¡Cuidado dónde pisas!

Temperaturas más altas, días largos, escapadas a la playa o a la montaña...El verano se impone a los calendarios acompañado de un elenco infinito de posibilidades. No obstante, durante la época estival son más comunes también ciertos problemas asociados con los hábitats naturales.

Cerca de las zonas boscosas donde el silencio solo es interrumpido por el canto de los pájaros, si uno presta la suficiente atención podrá percibir también el inconfundible zumbido de las especies polinizadoras. Entre ellas, la temida avispa asiática que campa a sus anchas en el Principado desde 2014. La picadura de este insecto es un motivo bastante frecuente de asistencia médica y por eso los expertos aconsejan tener cuidado con los nidos de estos insectos. «Cuando se sienten atacadas es cuando pican», precisa Pepa Cucarela, médico del helicóptero del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias.

Otro de los avisos que suele atender Pepa durante los meses de calor son las mordeduras de víboras. «Lo recomendable sería acudir a un centro médico u hospital para el seguimiento de la sintomatología. Bajo ningún concepto habría que chupar la herida para tratar de sacar el veneno», advierte esta profesional.

Y qué decir de las garrapatas que pueblan las zonas con ganado y son un peligro habitual para senderistas y montañeros. La solución en estos casos consistiría en extraerla con unas pinzas. Convendría además guardar el ejemplar para que, en caso de que la sintomatología continúe en el tiempo, se pueda identificar.

No todos los peligros se producen en tierra firme, también a orillas del mar existen riesgos considerables. Uno de los más recurrentes, explica Pablo Cuervo, socorrista desde hace más de 15 años en las playas de Castrillón, es la picadura del pez escorpión. «Cada año los equipos de salvamento atendemos a cientos de bañistas afectados», comenta Cuervo, aunque, señala, salvo la peligrosidad por lo general es mínima. Este diminuto pez vive semienterrado en el fondo arenoso y su picadura inocula un veneno que adormece la zona. «Lo que habría que hacer es poner el pie en agua caliente hasta que la sensación de hormigueo remita», ratifica Cuervo.

Procedimiento contrario al que habría que seguir en caso de que la picadura fuera provocada por una medusa. «En vez de calor habría que aplicar frío para evitar que el veneno pase al torrente sanguíneo», sostiene este socorrista. También convendría, añade el profesional, aplicar alcohol yodado y retirar con cuidado los tentáculos que pudieran permanecer adheridos a la piel.

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