y sus Aplicaciones (Ieca) organizó unas jornadas técnicas en Asturias sobre los 40 años que acababa de cumplir la 'Y'. En aquellas conferencias los técnicos del ministerio encargados de la conservación en Asturias indicaron que en el tramo Oviedo-Serín en el que se desarrollarán las obras el Índice de Peligrosidad es de 5,69 puntos. Este cociente identifica las posibilidades de sufrir un accidente y su resultado era un 42% inferior al del resto de autovías estatales. La proporción de accidentes que ocurren los días de lluvia resultaba además inferior a la que presenta la A-66 entre Oviedo y Campomanes, algo que este especialista atribuía a «la buena adherencia de la 'Y'».
«Pasar del hormigón al asfalto es una obra más barata a corto plazo, pero que disminuye el agarre de los neumáticos. Esperemos que pese a ello la siniestralidad se siga manteniendo baja», explica Jesús Díaz, director del Ieca. Este especialista entiende que si Fomento se ha decantado por cubrir de asfalto el firme de hormigón es «para atajar el ruido, pero eso obligará a reponer la mezcla bituminosa en un plazo de siete a diez años dado el mayor desgaste que sufre este material».
En esta asociación, que financian las empresas del sector, aseguran que el resto de Europa sigue apostando por el hormigón y que existen mezclas que incluyen glucosas para minimizar el ruido.
Fuentes próximas al equipo que ha redactado el proyecto reconocen que reducir el ruido ha sido una prioridad «porque lo pide la ley» y confían en mantener la siniestralidad baja.
«La 'Y' se beneficia de tener unos carriles y un arcén más ancho que el resto de autovías. Para el agarre es cuestión de mantener un mantenimiento adecuado», apuntan.
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