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En la memoria nadie muere, al menos, mientras se siga recordando. En el recuerdo colectivo del concejo de Soto del Barco el latido de las niñas Amets y Sara, de nueve y siete, asesinadas por su padre en San Juan de La Arena en 2014, estuvo ayer más presente que nunca en el décimo aniversario de aquel fatídico día cuya herida aún supura.
El parque en el que solían jugar las pequeñas, junto a la plaza Herminio de la Noval, volvió a convertirse en un santuario sobre el que las mariposas rojas y rosas, tejidas por las mujeres del Bajo Nalón, y el monolito en honor a las niñas guardaron su memoria, algo que las decenas de mariposas colocadas en la zona hacen durante todo el año.
En torno al monumento, familiares y vecinos volvieron a aquel 27 de noviembre y a aquel piso de la avenida de Los Quebrantos para condenar, un año más, la violencia machista y su lado más doloroso y arropar a una madre cuyo dolor sigue latiendo a diario. A ese latido le puso texto Luisa Lestón Celorio, amiga de la madre de las pequeñas, y voz, Rosa Méndez, concejala de Igualdad de Soto del Barco. Méndez se encargó de leer la sentida carta en la que se puso de manifiesto la necesidad de seguir recordando a unas niñas que, lejos de reencarnarse en ángeles, lo han hecho en «delicadas maripositas», que no solo alzan el vuelo durante el invierno y el verano, sino que «han logrado vencer el otoño e invierno cantando junto a las hojas que lentamente se desvanecen de la cima de los robustos árboles para, con delicadeza, alfombrar el sendero por donde transitar».
Sus palabras no pudieron evitar que las lágrimas invadieran a la mayoría de los asistentes, que no se olvidan de aquel día en el que el concejo perdió el color. «Sus ausencias físicas están cada día más cerca de nuestro espíritu. Unas se visten de maripositas. Otras, de ángeles celestiales. Otras, de madres celestiales y otras, de rosas sin espinas. Se convierten en aquello que nuestras almas precisan, que nuestro ser implora», leyó Méndez.
Un aplauso y la apertura de paraguas blancos con las mariposas dibujadas, cedidos por el Ayuntamiento, rompieron el minuto de silencio y dieron fin al acto. «El recuerdo de las nenas siempre va a estar en nuestro corazón y nuestro pensamiento. No vamos a olvidarlas, ni soto del Barco ni Asturias», señaló la concejala.
«Como sociedad tenemos que comprometernos para que no vuelva a ocurrir nada así», señaló. Es por ello que este año los colegios Jimi Pérez Lorente y Ventura de la Paz han sido partícipes del homenaje y del 25N dibujando en bolsas de tela mariposas y mensajes contra el maltrato con el fin de «que se visibilice que hay unos hilos invisibles que nos unen».
Esos hilos conectaron ayer al concejo nuevamente con Amets y Sara y con su madre para demostrar que a pesar del fatídico suceso, «el mal no ha vencido».
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