A la cabeza en el censo vital, a la cola en el ascenso profesional
Radiografía. Las asturianas son más en el padrón, en la universidad y en esperanza de vida, pero menos en salud, empleo y tiempo libre
CHELO TUYA
Jueves, 1 de diciembre 2022, 01:39
Entre 2010 y 2020, en Asturias 19.500 personas abandonaron su trabajo remunerado para dedicarse al cuidado de hijos y mayores. A un ritmo de 1.950 bajas anuales. No hace falta ampliar la imagen sobre cada una de esas renuncias para descubrir que todas ellas tienen una firma de mujer. Porque en una región en la que ellas son más (el 52,3% de la población), en la que ellas lideran en la Universidad de Oviedo (el 54,4% de las matrículas) y en la que ellas viven más (84,9 años frente a los 79,9 de ellos), las mujeres tienen peor empleo (solo el 30,7% tienen contrato a jornada completa frente al 46,2% de los asturianos), peor salud (la expectativa de mala salud es el 24,93% para ellas frente al 17,45% de ellos) y apenas tiempo propio: el 75% de las asturianas no tienen ni una hora libre al día.
Sin olvidar que las asturianas siguen a la cola del país en equiparación salarial (cobran de media 21.298 euros al año frente a 27.010). La brecha asturiana es la más alta de España.
Así lo revela el estudio 'Asturianas en cifras' realizado por María José Martín, del Observatorio de Igualdad entre Mujeres y Hombres, y financiado y promovido por la Dirección General de Igualdad.
El estudio, que se actualiza cada año y, de forma automática cada vez que hay algún nuevo dato, refleja la lentitud en los cambios iniciados para lograr la igualdad real entre mujeres y hombres, empezando por la corresponsabilidad en los trabajos de cuidados. Unas tareas, la de dar atención a los menores, a los mayores o a ambos que conviven en el domicilio con una pareja adulta, que siguen recayendo en la mujer.
«El 100% de las personas que dejan un empleo por tener que afrontar alguna responsabilidad familiar de cuidados o de otro tipo, son mujeres. De las personas que (hayan tenido o no algún empleo previo) se encuentran actualmente fuera del mercado de trabajo por dedicarse a los trabajos propios del hogar, el 91,4% son mujeres», asegura el estudio del Principado.
El llamado 'suelo pegajoso' sigue atrapando a las asturianas, ya que mientras que por cada 100 hombres en Asturias hay 109,6 mujeres, lo que se llama un índice de feminidad del 109,6%, y mientras ellas tienen más títulos universitarios (43% frente al 40% de ellos), lo cierto es que solo 3 de cada 10 asturianas tienen un trabajo a tiempo completo, frente al 46,2% de los asturianos. Y mientras ellos ganan casi 17 euros a la hora, ellas no llegan a 15.
Y eso que, otro año más, dice el informe «el porcentaje de asturianas adultas con estudios superiores aumentó, pasando del 44,9% en 2019 al 46,7% en 2020; en el caso de los varones, no hubo prácticamente variación en este porcentaje, manteniéndose por debajo del 42%». Y no solo se matriculan, sino que concluyen sus estudios: «En 2019 las tesis aprobadas en Asturias fueron 198, el 53,5% de mujeres».
Techo de cristal
Un liderazgo en formación que va más allá de la educación universitaria. Según el documento regional, «las asturianas cumplen ya el objetivo fijado en la Estrategia Europa 2020 e incluso el nuevo objetivo europeo para 2030, con una tasa de abandono temprano de la educación del 6,8%». Sin embargo, los asturianos no llevan el mismo rumbo: «Tienen una tasa 4,2 puntos porcentuales mayor: 11%».
Pese a ello, el citado 'suelo pegajoso' sigue lastrando a las asturianas, que apenas si rompen el 'techo de cristal'. Frente a un 7,3% de asturianos que ocupan cargos de dirección en las empresas, ellas solo son el 6%.
En ese aspecto, el informe hace saltar las alarmas: «especial mención merecen las directivas y gerentes, unas 6.000 en nuestra región, 1.000 menos en un año».
Si están más formadas, qué ocurre para que su participación en el mercado laboral y su reconocimiento en nómina sea menor. El informe vuelve a poner el acento en la mayor carga que para las mujeres supone el cuidado de la familia. Pese a los intentos de implantar la corresponsabilidad entre hombres y mujeres en las tareas de cuidados del hogar y la familia: «El 58% de las mujeres se encargan en solitario de las tareas del hogar, mientras que en el caso de los varones esta opción baja al 26%».
Eso se traduce en que «según la estimación de la Encuesta de Población Activa de 2021, en la población en edad laboral en Asturias había 46.000 mujeres más que hombres, aunque entre la población activa había 15.800 mujeres menos». De ahí una tasa de actividad del 48,2% para ellas y del 51,8% para ellos.
Apunta, además, la desigual presencia de hombres y mujeres en las carreras universitarias. «Las Ciencias de la Salud están feminizadas, con 3 alumnas de cada 4 personas del alumnado: 74,4% mujeres; 25,6% hombres». Sin embargo, al mirar a ingeniería y arquitectura «la proporción es la inversa: de cada 4 personas del alumnado hay 3 hombres y una mujer: 74,5 hombres; 25,5% mujeres».
Las profesiones feminizadas llevan acarreados unos salarios inferiores solo por el hecho, precisamente, de tratarse de profesiones con mayor volumen de empleadas. Pero incluso en esos sectores, hay problemas.
Advierte el informe que «aunque uno de los motivos de los altos salarios de los hombres en Asturias es la masculinización del sector industrial, el sector servicios, en el que trabaja la mayor parte de las mujeres en Asturias, también genera brecha. Además, este sector contribuyó de forma clara al aumento de la brecha en la región entre 2014 y 2017. En 2019 las asturianas empleadas en el sector servicios ganaban en promedio 2,56 euros por hora menos que sus compañeros de sector, lo que se traduce en una brecha salarial de género en ganancia por hora de 14,9%».
Y, a peores salarios, peores pensiones. En cuanto a las contributivas, «en 2020, en Asturias 157.077 mujeres y 146.270 hombres recibían una pensión, pero ellas ganaron el 62,9% de lo que ganaron ellos». De hecho, ellas copan las pensiones no contributivas, de menor cuantía: el 64,4% son para mujeres.
Un rosario de cuentas que lleva a una peor calidad de vida. «Las asturianas tienen mayor esperanza de vida (85 años frente 79,1), pero menos con buena salud. Ellas vivirán 5,9 años más que ellos, pero con una expectativa de 7,5 años más de vida con limitaciones o discapacidad», asevera el informe. Igual porque el 75% no tiene una hora libre al día.